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10 de febrero de 2016

A si mismo, Alejandro Nicotra

A sí mismo

Tema del anochecer,
última luz,
                materia
apta, tal vez, para ilustrar la estela
de este día -y su fe:
                                 y no, ahí
la dejas, virgen
en las canteras que ya oculta la noche,
como una veta de amatista o ágata
inexplorada.

   *
(Coda)
Así el día se va
como el amor que alentó las mañanas,
que dio al Oeste su declive
lento -de valle,

y ahora es el turno, dices, de la sombra

aún tenue, y su piedad.

Alejandro Nicotra

8 de febrero de 2016

Deber cívico, Aldo Luis Novelli

Deber cívico

hoy voté.

entré al aula oscura
y me vi sentado frente a la maestra.

el manual Estrada
los lápices de colores, la goma dos banderas
nos contaba de las invasiones inglesas
del pueblo defendiéndose con aceite hirviendo.

después me fui a casa
herví el aceite
y me hice unas buenas papas fritas.


Aldo Luis Novelli

7 de febrero de 2016

Renacimiento, Aldo Luis Novelli

Renacimiento

después del triunfo de la poesía
todo será como en el comienzo:
hombre y mujer sembrando la tierra
preservando el fuego del rayo
alimentándose de los peces del agua
evocando los pájaros del aire
amándose bajo la luna
y naciendo hijos al sol.
después del triunfo de la poesía
hombre y mujer serán dios

en un festivo canto cósmico.-

Aldo Luis Novelli

5 de febrero de 2016

El rayo que no cesa, Aldo Luis Novelli

 el rayo que no cesa

/"¿No cesará este rayo que me habita el corazón de exasperadas fieras...?"
/"El rayo que no cesa" Miguel Hernández Gilabert 1910–1942)

aquel salvaje
escribe el primer poema
como un rayo que cae
en la hojarasca/
enciende una fogata
que lanza mensajes humanos
al infinito incomprendido.
otros hombres
preservan ese fuego
desde la noche de los tiempos.
tal vez haya sido
para demorar
nuestro holocausto final.

Aldo Luis Novelli

4 de febrero de 2016

Brillarás, Aldo Luis Novelli

Brillarás

...he sido engendrado por el desierto alacranado y el viento del sur, mi poesía atraviesa el alma de las mujeres en pena y las vuelve sublimes.

nada será como ha sido.
otro signo las alumbrará.

(y ella brilló como si fuera cierto).

Aldo Luis Novelli

3 de febrero de 2016

Escribo mucho, Aldo Luis Novelli

Aldo Luis Novelli y Jose Luis Colombini


Escribo mucho 

a mis amigos poetas

Escribo mucho/ pero poco bueno
poco que me emocione a mí
después de un tiempo secreto
que olvido quién lo escribió.

Escribo mucho/ mucha cosa que nadie lee
pero le leo a él aunque se enoje
porque tiene sueño y mañana debe levantarse temprano
porque el pan de cada día y los hijos y todo eso
y la escritura es nada o es algo como
un foco triste en medio de la oscuridad de la pieza
un cuaderno donde me siento un Rimbaud viejo
traficando con esclavas lujuriosas/
un Gianuzzi vapuleando a Heidegger dentro de un círculo
acompañado de un perro que lo mira con hambre/
un Pessoa que se desdobla y me saluda desde la ventana
de este bar donde me encuentro bebiendo por ella.

Escribo algunos textos más fuertes que esta ginebra
que emocionan a Cursaro detenido allá/ en estación/tierra/nada
o admiran las ardorosas poetas Gaby Bruch y Soledad Davis
textos donde Mansilla: poetas de ojos rojos/ me nombra
o el poeta oculto: Spíndola me renombra/ pateando latitas en polvorientas calles laterales/
o Paula Yende, Yenny Paredes y Lili Campazzo
afamadas poetas fundadoras del club de la canasta
se transforman en fieras indomables
por la magia de un sombrero que esconde historias indecibles/
y allá en la populosa Tucson/ el poeta del Harlem: Julio Carabelli
o en la patria de arena/ el Quijote del verso: Sergio De Mateo
dedican poemas dolientes a un tipo
que baila borracho entre sombras ilusivas/
mientras ‘on te road’ Rigazio y ‘minimalism’ Bohoslavsky escriben como si no hubiera mañana
y Dante y el Vasquito se emborrachan de poesía alcohólica/ porque no hay mañana.

Pero no me quemo tanto como me quema esta soledad
cuando el viento arrastra viejos fantasmas contra el vidrio
y mi memoria viaja hasta aquel campamento petrolero
y estoy solo jugando a la pelota en medio del desierto.

Escribo mucho y no sé si esta noche
que el cielo esta borroso y la luna desaparecida
como tantos hace tiempo/
y un ángel negro me mira desde el borde de la mesa

esta lluvia que empapa mi alma/ me traerá el sabor de su piel.

Aldo Luis Novelli

2 de febrero de 2016

Disertación sobre la poesía, Aldo Luis Novelli

disertación sobre la poesía, Aldo Luis Novelli

el afamado poeta había terminado la disertación
estaba cansado
molesto de los cholulos que lo rodeaban
señoras edulcoradas que le decían:
“hermoso señor hermoso”
y eso que había dicho no era hermoso.

señores serios que se le acercaban y le espetaban:
“si en el mundo hubiera mas personas como usted
el mundo sería otro”.
estupideces pensó/ puras estupideces
al mundo no lo cambio yo ni ningún hombre solo
al mundo lo cambian hombres y mujeres
que sean capaces de mirarse al espejo
y decidir cambiar su infierno interior.
pero no lo dijo.

un joven pelilargo se le acercó grabador en mano
le dijo: “puedo hacerle dos preguntas?”
“claro” le contestó.

