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11 de febrero de 2024
La gracia perdida, Hugo Mujica
La gracia perdida
al final la casa
es siempre atrás
como el umbral
de la despedida, el del adiós frente
a un camino nunca trazado
el del gesto inconcluso,
la mitad olvidada.
en el medio la terca torre:
el propio nombre
la estaca entre el deseo
y la nostalgia,
el puñado de humo
en el que aferramos el miedo a perder
lo que nunca tuvimos.
al final, el que nos llega,
queda la apuesta
del inicio, la gracia perdida:
queda perderlo todo.
Hugo Mujica
10 de febrero de 2024
Hay perros que mueren de la muerte de su amo, Hugo Mujica
Hay perros que mueren de la muerte de su amo
hay perros
que mueren de la muerte de su amo
cuerpos que no hacen el amor,
hacen el miedo
que no se agitan,
tiemblan.
y hay hombres
en los que muere dios
como una gota de lacre
sobre el pecho
de un torso de mármol,
son los que lloran cuando creen
estar hablando,
o gritan soñando, pero al alba
olvidan el grito
con que encendieron la noche.
hay hombres en los que gime dios
por no encontrar un hombre
donde morir de carne,
pero no llora
como quien lo hace solo
llora como quien llora abrazado a un niño.
Hugo Mujica
9 de febrero de 2024
Cada hombre, Hugo Mujica
CADA HOMBRE
cada hombre y yo:
caña seca
en la que se surca
el viento para retomar su cauce,
como si nada hubiese pasado
salvo el abrirse de
una ausencia,
un surco entre mi paso y el pasado
entre mi vida y cada vida.
Hugo Mujica
8 de febrero de 2024
A veces la vida, Hugo Mujica
A VECES LA VIDA
a veces
nos miramos en silencio
la vida y yo.
A veces duele, duele
blanca, lenta
se hunde en la carne
como una botella vacía se
hunde en el
estanque
que la va llenando.
a veces, en silencio, llora
y algo sagrado brilla en el
mundo,
en silencio, reverbera en las
palabras.
Hugo Mujica
4 de febrero de 2024
Video de Alejandro Nicotra leyendo sus poemas El LLamado, Y Ahí el panorama de la gran ciudad y Venus.
Alejandro Nicotra leyendo sus poemas El LLamado, Y Ahí el
panorama de la gran ciudad y Venus.
52º Encuentro Internacional de Poetas "Oscar Guiñazú
Álvarez" Villa Dolores- Capital de la Poesía, Las Tapias, Villa de las
Rosas, San Javier, Traslasierra, Córdoba, Argentina. 10, 11,12 y 13 de Octubre
de 2013
3 de febrero de 2024
Las nubes, Alejandro Nicotra
Las nubes, Alejandro Nicotra
Van muy altas las nubes
sólo
para los ojos y los dedos del sol.
Sobre el humo
y las plazas que balbucean árboles
o el cuarto blanco y negro de quién
o las esquinas de ira fija
sin párpados.
Lejos,
sobre los baldíos del amanecer
y el cadáver de turno.
Van muy altas, con su arco iris y sus liras,
y nadie sabe ya por qué
ni cuándo ni cómo.
Alejandro Nicotra
2 de febrero de 2024
Gabriela Bayarri leyendo el poema Bar de Alejandro Nicotra.
Gabriela Bayarri leyendo el poema Bar de Alejandro
Nicotra.
Café Literario del día 8 de abril de 2010 cuyo tema fué
el Bar y coordino la velada Adrián Salagre.
En la Vieja Esquina, Avda San Martin y Edison, Villa
Dolores, Traslasierra, Córdoba, Argentina
1 de febrero de 2024
Noche cercada, Alejandro Nicotra
Noche cercada
Cuando se apaga el grito del mundo,
¿eres el hueso de rocío y de hielo
en que sopla la muerte?
¿O carne, luz de carne,
apenas tocada
por la sombra de una mano de árbol?
