Vacas
De pronto, en el silencio de la noche,
se alzó un rumor lejano y temeroso
y el camino que corre frente a casa
sonó de viento y se encrespó de ola.
Era una larga tropa de ganado,
cientos de vacas las testuces bajas,
desgarrando las sombras con los cuernos,
midriásticas de espanto las pupilas,
deshechas con la helada las pezuñas,
dolientes de mugidos maternales.
Era una larga tropa de ganado,
flanqueada de fantásticos jinetes,
apretada a pechazos en la huella,
erizada de gritos primitivos,
toda alada de ponchos.
Y se perdió el rumor camino abajo.
Mañana un hombre desde un carricoche
en el local sonoro de la feria
al enérgico golpe de un martillo
que hace al sol un relámpago de plata,
indiferente os venderá, vaquitas,
y resignadas partiréis de nuevo
tal vez hacia la muerte.
Baldomero Fernández Moreno
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