“¡TENÍS CARA DE AVAL, FLACO!”, PEDRO SERAZZI AHUMADA
Saverio encaminó sus
pasos por la calle San Martín de Chañaral, por ese barrio antiguo de casitas de
madera que tanto se asocian a la historia de los viejos puertos del norte
chileno. Una farándula, ruidosamente, hacía propaganda a una candidata a reina.
El, que siempre vibraba con entusiasmo, esa noche no estaba contagiado con ese
ambiente de carnaval. Al llegar a la casa de su novia, su expresión fue de más
desánimo.
- ¿Qué te pasó, Flaco, te pilló la Crisis? – le dijo Lorena
con ironía.
- ¿Cómo lo notó, mi amor?
- Cariño, con esa cara estás para promotor de funerarias.
Le hizo pasar. Saverio se dejó de caer con desgano en el
sofá del living. Mientras encendía un cigarrillo la joven y atractiva muchacha
le sirvió un trago. Luego le acarició los cabellos. También le besó
apasionadamente. Luego, haciendo el gesto de gatita en arrullo, le dijo
suavemente:
¿A qué hora nos vamos mañana a Caldera?
No podemos ir, amor, me embargaron el auto.
¡Cóooomo!
Lo que escuchas –
respondió lentamente y en tono de tristeza.
¡Nuestro deportivo cero kilómetro! ¿Me vas a decir, ahora
que ahora no es tuyo, nuestro?... ¿Y qué más te quitaron?
¡Todo, apenas se salvó el gato!
¿Qué es todo, aclara, Flaco?
Mi empresa con los computadores, los demás equipos y toda le
mercadería, el local comercial, la oficina, el auto, la casa, la moto, todos
los enseres de casa, salvo los protegidos por ley, que es la cama y los
necesario para cocinar. También se llevaron el plasma digital que te tenía de
regalo.
¿Qué cagada te mandaste, tonto huevón?
Fui aval del Pollo Flores.
¿Tú aval, ridículo?... ¡Te da la locura, le firmas un
documento a un tipo, te hace la mariconada, nosotros a un mes de la boda y te
dejan en pelotas!
Confié – dijo mirando el piso -. Siempre había sido de
amigos leales, pero esta vez me caí.
¡Te dejaron en pelotas, imbécil! ¿Sabís por qué te cagaron,
boludo?
Saverio no respondió.
¡Porque tenís cara de aval, Flaco!
Te estás poniendo grosera, nunca habías sido así.
¡Ahora me conoces, así soy la verdadera yo! ¡Estoy furiosa,
eres un huevón a la vela, un pendejo, una mierda!... ¡Ahora te van a dar
patente y revisión técnica como huevón y pelotudo!
¡Contrólate, no tengo
ganas de pelear!
¡No me hagas reír, la vida no es un circo. Para sobrevivir
en estos tiempos se necesita ser hombre y tener dinero, no un débil que deja la
cagada a cada rato… ¡Eres un niño chico, apenas un imbécil!
Lorena…
¡No me interrumpas! Me tenías prometida una luna de miel en
Buenos Aires, por algo habíamos comprado los muebles de la casa, aunque fuera
con tu dinero, porque es tu obligación. Y ahora, qué eres: apenas un simple
hombre, te has convertido en un pobre, en un poblador… ¿Tu creís que me voy a
casar con un derrotado?... ¡Jamás, yo necesito un hombre con plata y ojalá
profesional. ¡En una semana te reemplazaré!
¡Déjame explicarte!
Explicaciones ¿ahora?... ¡Mentiras, me llenarás de mentiras!
Lorena, ¿me dejarás de amar por este tropiezo?
Yo a los tontos y los pobres los evaporizo, los borro de mi
vida… Fuiste como un café instantáneo. Le echo agua y se deshace el amor, el
compromiso, todo… así de simple.
A pesar de los insultos, respondió con calma.
-Te quiero mucho, pero me confundes. No sé que pensar.
- ¡Desahógate, cobarde!
- Hoy se han derrumbado muchas cosas en mi vida. No puedo
darte argumentos que justifiquen mi error, pero no creo merecer ese trato. Yo a
ti no sólo te he dado amor, sino también en lo económico lo que mejor había
podido. No tengo argumentos para justificar mi error. Me equivoqué en perjuicio
de los dos, pero no me merezco ese trato.
- ¿Y que más, señor Saverio?
- Como hombre me cuesta llorar y creo que estoy a punto que
me suceda. No quiero que me ocurra delante de ti, creo que después de esta
conversación no te lo mereces. Mi derrota la asumiré a solas.
Saverio se levantó e intentó salir.
¡Flaquito, Saverio, amor mío, me arrepiento de lo que dije!
No quiso escuchar
más. Abrió la puerta, Lorena le lanzó con fuerzas un vaso lleno de gaseosa y
ron que se hizo trizas en la blanca pared, a escasos centímetros de su cabeza.
Se fue caminando en dirección a la plaza principal del
puerto. La amargura era mucha. No pudo atajar sus lágrimas. Se sentó en un
escaño del paseo público. Pensó:
Comenzaré nuevamente, no importa cuánto tarde. Muchos me
darán la espalda, pero hay otros buenos amigos, que aunque no me apoyen en lo
económico, sé que serán importantes en lo moral.
