Desiertos habitados
Éramos tan soledad
Ella y yo
Caminábamos por las plazas
Llenas de gente sin tropezar con nadie
Los bancos atestados de filas y nosotros sin enterarnos
Los conciertos multitudinarios
Las aulas sin más espacios
La noche repleta de estrellas
Éramos tan soledad
Ella y yo
Conversábamos en los supermercados por horas
Y salíamos sin haber comprado nada
En los colectivos perdíamos las paradas
En los cines nos expulsaban a empujones
Las marchas sociales sin banderas
Cumpleaños…
Éramos tan soledad
Ella y yo
que podríamos haber elegido acompañarnos.
Daniel Conn Calderon
de El Manifiesto del Zapatero, Córdoba, Argentina (2012)