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14 de julio de 2016

La guitarra descansa,,, Rafael Horacio López

La guitarra descansa
sin almohada -en un piano
esperando la peste de los vinos baratos
en la mano de un ciego con sabor a todo.

Como la guitarra siento cosquillas en el viento
dolor en la mirada
paz en el silencio que cuido.

                                Sólo me falta alcanzar:
                     los colores de una nueva canción
                     y la fe de ese madero

que marcó el comienzo de los días.

Rafael Horacio López

13 de julio de 2016

Tiempo sin poemas, Rafael Horacio López

TIEMPO SIN POEMAS

Estoy otra vez entre mis papeles
que siempre adornan la revuelta mesa,
y me siento a escribir con la certeza
de que tarde en mi asombro fueron fieles.
Ellos son mis amigos. Los presiento
como un algo total, definitivo,
que me saben ajeno, sensitivo,
y me esperan sin más. A veces siento
que hubo en mi vida un tiempo sin poemas,
un espacio sin luz, de sombras vagas,
que acuciaron la noche más aciaga
de aquel tiempo sin ley y sin poemas.
Pero hoy estoy aquí. La luz incierta
es un raro reloj que me despierta.


Rafael Horacio López

De Tiempo sin poemas, Ediciones Tierraadentro, Villa Dolores, Traslasierra, córdoba, Argentina (1972)

12 de julio de 2016

Charla sobre poesía, docencia y creación literaria, Rafael Horacio López y Jose Luis Colombini



Video de la Charla sobre poesía, docencia y creación literaria a cargo de Rafael Horacio López y Jose Luis Colombini con alumnos de 4° año del profesorado de Historia del Instituto Superior, Dr Carlos María Carena de Mina Clavero, Traslasierra Córdoba. Docente del seminario El arte y su contexto LIc Ricardo Di Mario.
Lunes 2 de Mayo de 2016
Presentación a cargo Ricardo Di Mario
Jose Luis Colombini lee EL desierto de Jorge Luis Borges, La Bella del Libano de Gianni Siccardi.
Rafael Horacio López habla sobre la poesía.
Jose Luis Colombini lee sus poemas Dora y Susurrando silencios
Alumnos leen sus creaciones

Ricardo Di Mario lee su poema Fantasmas

11 de julio de 2016

Muchacha Florentina, Enrique Lihn

MUCHACHA FLORENTINA

El extranjero trae a las ciudades
el cansado recuerdo de sus libros de estampas,
ese mundo inconcluso que veía girar,
mitad en sueños, por el ojo mismo
de la prohibición—y en la pieza vacía
parpadeaba el recuerdo de otra infancia
trágicamente desaparecida—.
Y es como si esta muchacha florentina
siempre hubiera preferido ignorarlo
abstraída en su belleza Alto Renacimiento,
camino de Sandro Boticelli,
las alas en el bolso para la Anunciación, y un gesto
de sembrar luces equidistantes
en las colinas de la alegoría
inabordables.

Enrique Lihn


10 de julio de 2016

La desaparición de este lucero... Enrique Lihn

La desaparición de este lucero
lo puso ferozmente en evidencia
no era Venus, la estrella vespertina
no era Venus, la estrella matutina
Era una lucecilla intermitente
no nacida del cielo ni del mar
y yo era sólo un náufrago en la tierra

No era siquiera una mujer fatal
bella, si, pero espuma del oleaje
un simulacro de la Diosa ausente

Ni de pie sobre el mar: en la bañera
ni espuma: algo de carne, algo de hueso
un pajarillo, y eso, de mujer
dócil al aire pero desalado
y desolado, pues volar podía
tan sólo cuando el viento lo soplaba
ni tuvo el mar por mítico escenario
En la ciudad más fea de la tierra
se hizo humo a la hora de los quiubos
Era fulana, y eso, simplemente
y yo, el imbécil que escribió este libro.