Desnuda abres y cierras todo círculo,
luna en su halo
vuelta, muriendo, al alba.
2
Noche cercada, amor,
¿cuándo salta tu instante
de lomo curvo y zarpas con fiebre
sobre los párpados de la piedra?
Sólo el ascua del ojo perverso
lo denuncia.
¿Cuándo saltarás,
furia montés?
Nadie más sabe
que el corazón inerme
la mordedura de tu llama mortal,
fúnebre en su cueva de ceniza.
3
Tensa la noche el arco, norte a sur,
apuntado hacia el alba.
El alba,
¿quién me grita en su carne,
el llamado mordiente del cielo?
Por mis dedos en tu cuerda de Sombra;
mi mano, noche, ávida
de luz...
Alejandro Nicotra
De Desnuda musa
31 de enero de 2024
Preguntas retóricas, jazmin de Alejandro Nicotra por José Luis Colombini
Preguntas retóricas, jazmin de Alejandro Nicotra por José Luis Colombini
Video de la 5ª
Maratón de Lectura, 18 de Junio de 2012 organizada y llevada a cabo por el
Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento, 9 horas de lectura continua
(de 9 a 18 Horas) en donde dieron su apoyo importantes personalidades del medio
local, Periodistas, Escritores, Funcionarios Municipales, Judiciales, Docentes,
Alumnos de nivel primario, secundario y terciario, Poetas, Público en general,
en la sala de arte del Teatro Municipal de la ciudad de Villa Dolores (Mítico
lugar de Traslasierra), "Capital de la Poesía", Traslasierra,
Córdoba, Argentina.
30 de enero de 2024
Enumeración urbana, Alejandro Nicotra
Enumeración urbana
Las avenidas que corren en la noche
con todas sus lámparas encendidas, hacia el amor -
y desembocan en los baldíos y las sombras.
Y las plazas, los sitios
donde "el tiempo respira y dice, por árboles
y gárgolas:- Yo soy la eternidad . . .
Y los edificios, altos,
con ventanas abiertas a un millón de existencias
posibles. (Y no hay más que el cuarto, blanco y
negro,
en que alguien está solo. Cuartos
y cuartos como planetas fríos).
Y los puentes, anacrónicos
en la elegia y el suicidio, solo pasos
de una calle a otra calle.
Y las calles, que entre relámpagos
y gritos, te conducen
a la casa, sin nadie, de tu muerte.
Alejandro Nicotra
29 de enero de 2024
A Robert Frost, Alejandro Nicotra
A Robert Frost
Esta mañana, entre las hojas frescas
y el atisbo del sol,
tembló el cable de Boston como un pájaro:
te has ido Robert Frost.
Le dije a mi mujer: -Voy al encuentro
de un hermano mayor.
Y caminé a la sombra de mis árboles,
A solas, Robert Frost.
Anoche era la luna en mis ventanas
un ave, no una hoz;
anoche, cuando yo nada sabía,
oh, Robert Frost.
Y anoche, entre los pinos y la nieve,
junto a un lago, el de Dios,
en un caballo de sombrío fuego
andabas, Robert Frost.
Ven a mi casa, dime de los frutos
la madura lección
(de paso, escucharemos las cigarras),
maestro, Robert Frost.
¡Ay, quien sabe de muerte! Pero, ¿importa?
Tú vives en tu voz
no más me basta que inclinar, despacio,
mi oído hacia una flor:
desde la tierra, por el tallo ardiente,
me hablarás, Robert Frost.
Alejandro Nicotra de “El tiempo hacia la luz” Editorial Hachette, Buenos Aires, 1967
22 de enero de 2024
Hacia mi mismo, Robert Frost
Hacia mi mismo
Uno de mis deseos es que aquellos árboles
oscuros,
Tan viejos y firmes que la brisa apenas los
penetra,
No fuesen la máscara de una penumbra
discreta,
Estiradas sombras, lejos al borde del
destino.