- qué es la poesía para usted? –

- terminar de hablar con usted
irme a mi casa de solitario
servirme una copa de buen vino
beberlo lentamente
abrir la puerta del dormitorio
y encontrar una bella muchacha
desnuda sobre la cama/
que al verla me diga con voz grave y seductora:
“te estaba esperando...”. -

- y qué es el amor para usted? –

- ir caminando por una playa desierta
y entre los restos humanos que devuelve el mar
ver flotando una botella con un mensaje dentro
levantarla/ sacar el papel y leer en él:
“te sigo esperando...”.-

Aldo Luis Novelli

1 de febrero de 2016

Variaciones a propósito de un tema según Lewis Carroll, Antonin Artaud

VARIACIONES A PROPOSITO DE UN TEMA según Lewis Carroll

Esto no es una traducción sino una adaptación-variación del tema de un poema del que mi pensamiento no se ha alejado más para unirse en espíritu al autor y tal como se vio él mismo a sí mismo no en el interior de este poema sino en el interior de la poesía.
Lewis Carroll vio su yo como en un espejo pero en realidad no creyó en ese yo, quiso viajar por el espejo con el fin de destruir el espectro del yo fuera de sí mismo antes de destruirlo en su mismo cuerpo, pero al mismo tiempo era en él mismo donde expurgaba el Doble de ese yo.
Hay en este poema un estadio determinante de los estados por los que pasa la palabra materia antes de florecer en el pensamiento, y operaciones de alquimia si puede decirse salivar que todo poeta en el fondo de su garganta hace experimentar a la palabra, música, frase, variación del tempo interior, antes de regurgitarlas en materia para el lector.
Lo que lo demuestra es esa comparación extraña entre el Epicúreo sentado a la mesa ante una tajada exquisita de venado y que para aguzar su glotonería se reprime de saborearlo un bocado de cada seis, y el poeta que sueña un aire melódico supremo y que para aumentar su paladeo interno se lanza sobre los detalles.
A Ese poema en el que una frase musical tipo parece diluirse de repente en volutas de humo, es el poema de un insensato que un día entró en el ser y acabó por abandonarlo, y es el esfuerzo de todos los insensatos en ser, aferrarse a una realidad huidiza y condenada, y a la que sólo se aferran en función de su propia perversidad.
Paladeamos minuciosamente el pensamiento y el lenguaje pero en ese intervalo se nos escapa nuestra alma y ésta era esa misma realidad ante la que nos creíamos sentados. Y nuestro Yo celeste, el Ángel de pelo pelirrojo de Lewis Carroll luchaba en la tierra con su espectro traidoramente convertido en demonio.
Pues Lewis Carroll es en realidad un espíritu de cólera, de venganza y de furor. Una especie de amotinador nacido de la percepción y del lenguaje y si no podemos creerlo totalmente mientras lo leemos es porque nadie tuvo jamás la idea de mirar con él detrás del espejo interno por el que su espíritu nervioso y sufriente no puede impedirse pasar.
El Epicúreo al que Lewis Carroll acusa de ese pecado de perversidad consigo mismo es el mismo; y el motín al que apela toda su obra es un motín contra el yo y las condiciones ordinarias del yo, es decir la noción temporal de nuestro yo.
Fatigado y padeciendo de aquel pecado a su vez, pasó su vida ejecutando variaciones sobre este tema; pero leer la obra de un poeta es ante todo leer a través. Pues toda obra escrita es un espejo donde lo escrito se funde ante lo no-escrito. Y lo no--escrito de Lewis Carroll es una profunda, sabia y vertiginosa insatisfacción.
Las cosas, Lewis Carroll, no son efectivamente todo lo que son. Y podemos soñar sobre ese tema y ejecutar muchas variaciones, pero siempre nos vuelve la idea del yo perverso como una terrible regurgitación, ¿y cuando encontraremos por fin ese no-yo en el que nos vemos tal cuales, por fin, y puros, es decir Vírgenes, en el fondo del espejo interno?
El aire soñado por Lewis Carroll durante toda su vida es el de su yo melódico supremo, palabra casta del Serafín enterrado detrás de los fantasmas repelentes de las cosas y que un día volverá a nosotros, ¿pero Cuándo? y a través de esas músicas y ese aire, en un mundo que ya ni siquiera tiene el eje de un aire Eterno para decirse, ni de una música inmaterial y Sobrenatural para repetirse.  


NO ME GUSTA LA CARA GACELA
ni me gusta comer platos caros;
pues los precios altos benefician a los que se benefician de los
los pobres cervatos.
y no quiero transformarme en acaparador por hacer esto.

CUANDO VEO QUE VIENE HACIA MI CON UN OJO A LA FUNERALA
mi hijo a la salida de las clases `
tras haberse pegado contra quién y qué
y sin saber decir demasiado por qué,
tengo la impresión de verme a mi
en batalla ante mi espejo
contra mi propia desesperación.