Enrique Lihn

De Al bello aparecer de este lucero (1983)

9 de julio de 2016

Cámara de tortura, Enrique Lihn

 CÁMARA DE TORTURA

Su ayuda es mi sueldo
Su sueldo es la cuadratura de mí círculo,
que saco con los dedos para mantener su agilidad
Su calculadora es mi mano a la que le falta un dedo con el que me prevengo de los errores de cálculo
Su limosna es el capital con que me pongo cuando se la pido

Su aparición en el Paseo Ahumada es mi estreno en sociedad
Su sociedad es secreta en lo que toca a mi tribu
Su seguridad personal es mi falta de decisión
Su pañuelo en el bolsillo es mi bandera blanca
Su corbata es mi nudo gordiano
Su terno de Falabella es mi telón de fondo
Su zapato derecho es mi zapato izquierdo doce años después
La línea de su pantalón es el límite que yo no podría franquear aunque me disfrazara de usted después de empelotarlo a la fuerza
Su ascensión por la escalinata del Banco de Chile es mi sueño de Jacob por el que baja un án gel rubio y de alas pintadas a pagar, cuerpo a cuerpo, todas mis deudas
Su chequera es mi saco de papeles cuando me pego una volada
Su firma es mi entretención de analfabeto
Su dos más dos son cuatro es mi dos menos dos
Su ir y venir es mi laberinto en que yo rumiante me pierdo perseguido por una mosca
Su oficina es el entretelón en que se puede condenar a muerte mi nombre y su traspaso a otro cadáver que lo lleve en un país amigo
Su consultorio es mi cámara de tortura
Su cámara de tortura es el único hotel en que puedo ser recibido a cualquier hora sin previo aviso de su parte
Su orden es mi canto
Su lapicera eléctrica es lo que hace de mí un autor copioso un maldito iluminado o el cojonudo que muere pollo, según quien sea yo en ese momento
Su mala leche es mi sangre
Su patada en el culo es mi ascensión a los cielos que son lo que son y no lo que Dios quiere
Su tranquilidad es mi muerte por la espalda
Su libertad es mi perpétua
Su paz es la mía siempre y cuando yo goce de ella eternamente y usted de por vida
Su vida real es el fin de mi imaginación cuando me pego una volada
Su mujer es en tal caso mi gatita despanzurrada
Su mondadientes es ahora mi tenedor
Su tenedor es mi cuchara
Su cuchillo es mi tentación de degollarlo cuando me mamo un cogollo
Su policial es el guardián de mi impropiedad
Su ovejero es mi degollador a la puerta de su casa como si yo no fuera una maldita oveja extraviada
Su metralleta es mi novia con la que tiro en sueños
Su casco es el molde en el que vaciaron la cabeza de mi hijo cuando nazca
Su retreta es mi marcha nupcial
Su basural es mi panteón mientras no se lleven los cadáveres.

Enrique Lihn


8 de julio de 2016

El vaciadero, Enrique Lihn

  EL VACIADERO

No se renueva el personal de esta calle:
el elenco de la prostitución gasta su último centavo en maquillaje
bajo una luz polvorienta que se le pega a la cara
Una doble hilera de caries, dentadura de casas desmoronadas
Es la escenografía de esta Danza Macabra
trivial bailongo sabatino en la pústula de la ciudad.

Es una cara conocida llena de
costurones con lívidas cicatrices
bajo unos centavos de polvo,
y que emerge de todas las grietas de la ciudad,
en este barrio más antiguo que el Barrio de los Alquimistas
como la cara sin cuerpo del caracol ofreciéndose
en los dos sexos de su cuello andrógino
blandamente fálico y untado de baba vaginal
el busto de un boxeador que muestra las tetas
en el marco de un socavón.

No avanza ni retrocede el río en ese tramo descolorido y bullente alrededor de la compuerta
El mecanismo de un reloj descompuesto cuelga como la tripa de un pescado
de la mesita de noche
entre los rizos de una peluca rosada
La fermentación de las aguas del tiempo que se enroscan alrededor del detritus
como el caracol en su concha
el éxtasis de lo que por fin sepudre para siempre.