No he de ser retenido, pero en ese algún
día,
En su inmensidad debería escabullirme,
Intrépido, buscando incesante la tierra
abierta,
O el sendero donde la rueda lenta vierte
arena.
No veo por qué yo debería volver,
O por qué los otros mis pasos deben
rastrear
Para alcanzarme, pues deberían extrañarme,
Sabiendo largo tiempo que todavía los amo.
No me encontrarían distinto del que
supieron contemplar,
Sólo más seguro de que aquello que pensaba
era verdad.
Robert Frost
21 de enero de 2024
Amor y una pregunta, Robert Frost
Amor y una pregunta
Un extraño llegó hasta la puerta en el
ocaso,
Y habló con el justo novio.
Llevaba una vara blanca y verde en la mano,
Que a su vez sostenía todas sus cargas.
Preguntó, más con los ojos que con los
labios,
Si habría refugio para él durante la noche,
Y se volvió para mirar la distancia del
camino,
Sin luces ni ventanas iluminadas.
El novio dio un paso y cruzó la puerta
diciendo:
Miremos hacia el cielo,
Y preguntemos por la noche que vendrá,
Tú y yo, extraño compañero.
Las hojas de la vid cubrían el patio,
Los frutos de la vid eran azules,
Otoño, si, pero el invierno estaba en el
viento;
Extraño, ojalá lo supiera.
Dentro, la novia yacía sola en el
atardecer,
Inclinada sobre el fuego del placer,
Su rostro brillaba rojo frente al carbón,
Y rosa era el deseo y el pensamiento del
corazón.
El novio observó el camino desgastado,
Sin embargo la vio a ella en el interior,
Y deseó su corazón en un cofre de oro,
Inmóvil con un alfiler de plata.
El novio pensó en un pequeño regalo,
Algo de pan, una bolsa para el descanso,
Una oración sincera por los pobres de Dios,
O para los ricos una humilde maldición.
Pero si aquel extraño fue consultado o no,
Sobre la muerte del amor de dos,
Por albergar la pena en la noche que
vendrá,
El novio nunca lo supo, pero deseó saberlo.
Robert Lee Frost (San Francisco, 26 de marzo de 1874 - Boston, 29 de enero de 1963) fue un poeta estadounidense, considerado uno de los fundadores de la poesía moderna en su país por expresar, con sencillez filosófica y profundidad sentimental, la vida y emociones del hombre rural de Nueva Inglaterra.
20 de enero de 2024
Fuego y hielo, Robert Frost
Fuego y hielo
Algunos dicen que el fuego consumirá al
mundo;
otros afirman que triunfará el hielo.
Por lo que yo sé acerca del deseo,
doy la razón a los que hablan de fuego.
Mas si el mundo debiera sucumbir dos veces,
pienso que sé bastante sobre el odio
para afirmar que su ruina sería igual de
grande,
y con ella bastaría.
Robert Frost
18 de enero de 2024
El camino no elegido, Robert Frost
El camino no elegido
Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;
Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.
Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.
Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.
Robert Frost
17 de enero de 2024
Lo más próximo, Robert Frost
Lo más próximo
Pensó que a solas podía captar el universo
entero;
Pero la única voz que obtuvo por respuesta
Fue el falso eco de sí mismo
Que procedía del precipicio,
al otro lado del lago.
Una mañana, desde una roca de la playa,
Clamó que lo que él quería en la vida
No era una mera copia hablada de su propio
amor
Sino un amor correspondido, y con voz
propia.
Y la única respuesta encarnada
Capaz de dar respuesta a su queja matinal
Comenzó a descender, en la otra orilla,
por el talud del acantilado hasta el lago
para zambullirse después en las distantes
aguas.
Pero cuando tras nadar un buen trecho se
aproximó a su orilla
En lugar de poseer forma humana
Y de ser quien él tanto había anhelado
Resultó ser un gran macho cabrío, que
aparecía poderoso
apartando las encrespadas aguas con su
enorme pecho.