PERO CUANDO VINO PARA CONOCERME MEJOR
me echó fuera, el irritable Señor;
y cuando me puse a teñirme el pelo
cuyo cambio nota SU GRACIA intratable
y de esta suerte admira.

Y QUE POR FIN ELLA ME AMA, ESTABA SEGURO DE QUE Mi TEZ
de azul desvaído o verde fangoso
dejaría una huella espesa
visible a medias sobre mis ojos
del pelirrojo poderoso que me distingue mejor.


* Pauvres hëres: pobres cervatos, o en sentido figurado, “pobres diablos” (N. del T.).



ANTONIN ARTAUD (según Lewis Carroll)

31 de enero de 2016

La place de L´etoile de Robert Desnos por Antonin Artaud

LA PLACE DE L´ETOILE  de Robert Desnos por Antonin Artaud

La Place de l”Etoile de la que se trata en la obra de Robert Desnos no es la que irradia al final de la Avenida de los Campos Elíseos en París, sino el lugar que una estrella todavía nunca salida del vacío del corazón tiene que buscar. Los fantasmas existen, no deja de repetir Robert Desnos a lo largo de este anti-poema que ha querido decir acerca del destino secreto de las
cosas visiblemente más que toda la Tragedia. Este texto que no se asemeja a ningún texto conocido, no está en efecto escrito. Pero está ahí, mucho más que gran cantidad de cosas escritas, quiero decir que hay golpes de cortafrío entre todas las palabras espectrales emitidas por los interlocutores, como de un hombre que ha querido permanecer al margen del ser y hacer saltar dentro su voluntad de elocución. ¿Pues de qué se trata en esta obra sino efectivamente de nada, quiero decir de ese insano azar, de esa imposible emulsión de ausencias donde siempre tiene lugar lo improbable y nunca la realidad? Una ebullición a propósito de nada. - Pero yo veo en ella mucho más que eso: la historia de un alma que jamás ha podido vivir y que finalmente ha sido separada de la existencia por el tifus en un campo de exterminio.
Robert Desnos, cuando escribió esta obra, se sabía ya amenazado de muerte cuyos fantasmas no dejaba de ver y, ala inversa de todos los hombres, él lo decía, sin temor a ser tomado por un alucinado. Pues esta vida no es más que un mundo de larvas y fetos emitidos por el mezquino inconsciente de todos los seres, y que no tienen otra preocupación ni otro fin que montar guardia día y noche alrededor de todas las conciencias sospechosas de no querer entregarse como ellas al principio de inhibición. Que consiste tan humorístico principio no en vestir a los otros con pensamientos que no se desean sino en robar a las buenas conciencias todos los pensamientos que ellas inhiben, con el fin de aprovecharse de estos en su lugar y para ellas hasta su descomposición, y devolverlas descompuestas e infectas y de hacerlo por inhibición a continuación hacer caer el peso de esta infección, en, sí mismo, conservándose salvos. Y así fue como Robert Desnos murió de tifus en un campo de exterminio donde la “guardia-chusma” nazi tenía tras si y a través de si' un ejército de hechizadores judíos o cristianos. Pues Robert Desnos el autor de este anti-poema “la Place de l”Etoile” era ante todo un poeta que jamás había podido aceptar la vida, una flor demasiado rara para este mundo y que desde su nacimiento sólo vivió ahogada y asfixiada... Y yo he visto en el cristal de la sala donde escribo este artículo sobre él el alma de Robert Desnos que me ayudaba a hacerme en mi espalda la tau acerada de la espada que conservará su memoria en mi cuerpo hasta el día del juicio.
El libro de Robert Desnos fue publicado en Rodez por Gaston Ferdière, alma perdida desde antes del desastre de la primera Atlántida y que desde hace tantos siglos se busca bajo un montón incontable de muertos. Pues para él el culto de la amistad no ha muerto.

ANTONIN ARTAUD

De Cartas desde Rodez, Editorial fundamentos (1980)

30 de enero de 2016

Texto surrealista, Antonin Artaud

Texto surrealista

El mundo físico todavía está allí. Es el parapeto del yo el que mira y sobre el cual ha quedado un pez color ocre rojizo, un pez hecho de aire seco, de una coagulación de agua que refluye. Pero algo sucedió de golpe.
Nació una arborescencia quebradiza, con reflejos de frentes, gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago y que tenía color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas líneas colgaban; y en esas líneas, círculos de senos trazados en la sangre del cerebro.
Pero el aire era como un vacío aspirante en el cual ese busto de mujer venía en el temblor general, en las sacudidas de ese mundo vítreo, que giraba en añicos de frentes, y sacudía su vegetación de columnas, sus nidadas de huevos, sus nudos en espiras, sus montañas mentales, sus frontones estupefactos. Y, en los frontones de las columnas, soles habían quedado aprisionados al azar, soles sostenidos por chorros de aire como si fueran huevos, y mi frente separaba esas columnas, y el aire en copos y los espejos de soles y las espiras nacientes, hacia la línea preciosa de los seno, y el hueco del ombligo, y el vientre que faltaba.
Pero todas las columnas pierden sus huevos, y en la ruptura de la línea de las columnas nacen huevos en ovarios, huevos en sexos invertidos.
La montaña está muerta, el aire esta eternamente muerto. En esta ruptura decisiva de un mundo, todos los ruidos están aprisionados en el hielo; y el esfuerzo de mi frente se ha congelado.
Pero bajo el hielo un ruido espantoso atravesado por capullos de fuego rodea el silencio del vientre desnudo y privado de hielo, y ascienden soles dados vuelta y que se miran, lunas negras, fuegos terrestres, trombas de leche.
La fría agitación de las columnas divide en dos mi espíritu, y yo toco el sexo mío, el sexo de lo bajo de mi alma, que surge como un triángulo en llamas.