Tengo que prepararme. Tengo la seguridad que volveré a tener
éxito en la vida. Aún en mi derrota de hoy tengo fuerzas para seguir creyendo
en el mañana. Y no es utópico. Es mi verdad y es algo muy íntimo. El destino es
así a veces nos toca perder en el juego de la vida. Asumo que me equivoqué, que
no trataré de repetir el error y que este tropiezo es un golpe fuerte. Tengo fe
que me volveré a levantar y porque creo en mí. Si todos están de carnaval, por
qué tener que llorar. Iré a brindar por mí, porque tengo que levantarme.
Poco después entraba a la discoteca de moda y hasta esbozó
una sonrisa a un bullicioso grupo de disfrazados. Se acercó a la barra, pidió
un trago largo y alzándolo a la altura de su frente, dijo en voz alta:
-¡Qué viva el mañana!
- ¡Que viva y que te traiga puras cosas buenas, Saverio!
Era Yanette, una atractiva mujer, la que siempre irradiaba
alegría.
Gracias, amiga, aunque no tienes ideas por qué brindo.
Se sentó a su lado. Ella llevaba una lata de cerveza.
Me imagino que para fortalecer tu espíritu, que debe estar
muy alicaído. Las noticias vuelan. Bien sabes que en nuestro pueblo casi no
existen secretos. ¡Has tropezado, Saverio, no estás derrotado! Me emocionas…
¡Eres único! ¿No he conocido a nadie que brinde en un momento de tantas
dificultades?
A pesar de todo, estoy triste. Hay un juicio por medio y el
abogado querellante me dijo que…
No pudo seguir hablando, su amiga le puso una mano tapándole
suavemente la boca, le suplicó:
Saverio, ni una palabra más. No te desgastes… ¡Ya pasó!
OK. Yanette.
No deseos saber detalles, Saverio, nadie lo merece. Tal vez
en otra oportunidad. ¿Bailamos?
Ella lo llevó a la pista. Saverio la abrazó fuerte. Le
hablaba al oído, la música estaba muy fuerte.
Me había prometido estar solo, mamarme esta pena como
hombre. ¡Eres muy tierna!
¡Mucho más que tierna, amorosa, preciosa! ¿Soy pesada,
verdad?
Eres linda, eres lo máximo. Dime, ¿te di lástima?
Por el contrario te
admiro. Eres súper, pocos se derrumban en el día y por la noche están brindando
por buscar nuevas esperanzas en su vida.
Yanette lo rodeó con sus brazos en el cuello y comenzó a
bailar con sensuales movimientos. El joven, inevitablemente pensaba en su
problema. En la discoteca el principal invitado era el entusiasmo. Seguía
confundido, en segundos se había derrumbado la mujer que tanto había querido.
Aunque la perdonase sentía que nada podría ser como antes y ahora bailaba con
la chica que antes de ser novio él tanto había soñado. Cuando Saverio fue
libre, al principio, Yanette tenía compromiso y cuando estuvo libre, ya era
tarde. Su fragancia, sus ojos chispeantes, esa sonrisa que regalaba a cada
instante le emocionaba. Sabía que se precipitaba, pero igual lo dijo:
Te invito mañana a la playa de Flamenco. ¿Irías en bus, con
un tipo que ahora es medio pobre?
Sí, con letras grandes, en bus, lo de menos, pero con una
condición, Saverio, si vuelven con Lorena, no me consideres en ningún juego que
me haga daño.
No hay compromiso, ella me echó de su vida.
En cuanto a tu pregunta si irías con alguien que ahora es
medio pobre, no pienso en ello, para mí es un detalle.
Le sonó tan hermosa esa frase que se emocionó. Ahora hasta había
sonreído.
¿Serías capaz de amar a un arruinado en potencia?
¡Por supuesto! Y tú, ¿podrías querer, tal vez con el tiempo
amar a una chica que anhela tu amor hace mucho tiempo? ¿Y podrías no buscar en
mí, ni la voz, ni los ojos, los cabellos ni nada que te recuerde a Lorena?
¿Serías tan valeroso de no defraudarme?
Saverio hizo la cruz con sus dos índices, le dijo que lo
prometía y selló el compromiso con un beso. Ella se emocionó.
-Estoy tan triste porque has perdido tanto.
. No, Yanette, hoy he ganado mucho. Tú eres el capital más
valioso. Se abrazaron y se besaron nuevamente. El suave ritmo de una vieja
canción decía: “Te quiero porque sí/ que importa la razón/ de frente y de
perfil/ con todo el corazón/”.
Pedro Serazzi Ahumada
Escritor, poeta y periodista chileno, nacido en Chañaral,
Chile. Incursiona en narrativa y poesía. Su obra más conocida es la novela de
amor “Una Ilusión en Caldera” usada en docencia en Concordia College, Moorhead,
Estados Unidos; también ha sido enseñada en la Universidad de Loja; además
escuelas y liceos de Atacama, Chile. Es autor de 10 libros. Su principal género
es la novela. Además escribe ensayos históricos, cuentos y leyendas. Fue
antologado dentro de los 40 mejores escritores de cuentos mineros del siglo XX
(Chile).
Figura en antologías en Estados Unidos, Inglaterra, Francia,
India, Perú, Bolivia, Argentina, México y Chile. Ha dictado conferencias en
Chile y Estados Unidos.
Tiene varias distinciones y premios en narrativa y poesía y
su novela “Una Ilusión en Caldera”, fue traducida al inglés.
Reside en la III región de Atacama (Chañaral) y actualmente
es director del periódico Presencia y de un canal de cable. Es presidente en
Chile de la Casa del Poeta Peruano.
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