Oda primera
Canto a los agujeros
en los pies y en las manos
del hombre
que colgaron en un leño,
a la herida por gusto
labrada en su costado,
a su carne rayada
por azotes como una piel de cebra
en donde viborea
sangre seca,
a sus ojos cegados por el llanto,
a su cabeza hendida
por espinas de donde cuelgan
como adornos
estalactitas duras de saliva,
canto al gusto a vinagre
que le quema la lengua,
y pende, de su boca
como badajo
que la sed golpea.
Orfila Bardesio
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