Antonin Artaud
Publicado en "La Révolution Surréaliste", N° 2 (1925)

Versión de Aldo Pellegrini

29 de enero de 2016

El Surrealismo y el fin de la era Cristiana, Antonin Artaud

EL SURREALISMO Y EL FIN DE LA ERA CRISTIANA

Hay una historia del surrealismo, y yo la conozco muy bien en efecto, pero no es lo que se piensa. Para todo el mundo el surrealismo no es más que un ismo más añadido a todos los ismos que se pudren en los libros; y que torpemente se hacen leer eh las clases de todos los organismos de hombres como hierbas buenos para florecer y morir con un ismo más para pudrirlos en su tumba. Clasicismo, romanticismo, simbolismo, futurismo, cubismo, cuál es la muerte que todavía recuerda vuestros muertos y qué habéis hecho con vuestros muertos: ¡libros! Todos aquellos que vivieron no están ya allí. Incluso en fuerzas fuisteis sino rizos, rizos aceptados del ser, como se riza una cabellera con tenacillas con el fin de marcarla, modas en
modas como modas de sombrerero o de costura, modas tono de música y modas como modalidades. El clasicismo, el romanticismo, el simbolismo fueron esos rizos encima y que en un momento creyeron captar el corazón pero no supieron amotinar la vida. El motín es un motín del yo dentro del alma y del alma en medio del yo. A espíritus muertos-nacidos se les hace la boca agua y el anarquismo y sueñan con una insurrección en la calle, cuando ni siquiera han sabido amotinarse en contra de la eterna estupidez del espíritu; quién ha sabido su yo hasta sacarle la sangre de una lágrima en pintura o poesía. Para encontrar un poema que me hiciese llorar esas lágrimas rituales de los padres en torno a un ataúd, sino lágrimas intestinales que se tienen para llorar a la Belle Heaulmière, me remonto hasta la Edad Media y ahí encuentro a François Villon. ¿Quién era usted François Villon? ¿Qué alma de sexualidad tenía usted, qué abismo de sangre y de esperma que revolvía su abdomen, le dictó ese poema de lágrimas, ese poema de un combate interno donde es el alma la que se llora en ella dentro del desastre de su cuerpo y se llora más lejos que el cuerpo, pero en el cuerpo, a borbotones en la actitud del alma muerta y que sondea su sexualidad? Pues el alma está en esa actitud sentada con su cabeza entre las rodillas y los brazos rodeando las piernas como para recoger las tibias y ponerse a andar en la muerte. Pues el alma es un sexo pero que se esconde en la columna de las tibias condensadas hasta su medida y no se mostrará desnuda más que a su elegido, y hasta entonces será repelente y acartonada como un cuerpo de vieja despreciado, que se transferirá al elegido y ante él se metamorfoseará. Este fue entonces el problema de fondo que planteó la Belle Heaulmière, y es el de la inquietud de todos nosotros.
¿Dónde está el alma en nuestro cuerpo y qué es el alma para nuestro cuerpo? Está en todas partes, no es nada y es todo, ya que es este cuerpo por dentro y por fuera. El dolor no escribe sino para quemar los libros con hierro candente y no habla sino para aniquilar el lenguajdel motín del yo en el alma y del alma en todo el cuerpo, he aquí en lo que basar una revolución capital que e, y manifestar estados del corazón, no como la sonrisa de un soplo, sino como el borborigmo básico donde se expectora un corazón que incendia. Hacer surrealismo no es traer lo surreal a lo real, donde llegará a enmohecerse y a dormir, a pilarse y depositarse, en los cristales empotrados de los libros, sino elevar materialmente lo real hasta ese punto en que el alma debe salir en el cuerpo y no dejar de amotinar al cuerpo.
Es lo que el mundo todavía no ha conocido y lo que el surrealismo no ha podido hacer. Pues el alma del hombre actual está prisionera de un cuerpo malo que le prohíbe toda poesía, y lo obliga a vivir bajo el 'yugo irremisible de las leyes, ya sean del ejército, de la policía, de la iglesia, de la justicia o de la administración. Y principalmente son las leyes de la iglesia.
Fue en 1918 cuando sentí en mí las primeras mordeduras de esas nostalgias del alma que nos atormentan para tomar cuerpo. Música, teatro, pintura, poesía, comprendía que eso no eran ya concreciones suficientes, concreciones destinadas a perecer un día a perder fuerza, y que el fuego que ardía dentro de mi necesitaba muy otras corporízaciones. Pero cómo conmover a lo real hasta llegar a esa encarnación mayor de un alma que en un cuerpo encarnado le impondrá la penosa carne sexual, la carne de alma de su verdadero cuerpo.
Sabía que había pasado el tiempo de los magos, de los ensalmadores, de los escamoteadores, de los médicos, de los charlatanes, de los faquires, de los embaucadores, de los malabaristas y los hechizadores. También el tiempo de los ilusionistas y los brujos, y que no se hacen las cosas de golpe, sacramentalmente y mediante subterfugio como en la misa, sino paso a paso y por  escalones como un albañil ante su pared o un campesino tras su arado. La materia cuando es buena es reacia y se niega a realizarse hasta que su ser está satisfecho, su ser cuerpo de su moralidad, digo moralidad interna en medio de las exigencias de todo.
Te adoro, le dice a su creador, pero ser, no lo soy, no yo no soy un ser, y si tú no me das plena satisfacción en medio de las exigencias del ser, ineluctablemente yo también antes de ser, en el ser te traicionaré. Y la materia tiene razón en desobedecer tanto a dios que le niega toda satisfacción para nacer y que lo pare con las angustias extrauterinas del esfínter (con el fin de reservarse para él y sus ángeles todas las insondables delicias totemizantes, tumuluarios del parto) como, digo, esta materia, desobedecer a los ángeles en un bienestar que le hace creer que él es la vida, cuando jamás ha hecho otra cosa que hacer reírse burlonamente de la vida con ilusiones y prestigios que descentran mediante inmundas titilaciones, que descentran igual que readaptan el alma al yugo de un ser, fuera del ser de su propia vida.
Este fue todo el tenebroso trabajo que el surrealismo cuando nació no quiso imponerle a la materia, para precipitarla prematuramente a las delicias de la calidad del ser; no entregarse la magia, seguir la vía uterina y anal de las cosas, la vía de la libido auténtica, sondear toda la libido tanto con el automatismo despierto, como con el autoelectrismo de los sueños, y no hacer estallar fuera el resultado de estos terribles sondeos ante de que la angustia interna del buscador, por hambre y por dolor enamorada, no le haya impuesto por fin ser ese ser que se sondeaba, y se deseaba así, no como su enamorada en él, sino como su más auténtica e insondable voluntad de vida, y que el alma no ha dejado de imantar en el fondo de la libido del sexo, y de llamar flor para la eternidad.
Es lo que yo buscaba hacia 1918 y un día me di cuenta de que otras almas como la mía buscaban la misma cosa que yo, salir del mundo como se entra en el mundo, pues en el mundo no somos.