Enrique Lihn

De A partir de Manhattan (1979)

7 de julio de 2016

La pieza oscura, Enrique Lihn

 LA PIEZA OSCURA

La mixtura del aire en la pieza oscura, como si el cielorraso hubiera amenazado
una vaga llovizna sangrienta.
De ese licor inhalamos, la nariz sucia, símbolo de inocencia y de precocidad
juntos para reanudar nuestra lucha en secreto, por no sabiamos no ignorábamos qué causa;
juegos de manos y de pies, dos veces villanos, pero igualmente dulces
que una primera pérdida de sangre vengada a dientes y uñas o, para una muchacha
dulces como una primera efusión de su sangre.

Y así empezó a girar la vieja rueda —símbolo de la vida— la rueda que se atasca como si no volara,
entre una y otra generación, en un abrir de ojos brillantes y un cerrar de ojos opacos
con un imperceptible sonido musgoso.
Centrándose en su eje, a imitación de los niños que rodábamos de dos en dos, con las orejas rojas
—símbolos del pudor que saborea su ofensa— rabiosamente tiernos, la rueda dio unas vueltas en falso como en una edad anterior a la invención de la rueda
en el sentido de las manecillas del reloj y en su contrasentido.
Por un momento reinó la confusión en el tiempo. Y yo mordí largamente en el cuello a mi prima Isabel,
en un abrir y cerrar del ojo del que todo lo ve, como en una edad anterior al pecado
pues simulábamos luchar en la creencia de que esto hacíamos; creencia rayana en la fe como el juego en la verdad
y los hechos se aventuraban apenas a desmentirnos
con las orejas rojas.

Dejamos de girar por el suelo, mi primo Angel vencedor de Paulina, mi hermana; yo de Isabel, envueltas ambas
ninfas en un capullo de frazadas que las hacía estornudar —olor a naftalina en la pelusa del fruto—.
Esas eran nuestras armas victoriosas y las suyas vencidas confundiendose unas con otras a modo de nidos como celdas, de celdas como abrazos, de abrazos como grillos en los pies y en las manos.
Dejamos de girar con una rara sensación de vergüenza, sin conseguir formularnos otro reproche
que el de haber postulado a un éxito tan fácil.
La rueda daba ya unas vueltas perfectas, como en la época de su aparición en el mito, como en su edad de madera recién carpintereada
con un ruido de canto de gorriones medievales;
el tiempo volaba en la buena dirección. Se lo podía oír avanzar hacia nosotros
mucho más rápido que el reloj del comedor cuyo tic-tac se enardecía por romper tanto silencio.
El tiempo volaba como para arrollarnos con un ruido de aguas espumosas más rápidas en la proximidad de la rueda del molino, con alas de gorriones —símbolos del salvaje orden libre— con todo él por único objeto desbordante
y la vida —símbolo de la rueda— se adelantaba a pasar tempestuosamente haciendo girar la rueda a velocidad acelerada, como en una molienda de tiempo, tempestuosa.
Yo solté a mi cautiva y caí de rodillas, como si hubiera envejecido de golpe, presa de dulce, de empalagoso pánico
como si hubiera conocido, más allá del amor en la flor de su edad, la crueldad del corazón en el fruto del amor, la corrupción del fruto y luego... el carozo sangriento, afiebrado y seco.

¿Qué será de los niños que fuimos? Alguien se precipitó a encender la luz, más rápido que el pensamiento de las personas mayores.
Se nos buscaba ya en el interior de la casa, en las inmediaciones del molino: la pieza oscura como el claro de un bosque.
Pero siempre hubo tiempo para ganárselo a los sempiternos cazadores de niños. Cuando ellos entraron al comedor, allí estábamos los ángeles sentados a la mesa
ojeando nuestras revistas ilustradas —los hombres a un extremo, las mujeres al otro—
en un orden perfecto, anterior a la sangre.

