Caracola
Exiliada del viento y de la bruma,
náufraga de la arena y de la ola,
argonauta sin mar, la caracola,
duerme distante al juego de la espuma.
Sobre la mesa donde en vano exhuma
un anciano rumor que la acongoja,
su memoria de nácar se deshoja,
y es nuestra la tristeza que la abruma,
Ya no existen las dunas del pasado.
El presente es un sueño infortunado
y aciago el porvenir y sin sentido.
Aunque en la tarde a veces la reclama,
la voz de una sirena que la llama,
conjurando la muerte y el olvido.
Carlos Garro Aguilar
De "Las voces incesantes",
Ediciones Raíz y Palabra. Cba, 1984.
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