ANTONIN ARTAUD

De Cartas desde Rodez, Editorial fundamentos (1980)

28 de enero de 2016

Noche, Antonin Artaud

Noche

Los mostradores del cinc pasan por las cloacas,
la lluvia vuelve a ascender hasta la luna;
en la avenida una ventana
nos revela una mujer desnuda.

En los odres de las sábanas hinchadas
en los que respira la noche entera
el poeta siente que sus cabellos
crecen y se multiplican.

El rostro obtuso de los techos
contempla los cuerpos extendidos.
Entre el suelo y los pavimentos
la vida es una pitanza profunda.

Poeta, lo que te preocupa
nada tiene que ver con la luna;
la lluvia es fresca,
el vientre está bien.

Mira como se llenan los vasos
en los mostradores de la tierra
la vida está vacía,
la cabeza está lejos.

En alguna parte un poeta piensa.
No tenemos necesidad de la luna,
la cabeza es grande,
el mundo está atestado.

En cada aposento
el mundo tiembla,
la vida engendra algo
que asciende hacia los techos.

Un mazo de cartas flota en el aire
alrededor de los vasos;
humo de vinos, humo de vasos
y de las pipas de la tarde.

En el ángulo oblicuo de los techos
de todos los aposentos que tiemblan
se acumulan los humos marinos
de los sueños mal construidos.

Porque aquí se cuestiona la Vida
y el vientre del pensamiento;
las botellas chocan los cráneos
de la asamblea aérea.

El Verbo brota del sueño
como una flor o como un vaso
lleno de formas y de humos.

El vaso y el vientre chocan:
la vida es clara
en los cráneos vitrificados.

El areópago ardiente de los poetas
se congrega alrededor del tapete verde,
el vacío gira.

La vida pasa por el pensamiento
del poeta melenudo.

De "Oeuvres Completes" (Tome I)