En el contrasentido de las manecillas del reloj se desatascó la rueda antes de girar y ni siquiera nosotros pudimos encontrarnos a la vuelta del vértigo, cuando entramos en el tiempo
como en aguas mansas, serenamente veloces;
en ellas nos dispersamos para siempre, al igual que los restos de un mismo naufragio.
Pero una parte de mí no ha girado a compás de la rueda, a favor de la corriente.
Nada es bastante real para un fantasma. Soy en parte ese niño que cae de rodillas
dulcemente abrumado de imposibles presagios
y no he cumplido aún toda mi edad
ni llegaré a cumplirla como él
de una sola vez y para siempre.

Enrique Lihn
De La pieza oscura (1963)

6 de julio de 2016

Geneve, Enrique Lihn

GENEVE

La luz desplaza, cumple un arcoiris
que se dispersa sobre el lago Leman
y, más allá, se me asimila al cielo.
Árbol del agua en que la luz florece,
limpio trabajo de una fuente: el chorro
que, ociosamente, ajusta los espacios
en el centro de un mar en miniatura.
Genéve, la primavera tiene un nombre
que una bella mujer compartiría.
La soledad no duele. . . convalece
por unas horas que el reloj le cede.
Alguien canta en el lago; pasa el mundo
circundado de mágicas montañas
y niños suizos de la mano. Es tiempo
de observar a los cisnes.


Enrique Lihn

5 de julio de 2016

Ángel de rigor, Enrique Lihn



Ángel de rigor

Tarde por la mañana se hizo ver
a mi puerta qué ángel más terrible
esa misma muchacha a quien amé
en silencio hace cosa de cien años
La frustración de padre y señor mío
negándose a un incesto metafórico
que lo sepulta bajo siete capas
del alquitrán del sueño
Y me cogiste
en la debilidad del mediodía
Un soplo al corazón de la edad media
como el golpe que quiebra así el espejo
antes del baño, cuando un tipo insomne
bebe de la fatiga de sí mismo
un trago largo con sabor a muerte
Y no pude dejar de entrar contigo
con el cuerpo en la boca, digo, el alma
mismamente en la cama de mi hija
en un estado de inseguridad
el viejo efecto del deslumbramiento
Era como acostarse con un ángel
sin la preparación física mínima
tras una noche en blanco, de verano
Natural fue que nada resultara
La indecisión se apoderó de mí
y de ti, por rimar, la decepción
Herido y muerto del amor que huía
en el momento mismo de su aparición
Disminución de Alicia al ir creciendo
al otro lado de un espejo roto
en el país de Nada y Nunca Más
reverso exacto de esas maravillas.


Enrique Lihn
De Al bello aparecer de este lucero (1983)

4 de julio de 2016

Fragilidad, Aldo Pellegrini

FRAGILIDAD

Una voz pulverizada
la lentitud se quiebra nadie habla
la fragilidad penetra en la estructura de las cosas
la fragilidad cuelga del frío
y un vagabundo la recoge

Los prisioneros de la tabla rasa buscan un resplandor oculto
la fragilidad
un silencio secreto se quiebra
en el centro de la veneración del ideal un perro aúlla
una mujer da a luz
frágil
el ser oscila de un límite a otro la vida se rezaga
la vida es frágil los que la aman la acompañan muy seriamente
en silencio
los objetos frágiles están preparados
para la gran danza de la destrucción
¿hay algo que resista que no sea llanto gemido temblor
          humillación desaliento odio?

La vida es frágil el cristal del silencio se quiebra
pero ellos
los objetos
no gimen.


Aldo Pellegrini de Distribución del Silencio (1966)


