Cuerpo de arena
La tomo de las manos y no queda nada.
Ni un detalle de ella permanece.
La abraso y se diluye en un universo homogéneo y etéreo.
La acaricio hasta modelar una figura de otro tiempo
y se desmorona como las migas del pan añejo.
La contengo en un castillo de paredes altas, de techos
largos
y huye con el viento que se pierde por debajo de la
puerta
La empapo de mi sudor y por un segundo deja de ser un
puzzle inescrutable.
Se queda ahí, quieta, eterna, casi celestial.
La contemplo grano a grano, parte por parte,
la recorro con mis ojos, la intento tocar pero desaparece
como la muerte.
Nuevamente todo se ha secado
Y mis manos no pueden más que extrañarla.
Daniel Conn Calderon
de El Manifiesto del Zapatero, Córdoba, Argentina (2012)
dR.o. Poeta Lacustre
Villarrica, Chile