La pesquisa
El inspector de policía llegó cuando ya había finalizado
el banquete sangriento.
Se había dirigido allí porque le habían dicho que
sucedían cosas extrañas en aquella casa y, de hecho, casi todos los invitados
yacían debajo de la mesa, muertos tras horrendos suplicios, al tiempo que otros
agonizaban a los gritos y algunos más pasaban de la lividez al tono verdoso
mientras se agarraban el vientre.
-Sírvase lo que quiera- le propuso el anfitrión, que
parecía rebosar amabilidad.
-No quisiera molestar- balbuceó el inspector.
-Usted sabe- repuso el dueño de casa-, un muerto más, un
muerto menos... Ya no tiene mucha importancia.
Tranquilizado por estas palabras, el inspector le dio un
mordisco a una pierna de cordero mechada con arsénico. Tuvo tiempo de afirmar
que la carne le parecía deliciosa. Pero no tuvo tiempo de decir que, al cabo de
unos instantes, albergaba ciertas sospechas y que en realidad...
Jacques Sternberg
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