3 de julio de 2016

Adolfo Este, Aldo Pellegrini

Adolfo Este

Quiere penetrar en el recuerdo de cuando nada era
Se echa a dormir en el eco de las palabras inútiles
Edades físicas
Oficio de extraviarse sólidamente
No acepta las paredes e hinca su perfil en la esperanza
Para revelar lo oculto comienza por disipar lo visible
Sentado en el panorama de las temperaturas
Un termómetro en la mano y la sombra del mar en la frente
Quien se acerca despacio
Y cuchichea al oído de los mercaderes desaforados
Se arranca las gafas para ignorar la fuga inevitable de los
          ángeles precarios
se apoya ligeramente sobre el bebedor de chocolate
mientras los tartamudos
heredan las reverencias
y las mujeres opacas persiguen una existencia salobre en la
          margen del río
Y AMA A MUJERES MÁS OPACAS AÚN QUE EN LA VIDA
Busca la lógica repugnante de los coleccionistas de orejas
Le sorprende el día moviendo su cabeza negativa
La solución sin rostro, distraída, señala el último límite
Y dos geometrías al revés se abrazan sin encontrar sus bocas
Mirando cómo caen las enseñanzas adiposas
sobre el tedio preciso de sí mismo
La llama se nutre de planos elípticos
y persigue a lo lejos el caballo fugitivo
de antemano vencido por la sorprendente similitud de los
          tentáculos
Pero consigue llegar por auténticas nostalgias a actitudes
          opuestas
Al marchar se estorba
y siempre fracasa si huye del vigilante ojo ojival.

Aldo Pellegrini


(1) Este poema lo soñé dicho por alguien que es incansable hermano; Filidor Lagos. Debe, me parece sea, humillar mi aguda y asqueante lucidez normal a la omnisciencia del sueño.
* Sin la nota original (1) y bajo el título “Retrato de Adolfo Este por su doble” este poema reapareció publicado en el libro: Poesía argentina moderna, ordenada por Horacio J. Becco y Osvaldo Svanascini, Editorial Pedestal, Buenos Aires, 1953.


Tomado de La valija de Fuego (Poesía Completa) pag. 52. Editorial Argonauta. (2001)

2 de julio de 2016

Invitación, Aldo Pellegrini

Invitación

Abandonad el estanque inmóvil
Y en el umbral del bar
Detened la mesa que huye
Recoged la botella que cae
Detrás de un muro de palabras
Estoy yo.


Aldo Pellegrini
Publicados bajo el seudónimo de Adolfo Este en el Número uno de la Revista Literaria “Que”. Noviembre de 1928, Buenos Aires, Argentina.
Tomado de La valija de Fuego (Poesía Completa) pag. 28. Editorial Argonauta. (2001)

1 de julio de 2016

Niño sin sombrero, Aldo Pellegrini

Niño sin sombrero

Las patas de los insectos y el camino del niño
recogían juntos la hermosa flor de la simetría
Será un pequeño esfuerzo
y el niño abandonará su cuerpo en el bosque de las
transformaciones
Esto significa la libertad
Es decir ni eterno ni grave
Solamente sin formas

Aldo Pellegrini
Publicados bajo el seudónimo de Adolfo Este en el Número uno de la Revista Literaria “Que”. Noviembre de 1928, Buenos Aires, Argentina.

Tomado de La valija de Fuego (Poesía Completa) pag. 27. Editorial Argonauta. (2001)