Versión de Aldo Pellegrini

27 de enero de 2016

Antígona entre los Franceses, Antonín Artaud

ANTIGONA ENTRE LOS FRANCESES

a Gaston Ferdíére

El nombre de la Antígona real que se encaminó al suplicio en Grecia 400 años antes de Jesucristo es un nombre de alma que ya no lo pronuncio dentro de mí más que como un remordimiento y como un canto.
¿Me he encaminado yo suficientemente hacia el suplicio para tener el derecho de enterrar a mi hermano el yo que Dios me había dado y del que jamás he podido hacer lo que quería porque me lo impedían todos los yo distintos a yo-mismo, insinuados en el mío propio como no sé qué insólito parásito desde mi nacimiento?
Quién me volverá a dar a mí también mi Antígona para ayudarme en este último combate. El nombre de Antígona es un secreto y un misterio, y para llegar a tener piedad de su hermano hasta el punto de correr el riesgo de la muerte y encaminarse hacia el suplicio por él, ha sido preciso que Antígona mantuviese en ella un combate que nadie ha dicho jamás. Los nombres no proceden de la casualidad ni de nada y todo nombre hermoso es una victoria que ha conseguido nuestra alma contra ella en el absoluto inmediato y sensible del tiempo.
Para que ese nombre indescriptible de victoria vuelva a mí en la encarnación personal y formal de una mujer y de una hermana es preciso que la haya merecido como ella y que ella lo haya merecido como yo.
No se es hermano y hermana sin haber mantenido ese supremo combate interno de donde el yo personal ha salido como una victoria cercana y familiar sobre las fuerzas de no sé qué abominable infinito.
El hermano de Antígona murió en la guerra luchando contra sus enemigos y mereció que Antígona lo acercase al momento de enterrarlo pero a su vez ella no pudo merecer enterrarlo
sin un combate parecido al de su hermano, no en el plano de la vida real sino en el del eterno infinito.
Ahora bien el infinito no es más que ese más allá que siempre quiere sobrepasar nuestra alma y nos hace creer que está en una parte distinta a nuestra alma, mientras que es el inconsciente de nuestra alma el que es ese más allá de infinito. '
Antígona es el nombre de esa terrible victoria que el yo heroico del ser ganó sobre las fuerzas obtusas y huidizas de todo lo que en nosotros no es ni ser ni yo, pero que se obstina en querer hacerse tomar por el ser de nuestro yo.
Nadie ha podido jamás ser Antígona sin primero haber sabido disociar en su alma la fuerza que la empujaba a existir, y haber sabido encontrar la fuerza contraria de reconocerse como diferente del ser que ella vivía y que la vivía.
El ser que yo vivo no me cogerá, y yo no cogeré a ese ser para morir y para irme, sino para lograr liberarme de él y no hundirme en la última ilusión que consiste en creer que no soy mas que el cuerpo en que me había enterrado la vida, necesito esa mano de piedad que la fuerza Antígona del ser supo separar de su ser contra el ser en el que ella se veía.
Pues nadie ha podido llorar sobre un muerto si no lloró antes sobre si' mismo, y si no supo enterrar su si mismo como lo otro de su yo: la muerte.
Esta fuerza de piedad es francesa. Es una fuerza de honradez interna que nos empuja a conservarnos francos con nosotros mismos, y no mentirnos jamás a nosotros mismos, en el tormento del inconsciente y de los cuerpos.
A todas horas llegan hasta nosotros muchos cuerpos extranjeros que quieren ocupar el lugar intocado de nuestra alma, y el francés es ese yo eterno que jamás ha abandonado su alma, y como San Luis ha preferido morir de peste que ceder a sus enemigos.
Y nosotros no tenemos peor enemigo en el mundo que nuestro cuerpo en el momento de la muerte. Nadie ha podido ser francés y nacer en Francia si no ha sabido un día disociarse de ese cuerpo que nos constriñe como un enemigo extranjero, y contra el que ha ganado su naturaleza, y todo lo que es francés en Francia es la consecuencia de ese combate; pero quién lo sabe todavía hoy.
La tierra de Francia fue teatro de un extraño y misterioso combate que tuvo lugar en realidad y que tiene su fecha en la historia pero la historia no habla de él. ¿Y por qué?
Miles de hombres han muerto en Francia en grupo y por sus ideas y la historia jamás ha hablado de ellos.
Antaño se hicieron quemar héroes como soldados que se encaminan al fuego, y lo hicieron para perder su cuerpo y con el fin de encontrar otro que la Antígona de la piedad eterna pueda acercar para enterrarlo, y darle algo con qué resucitar.
Y esto pasó en una época cercana a Juana de Arco y su suplicio, pues el suplicio de Juana de Arco es todo lo que la historia escrita ha sabido conservar y relatar de esa voluntad de combustión corporal por la que el yo francés del hombre se libera del enemigo extranjero.
Murieron para remontar su cuerpo francés, ¿pero dónde están y dónde esperan ahora a que vuelva su hermana Antígona que los hará volver del fuego a un cuerpo, y dará una tierra a ese cuerpo reconquistado a través del fuego para que su alma pueda habitarlo siempre?
Están en Francia, y es en cuerpos de franceses vivos donde han esperado hasta hoy a que la Antígona delo Eterno volviese la cual les permitirá revivir su muerte. Esto con el fin de recuperar la vida. No sin una razón extraordinaria ha sido Francia llamada la tierra de los héroes, y porque ha sido la tierra de aquellos que prefirieron ir al fuego y bajo tierra a consentir a ese cuerpo extraño que vive sobre nuestra alma como un extranjero. De esa tierra de donde cayeron, descenderá la Antígona de la eterna luz para volverlos a levantar.

ANTONIN ARTAUD

De Cartas desde Rodez, Editorial fundamentos (1980)

26 de enero de 2016

Las madres en el establo (sueño) Antonin Artaud

Tapa retrato inédito de Antonin Artaud pintado durante su estancia en Rodez por Frederic Delanglade

LAS MADRES EN EL ESTABLO

Sueño

al Sr. J. D.