Y al llegar a tierra
Desprendiendo agua como una cascada,
Comenzó a tambalearse a través de las rocas
con su cornamenta,
Hasta que se perdió en la maleza -y eso fue
todo-.
Robert Frost
16 de enero de 2024
El peligro de la esperanza, Robert Frost
El peligro de la esperanza
Es justo allí
a mitad de camino entre
el huerto desnudo
y el huerto verde,
cuando las ramas están a punto
de estallar en flor,
en rosa y blanco,
que tememos lo peor.
Pues no hay región
que a cualquier precio
no elija ese tiempo
para una noche de escarcha.
Robert Frost
7 de enero de 2024
Llueve, y alguien está diciendo “llueve”. Vicente Luy
Llueve, y alguien está diciendo “llueve”. Si me equivoco
contradíganme con amor, porque con amor digo.
Si erro pónganme maestros, que luego yo les enseño,
porque con amor hago.
O ustedes, ¿Por qué creen que llueve; porque hace falta?
¿creen que llueve porque si? ¿por qué carajo creen que
llueve?
Llueve; y no sólo eso; la verdad es que hay un montón
de gente diciendo “llueve”.
Porque llueve.
Si me equivoco contradíganme con amor, porque
con amor digo.
Vicente Luy
5 de enero de 2024
Apenas pasa la tormenta, Vicente Luy
Apenas pasa la tormenta
los riachos de montaña embrutecen
y retumban
arrastrando árboles, gente
y algunos amores.
Yo una tarde
perdí un par de zapatillas
y vi pasar a una señora
rebotando río abajo contra las piedras
sin oponer resistencia.
Y me tenté, pero no me tiré.
Todo ese día fue el que no se tiró.
La lluvia de ayer, tarde
y noche,
fue mayúscula;
y si bien en casa hay otra vez hay goteras
y yo estoy sufriendo
mi susto fue lejano.
En el barrio ya no quedan montañas
y las diagonales solo dan remansos.
Pero un día después, hoy, aún húmedas
las puertas,
siento pánico y violencia.
¿Será el amor que se aleja?
No, no dije tristeza; dije pánico y
violencia.
Vos quizás te acuerdes; yo soy
el chico que perdió las zapatillas
y la parrilla y una remera
y trepó presa del pánico,
justo a tiempo para ver pasar una señora
que ya no era una señora
rebotando río abajo,
a pasos de Icho Cruz. Y se tentó
pero no se tiró
-todo el día fue el que no se tiró-
Y hoy, mucho tiempo después,
un día después de ña tormenta
siente pánico y violencia,
¿Será el amor que se aleja?
Vicente Luy
4 de enero de 2024
Me gustó una chica fea, Vicente Luy
Me gustó una chica fea.
Mucho me gustó.
Y luego me encantó cómo besaba a su chico.
Es actriz, y él dibuja.
Amigos nuevos que no sé si volveré a ver.
Estoy saliendo a la calle
y a donde voy pido el micrófono, y leo.
Todavía temblando.
Pero ya se pasará.
Y si no, subo a 2 PROZAC por día.
Voy a devolver la poesía a su sitio.
Por lo menos en esta ciudad.-
Vicente Luy
Plan de operaciones
La única manera de vivir a gusto es estando
poseído (2013)
3 de enero de 2024
Empiezo por la más obvia: ¿Qué es poesía?, Vicente Luy
Empiezo por la más obvia: ¿Qué es poesía?
En teoría, la única ciencia que se ocupa
del problema
Vicente Luy
De No le pidan peras a Cuper (2003)
2 de enero de 2024
Acuden, Vicente Luy
Acuden
prestos a sostener la red
Le cubren la mollera al río
Zarandean
Cierran la gran bolsa inconclusa
Riegan el muelle
con peces plateados
algunos todavía aletean
como tentando al imposible
otros le sonríen al sol
demasiado de frente
Vicente Luy
De No le pidan peras a Cuper (2003)
31 de diciembre de 2023
Los niños, William Carlos Williams
LOS NIÑOS
De tanto en tanto
tropezamos con un sendero
de violetas amarillas
algunas
pocas azules grandes violetas
azules en
el bosque del cementerio
recogimos
manojos de ellas
había ahí una familia
llamada Foltette
una familia numerosa
con muchas tumbas de niños
así que recogimos
manojos de violetas
y pusimos uno
sobre cada lápida.