30 de junio de 2016

La poesía y los imbéciles, Aldo Pellegrini

La poesía y los imbéciles por Aldo Pellegrini

La poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los inocentes. No es una puerta cerrada con llave o con cerrojo, pero su estructura es tal que, por más esfuerzos que hagan los imbéciles, no pueden abrirla, mientras cede a la sola presencia de los inocentes. Nada hay más opuesto a la imbecilidad que la inocencia. La característica del imbécil es su aspiración sistemática de cierto orden de poder. El inocente, en cambio, se niega a ejercer el poder porque los tiene todos.
Por supuesto, es el pueblo el poseedor potencial de la suprema actitud poética: la inocencia. Y en el pueblo, aquellos que sienten la coerción del poder como un dolor. El inocente, conscientemente o no, se mueve en un mundo de valores (el amor, en primer término), el imbécil se mueve en un mundo en el cual el único valor está dado por el ejercicio del poder.
Los imbéciles buscan el poder en cualquier forma de autoridad: el dinero en primer término, y toda la estructura del estado, desde el poder de los gobernantes hasta el microscópico, pero corrosivo y siniestro poder de los burócratas, desde el poder de la iglesia hasta el poder del periodismo, desde el poder de los banqueros hasta el poder que dan las leyes. Toda esa suma de poder está organizada contra la poesía.
Como la poesía significa libertad, significa afirmación del hombre auténtico, del hombre que intenta realizarse, indudablemente tiene cierto prestigio ante los imbéciles. Es ese mundo falsificado y artificial que ellos construyen, los imbéciles necesitan artículos de lujo: cortinados, bibelots, joyería, y algo así como la poesía. En esa poesía que ellos usan, la palabra y la imagen se convierten en elementos decorativos, y de ese modo se destruye su poder de incandescencia. Así se crea la llamada "poesía oficial", poesía de lentejuelas, poesía que suena a hueco.
La poesía no es más que esa violenta necesidad de afirmar su ser que impulsa al hombre. Se opone a la voluntad de no ser que guía a las multitudes domesticadas, y se opone a la voluntad de ser en los otros que se manifiesta en quienes ejercen el poder.
Los imbéciles viven en un mundo artificial y falso: basados en el poder que se puede ejercer sobre otros, niegan la rotunda realidad de lo humano, a la que sustituyen por esquemas huecos. El mundo del poder es un mundo vacío de sentido, fuera de la realidad. El poeta busca en la palabra no un modo de expresarse sino un modo de participar en la realidad misma. Recurre a la palabra, pero busca en ella su valor originario, la magia del momento de la creación del verbo, momento en que no era un signo, sino parte de la realidad misma. El poeta mediante el verbo no expresa la realidad sino participa de ella misma.
La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende por su calidad de incandescencia. Sólo los inocentes, que tiene el hábito del fuego purificador, que tienen dedos ardientes, pueden abrir esa puerta y por ella penetran en la realidad.
La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.


Publicado en Poesía = Poesía Nº 9 Agosto de 1961, Buenos Aires, Argentina

29 de junio de 2016

Las mentiras del amor, Aldo Pellegrini

Las mentiras del amor

El día que buscabas tu vestido
Color de las intenciones exactas
Una mujer de 40 perdía intencionalmente un pañuelo en
un café
Todos los hombres se levantaron de un golpe
Estaban muy cerca de la verdad
Pero como ésta tenía el color del hígado cocido
Buscaron en sus propios bolsillos
Encontraron una mujer vestida a la moda de 1830.

Aldo Pellegrini
Publicados bajo el seudónimo de Adolfo Este en el Número uno de la Revista Literaria “Que”. Noviembre de 1928, Buenos Aires, Argentina.

Tomado de La valija de Fuego (Poesía Completa) pág. 26. Editorial Argonauta. (2001)

28 de junio de 2016

Market Place, Enrique Lihn

MARKET PLACE

Cirios inmensos para siempre encendidos,
surtidores de piedra, torres de esta ciudad
en la que, para siempre, estoy de paso
como la muerte misma: poeta y extranjero;
maravilloso barco de piedra en que atalayan
los reyes y las gárgolas mi oscura inexistencia.
Los viejos tejedores de Europa todos juntos
beben, cantan y bailan sólo para sí mismos.
La noche, únicamente, no cambia de lugar,
en el barco lo saben los vigías nocturnos
de rostros mutilados. Ni aun la piedra escapa

—igual en todas partes— al paso de la noche.

Enrique Lihn

Arte Poética o de las significaciones, Aldo Pellegrini

Arte Poética o de las significaciones

La palabra puede tornar transparente al hombre
he aquí un ejercicio permitido sólo a los más puros
lo verdadero
surge en la desnudez de la aparente carencia de sentido
cabalgando en la extrema mirada de las significaciones alejadas
todo se vuelve próximo
la claridad meridiana ahoga cualquier esperanza
de alcanzar lo más hondo
en el ámbito sin aire de las significaciones cotidianas
fracasa
el nacimiento maravilloso
con el furor sagrado se destruye la podredumbre
alimento natural del buen burgués que acaricia diariamente la cretinización
[civilizada
cuando el furor sumerge sus manos en océano se llama desprecio
y con sus dedos innumerables alcanza a tocar en el fondo la luz absoluta
copulando el desprecio y la luz cumplen el acto supremo de la creación
el nacimiento del hombre verdadero a partir de la podredumbre
pero todo ha cambiado
después de la invención del mordisco luminoso
que hace sangrar la realidad última de los seres y las cosas
detrás de la piel del hombre está el hombre
detrás de la inmovilidad de lo inerte
está la gran vida cósmica que palpita
por cada herida de luz se derrama el gozo esencial y único
el gozo de sí mismo
que se confunde con el gozo de ser universal
por cada herida de luz se derrama
la perfecta identidad, lo uno y lo múltiple
lo separable y unible
más allá del tiempo y del espacio