puertas, celdas, granero, comida, la habitación que tenía que elegir ¿era un granero o un establo; un refugio o una prisión?
¿era yo un hombre o un animal?
un mundo inagotable de pensamientos estaba alli, cuya llave sabía muy bien que la tenían en el fondo, pero que nunca se decidían a tendérmela, porque ninguno de esos pensamientos era yo, aunque fuesen todo lo que efectivamente pensaba yo.
Ahora bien las puertas de las habitaciones y celdas ante las que me encontraba y que en mi corazón temblaban de cólera, con sus cerraduras y sus llaves, en lo real estaban todas heladas
de silencio y de una hipócrita animalidad:
-me abriré cuando seas como yo, eso es lo que parecía decirme toda cerradura saltando de mi corazón.
yo era hombre pero las puertas con sus cerraduras de cólera querían verme pensarme a mí mismo como animal, admitir por fin mi animalidad.
y era lo que yo no podía aceptar.
desconfiaba de cada puerta ninguna de las cuales me parecía segura para pasar, _ y no sabia si eran puertas que daban las prisiones del mundo o al espacio de las eternidades.
Ah, si todas las habitaciones hubiesen estado iluminadas como en el tiempo en que desde la pendiente de las montañas, abriendo ante mí la puerta de la inmensidad, veía el infinito sin cerradura y sin llave.
Pero ahora había muerto el tiempo de esto.
¿Por qué estamos también nosotras encerradas, no dejaban de mugir las cerraduras con sus puertas y sus llaves, nosotras que somos todo lo que ha querido encerrarte?
déjate llevar, por fin, déjate llevar, nosotras somos todas dignas porque tú eres digno, pero por fin estamos hartas de estar fijas, y nuestro comportamiento ha sido siempre el odio que abrigamos por tu dignidad.
Cuando se acababan estas palabras de la rebelión de los hombres contra mi buena voluntad, oí el desgarramiento de un gong que protestaba hasta en las nubes, señal de que todo infinito estaba ahora superado, ya que la misma inmensidad aullaha ante la violación que se le había hecho. Y yo sabía que el Infinito es alguien cuya misma dimensión está sin medida a no ser la de su voluntad, y que ésta grita hasta en las nubes a partir del momento en que es ultrajada.
¿Pero qué tenía que hacer yo con todas esas puertas del ser y con esos símbolos de personalidades en los que entrar? -
¿Soy entonces el cielo o el mar, o las olas de las inmensidades (les que oigo dentro de mi corazón como bueyes en un establo, yo que ando con mi esqueleto en la carne que no acabaré de doblegar hasta mi última hora?
¡No tendré vuestro orgullo puertas!
Prefiero el ruido de mi paso en la tierra que la violación de las eternidades.
Pero no tuve tiempo de acabar esta maldición contra la vida que me encierra en los caprichos de su calidad de ser, pues no era más que un feto levantado por las olas que me mugían; y las olas de todas esas puertas-mujeres, de esas cerraduras llaves que desde el oriente hipnótico de las cosas hacia mí con rapacidad, me transportaban a no sé qué en el que el ser del ser me rodeaba.
Son las Madres que cocean en el yo de todo hombre con de azagayas, me decía en ese momento mi pensamiento. 
Así es como ya no me sentía más que coceando, y que el paso del hombre en el que yo me escuchaba en la tierra y que la tierra había enterrado, habiéndome abandonado con mi esqueleto y mi carne, yo no era ya más que la intrusión de esas mujeres, donde toda puerta era ahora rechazada.
He aquí que por fin me vuelve la libertad pensaban en mí esas cohortes anudadas.
La libertad de ser y de abrazar lo que pienso, es decir mezclarse.
Para conocer la -felicidad de existir has dejado de considerarte como un límite, el límite de los cuatro brazos instalados contra todo lo que ha querido afluir. Las cosas no serán como tú has querido pensarlas, sino tal como se han querido a si mismas contra tu espíritu de insensata contención.
No se puede vivir sin animalidad.
- ahora bien desde hace demasiado tiempo yo conocía el punto de gelatina meníngea en el que se hunde la voluntad humana y qué abominables torsiones experimenta por parte de una calidad de ser rebelada por haberse dejado engañar por falsas ideas. '
El yo quiero imprescriptible del yo no está solo en ese punto del cerebro donde el alma individual y personal se piensa, si-no que hay otros que cohabitan con él y que trabajan desde siempre contra él.
Antes de que tuviese tiempo de decidir por mí mismo el ser de vivir me desposeyó.
Así es como las Madres violaron mi pensamiento.
Oleadas tras oleadas afluyen a mí desde todos los puntos de sus inmundas envidias, hasta el día en que entren en carencia, la carencia del Manifestado de la Vida.
Yo conocía antes el buey del granero y la cerradura del establo, la batalla entre el Manifestado y sus Madres y el No-Manifestado de las Supervivencias.
Supervivencia de lo que no fue la vida.
Sísifo volviendo a subir su roca en el espíritu no tiene para los sueños más necesidad que el grito de ese terrible AQUÍ YACE, en el que Aquel que no existe en la vida sino que para ser necesita SUPERVIVENCIA, se dio a conocer a mi en mi sueño cuando las Madres me empujaron a la vida.
El inaccesible Infinito de las Supervivencias es para el ser más tentador que ser, ya que sobrevivir es superar un ser, cuando ese ser es estrangulado por la vida. Vivir es un tiempo, sobrevivir es: por el rechazo del tiempo de ser, no abandonar ya esa eternidad de NO-SER donde triunfa la Inteligencia celeste, Espíritu del No-Manifestado de la Vida.
Pero es aquí, les digo a las Madres del sueño en el momento de despertarme, AQUI donde pronto se la verá existir.

