Carta de Alejandra Pizarnik a Antonio Porchia
Buenos Aires, 20 de Abril de (¿1963?)
Querido amigo Antonio Porchia:
¿Cómo hablar de lo indecible? Sólo por medio de las
Voces. Sólo ellas han logrado hacer pleno este lenguaje, sólo ellas han sabido
llenar de sangre las palabras y transformarlas en la Palabra, la única
valedera. Si no mediara mi gran afecto por usted tal vez no le enviaría estas
líneas. Una cosa es hablar de las Voces a un público anónimo y otra a su autor.
No es posible ---por lo menos en mi caso--- explicarlas o comentarlas; sólo
puedo decirle que mientras las leía, ellas ---que contienen todas las
respuestas--- suscitaron en mí un eco silencioso que asentía dulcemente. Un eco
como proveniente de tiempos inmemoriales, como si se refiriera a nuestros
orígenes, a lo más hondo de la vida. Me sucedió uno de esos procesos
reminicentes que sólo pueden llevar a los grandes y buenos encuentros. Y es a
usted a quien se lo debo. Sus voces son de lo más puro y hermoso que se
encuentra en el mundo. Y es usted quien las creó. Gracias.
Suya
Alejandra Pizarnik
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