no se pueden palpar las palabras sólo se palpan los gritos
en el fondo del océano la voz va a despertar a los sueños
la imagen
es un signo de la penetración del sueño en el mundo
la imagen
hace estallar los oídos indiferentes
toda palabra desnuda de sentido se colma de vida
de la vida ardiente que quema los labios
y que se transfigura en el silencio
como en un sagrado contacto

es el triunfo final de la palabra casi silenciosa
la palabra mezclada con noche
la palabra que vuela incansable hacia el deseo

haremos así cantar el silencio poblado de imágenes
en una noche iluminada por la luz absoluta.


Aldo Pellegrini de El muro secreto, 1949. Tomado de La valija de Fuego (Poesía Completa), Editorial Argonauta pag. 108 (2001)

27 de junio de 2016

Sobre Aldo Pellegrini

Sobre Aldo Pellegrini

Para mi Aldo Pellegrini es un Hierofante Literario. El cómo sumo sacerdote del surrealismo en Latinoamérica nos preparó para la Iniciación. Llevándonos de la mano por los caminos, por los Misterios y por ceremonias que se realizaban en el Templo de las letras, y nos hizo alcanzar un estado de exaltación en el cual trascendía toda condición física.
Aldo Pellegrini fue Poeta, ensayista, crítico de arte, editor, destapador de cerebros, gestor cultural, iconoclasta de las escuelas tradicionales de las letras.
Nació en Rosario en 1903. Después de cursar sus primeros estudios se trasladó a Buenos Aires en 1922 para graduarse como médico.
Es uno de los iniciadores del vanguardismo en Argentina y Latinoamérica junto a Enrique Pichon-Rivere, Francisco Madariaga y Enrique Molina, entre otros.
Fundador de las revistas Qué, Ciclo, Letra y Línea, A partir de cero.
Nunca ahorró esfuerzos para fomentar todas las actividades relacionadas con el arte y la literatura. Uno de los más grandes difusores de poesía en toda Latinoamérica.
Fue el compilador de la «Antología de la poesía surrealista de lengua francesa» 1961, «Antología de la poesía viva latinoamericana» 1966 y de «Panorama de la pintura argentina» en 1965.
Entre sus libros de poesía se cuentan: “El muro secreto” en 1949, “La valija de fuego” en 1953, “Construcción de la destrucción” en 1957, “Distribución del silencio” en 1966, y “Escrito para nadie” en 1973.
El conjunto de su obra fue editado en 2002 con el título de “La valija de fuego”.
Falleció en 1973.
A Aldo entre muchas cosas le debemos que nos haya hecho conocer a Artaud en Español y que sea quien edito en Castellano por primera vez a Fernando Pessoa en la Colección Los Poetas dirigida por Aldo Pellegrini, de la Compañía Fabril Editora 1961. Con Selección, Prologo y Traducción de un joven Rodolfo Alonso, que acierto de Aldo encargarle la traducción a Alonso, no hay mejor traducción de los poemas de Pessoa que esa. Por suerte Argonauta la a reeditado.
Aprendí de él, de su actitud poética ante la vida, que la poesía no era el llanto de otra gente como pensaba, que la poesía podía ser “libre de los esquemas de la razón, libre de las normas sociales, libre de las prohibiciones, libre de los prejuicios, libre de los cánones, libre del miedo, libre de sí misma” Qué la poesía tiene una acción subversiva.
Que más decir de Aldo Pellegrini si fue mi inspiración para hacer algunas revistas literarias subtes que dirigí como A través de los espejos y El Gato del espejo por solo citar un par. Si mame la antología surrealista que el seleccionó y me quemé las pestañas leyendo sus poemas. Cuanta alegría sentí cuando en 2002 vi toda su obra poética reunida en un solo volumen: LA VALIJA DE FUEGO de editorial Argonauta. Desde este rincón Literario que es El Gato del Espejo homenajearemos al maestro Aldo Pellegrini. Se lo debemos por todo lo que hizo por nosotros sin que el lo supiera.  http://elgatodelespejo.blogspot.com.ar/search/label/Aldo%20Pellegrini