ANTONIN ARTAUD
De Cartas desde Rodez, Editorial fundamentos (1980)

25 de enero de 2016

Yo Manuel, Manuel López Ares

YO MANUEL

Estoy pensando en los famosos, la fama es el mejor de los manjares, entonces uno se agota
de manducar pobreza Y llega a conocer todo lo malo del planeta. Que es lo copetudo.
si fuera por imagen, me agradaría ser presidente americano, uno jura por la patria invocando a dios y la biblia, pero el pueblo, jamás lo demandará, ni por sus faltas de mal mandatario ni por la pista de Anillaco. Doy fe.
También me agradaría diplomarme en diplomacia sin ser diplomado ni diplomático, para poder probar en todo el mundo, lo innecesario que somos, si al fin de cuentas, siempre perdemos Las Malvinas y siempre nos cambian de destino Y no agradecen nuestros buenos servicios.
Y dios y la biblia y el calefón siguen igual desde antes y aún después de Discepolín.
Pero sólo soy Manuel López Ares, un ilustre desconocido, que es conocido de si mismo y
que se diplomó de filósofo en las calles de Berisso y jamás conoció a su maestro de filosofía, de lo cual me siento orgulloso.
Por lo menos no puedo reírme de nadie como hacen los señores de la urna.
Estos señores que se sienten bien haciendo todo el mal posible a sus paisanos.

Manuel López Ares
De Revolución productiva (2003)
Artesanales Ares


24 de enero de 2016

Dolor, Manuel López Ares

DOLOR

Señor, me duele el hambre
de amor, de aquel que vive
grupas de la ternura,
aquellos que no saben
los ardores del beso,
la caricia y el noble
temblor de la mirada.

Señor me duele el aire
triste de la tristeza
en la cara del niño,
me duele la temprana
paciencia de las madres
mientras la madrugada
se torna interminable.

Señor me duele el hambre
de tierra sin semilla,
las manos sin arados,
los presagios oscuros
en las llagas del mundo.
Y tú, me dueles hoy,
por tantas religiones
que en tu nombre destruyen


Manuel López Ares

De Tiro a los pavos reales Editorial Artesanales Ares

23 de enero de 2016

Cayo Espino, Manuel López Ares

Cayo Espino

Cayo Espino
*Fusilado en Cuba por Tío Sam.

Orestes Gutierrez Peña.
la tumba fue Cayo Espino
Cuba, la llorosa madre
y Batista el asesino.
En Sierra Maestra muere
y solo tiene seis años
cayó cuidando un rebaño
Orestes Gutierrez Peña.
Por qué “Fruti y Coca Cola”
querían la Cuba fiel
“Cuba libre” pero sola
con Batista y sin Fidel.
Por los guajiros hambrientos
“Tío Sam” duro se empeña
y los mataba por cientos
como a ti, Gutierrez Peña.
La muestra no fue tan poca
para el bocado Batista
porque cuando estuvo lista,
para digerir, fue roca.
Al final cayó el tirano
con los yankis, sus amigos.
Se la dieron al insano
el Che y Fidel, soy testigo.
Orestes Gutierrez Peña
la tumba, fue Cayo Espino.


Mensajero del Che, fusilado por sospecha. POR LOS SOLDADOS DE BATISTA.


Manuel López Ares Berisso Provincia de Buenos Aires

22 de enero de 2016

Ahora, Manuel López Ares

AHORA

Ahora que no estoy en los relojes
en toda su colosal maquinaria
y en el dulce no hacer hago mi vida
rodeado de ilustres inocentes
escapado del control y las barreras
ahora soy feliz entre infelices
que corren por las bajas, medio punto
vendo, compro, remato me desmayo,
cueros en alza, en baja los calzones
me río me desternillo no me copo
la cobardía del mercado, el terror
de los capitalistas y capangas
que gobiernan mi país y casi toda
América Latina, una excepción tan sólo.
Yo los veo correr a los cobardes
me desternillo de risa yo no tengo
nada más que un plazo fijo con la tierra
y me transporto a pie, pago mis cuentas
camino de alpargata y de noche suelo
dormir a pierna suelta, es hermoso
ver zánganos correr desesperados
porque la miel que les fabrica otro
perdió la dulzura del mercado.

Ahora que no estoy en los relojes
que soy un inocente jubilado.


Manuel López Ares
De Chafalonia

Artesanales Ares

21 de enero de 2016

Ciudad amontonada, Manuel López Ares

CIUDAD AMONTONADA

Ando buscando la hora de los pájaros
los genitales del aire, los carozos,
de la hembra genial del universo,
el hilo de la luz, sus pentagramas.
Sólo encuentro páginas en blanco, -
multitudes groseras, puercos bípedos
en los arrabales de la histeria.
Pregunto a la gente, no conocen
la guarida del hueso, el blanco río
donde nada el oxigeno, la tristeza
del humo, el calendario del abandonado,
el perfil bochornoso de una madre '
huérfana de hijos y de escarcha
donde matar su amor desposeído.
Sin embargo hurgo los rincones
donde la miel y el beso descascaran
el diente del amor, sus iniciales
y sólo encuentro palabras dolorosas.
Traición, encubrimiento, muerte, luto,
miseria, soledad, aberración, perfidia.
Doblo la esquina del asco donde pudren
los basurales del alma sus riquezas
y encuentro la ciudad amontonada
a empellones buscando sus monedas.
Acá viven mie hijos y sus hijos
para contar mañana lo que viene.

Manuel López Ares

De Jueves (1993) Editorial Artesanales Ares

20 de enero de 2016

Pensemos, Manuel López Ares

Pensemos,
un trébol libre, la substancia
de embellecer el verbo.
¡De hacer, con una honda una paloma!
Eso te otorga ciudadanía universal,
te hace poeta.
Fumemos relojero, necesito,
ver a febo trotando a la mañana.

Manuel López Ares

De Testimonio Editorial Artesanales Ares

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