José Luis Colombini

26 de junio de 2016

Horizonte líquido, Aldo Pellegrini

Horizonte líquido
       
Con paso tranquilo
los transeúntes avanzan hasta el umbral de las
pupilas
amantes negros
ahuyentan a los perros enfurecidos
es la hecatombe de la lujuria
que se agita detrás de los rostros demudados
con paso tranquilo
amantes policromos se cruzan en la alameda de la
angustia
en su alcándara
el espectador perfecto estudia impasible las señales
de vértigo
el fuego latente de las vírgenes
el semblante inmaculado de las puertas
una voz se entreabre para mostrar su oscuro deseo
el amante negro sube las escaleras arrebatado por
la danza frenética
las ventanas se cierran
silencio de la noche de la carne
los desconocidos se estrechan la mano
una conversación interminable descansa en el
extremo límite de la sombra
desde la fría pupila los gimnastas ruedan por las
escaleras destrozadas
¿cómo llegar hasta lo que de ti no se ve?
¿cómo hacer brotar el deseo ardiente de tu carne
entreabierta?
a sus pies
los perros enfurecidos ladran
ojos implacables
en ellos se pierde el lenguaje de los deseos
el ahorcado se balancea al eco de los ladridos
buenas noches
todo termina
los perros aterrados huyen del horizonte ardiente y
líquido
palidece el vigor
de los brazos ávidos
una noche tranquila para el desconocido que se
aleja
una noche de olvido negro.

Aldo Pellegrini de El muro secreto, 1949. Tomado de La valija de Fuego (Poesía Completa) pag. 75. Editorial Argonauta. (2001

25 de junio de 2016

Sustancia erótica, Aldo Pellegrini

Sustancia erótica

Paisaje de latidos
el viento azota tu mirada ardiente
ahí está agazapada la espera
un lejano murmullo anuncia los estremecimientos
de un salto intentas aniquilar la vida
y encender un crepúsculo de miradas frías
¿a quién buscas por ese camino palpitante?
¿qué fuga detienen tus manos tenaces?
corazón que galopa
hasta atravesar tu transitable desnudez
y hace estallar la vida
la vida
ahora llega la muchedumbre de horas indecisas
tu corazón galopa lejos de mí
tu mano cae
desde el instante sin tiempo
fracasada tu muerte
indiferente a todo próximo sueño.


Aldo Pellegrini de El muro secreto, 1949. Tomado de La valija de Fuego (Poesía Completa) pag. 75. Editorial Argonauta. (2001)

24 de junio de 2016

Fragilidad, Aldo Pellegrini

FRAGILIDAD

Una voz pulverizada
la lentitud se quiebra nadie habla
la fragilidad penetra en la estructura de las cosas
la fragilidad cuelga del frío
y un vagabundo la recoge

Los prisioneros de la tabla rasa buscan un resplandor oculto
la fragilidad
un silencio secreto se quiebra
en el centro de la veneración del ideal un perro aúlla
una mujer da a luz
frágil
el ser oscila de un límite a otro la vida se rezaga
la vida es frágil los que la aman la acompañan muy seriamente
en silencio
los objetos frágiles están preparados
para la gran danza de la destrucción
¿hay algo que resista que no sea llanto gemido temblor
       humillación desaliento odio?

La vida es frágil el cristal del silencio se quiebra
pero ellos
los objetos
no gimen.



Aldo Pellegrini de Distribución del Silencio (1966)

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