William Carlos Williams
30 de diciembre de 2023
Autorretrato, William Carlos Williams
Autorretrato
Con rojo gorro invernal azules
ojos sonriendo
solo la cabeza y hombros
embutidos en el lienzo
brazos cruzados la gran
oreja derecha el rostro
ligeramente inclinado
un grueso abrigo de lana
con anchos botones
abrochados al cuello revela
una nariz bulbosa
pero los ojos enrojecidos
por el uso excesivo debió
forzarlos
pero las delicadas muñecas
dejan ver que fue un
hombre ajeno al
trabajo manual su rubia
barba afeitada a medias
sin tiempo para nada
más que su pintura
William Carlos Williams
29 de diciembre de 2023
A una pobre vieja, William Carlos Williams
A una pobre vieja
masticando una ciruela en
la calle una bolsa de papel
está en su mano
le saben bien
saben bien
a ella saben
bien a ella
puedes notarlo
en su modo de darse
a la mitad del todo
chupada en su mano
le queda el consuelo
de ciruelas maduras
que parecen llenar el aire
y saben bien.
William Carlos Williams
28 de diciembre de 2023
Poema, William Carlos Williams
POEMA
La rosa se marchita
y renace otra vez
de su semilla, naturalmente
pero dónde
irá sino al poema
para no ver
disminuido
su esplendor
William Carlos Williams
27 de diciembre de 2023
Joven sicomoro, William Carlos Williams
JOVEN SICOMORO
¿Sabes?
este árbol joven
cuyo tronco redondo y firme
entre el mojado
pavimento y la coladera
(donde el agua
gotea) se alza
corpóreo
en el aire
con un impulso
ondulante a la mitad –
y luego
se divide y mengua
disparando
nuevas ramas hacia
todas partes –
se cuelga capullos
se adelgaza
hasta reducirse
a dos
ramas
excéntricamente anudadas
que se doblan
como cuernos superiores
William Carlos Williams
26 de diciembre de 2023
Canción de verano, William Carlos Williams
Canción de verano
Luna vagabunda
sonriéndole con
apenas ironía
a esta
mañana de verano
brillante, húmeda de rocío,-
una sonrisa
distante, de indiferencia
somnolienta,
una sonrisa de vagabunda, -
Si comprara
una camisa
de tu color y
me pusiera una corbata
azul-cielo
¿A dónde me llevarían?
William Carlos Williams
18 de diciembre de 2023
Temprano aún, Cesar Moro
Temprano aún
Se subraya montaña las otras palabras tienen agua
Así efemérides abuelo cama bondad
Hay que señalar los ojos de silla
Los tallos de dormir
La sangre de meditar
La postura final del postulante
Cuando ladrando a los vientos erguidos
Miente con todo su cuerpo
Pálida ventana apuntalada sobre diezmos de abismo
Cubrir el cielo de lentejuelas no fue
El asunto pactado
Tuvo sombras heridas hasta el corazón
Creciendo por su temporada
En jaula ambarina
Vivacidades que se hielan en sueños
Ahí salgo
Cesar Moro
17 de diciembre de 2023
Hormiguero empavesado, Cesar Moro
Hormiguero empavesado
Ábside de ciencia una rueda a espaldas de las islas
Luz amamantada
Altanera rama deslumbrada
Bajo fuentes aminoradas antiguas
Madriguera de pieles condenadas
Viento loco
Rústico del lago
Pero con hornos engalanado civil de uncirse
Tregua agraciada con corazón
En la cama única cadera engullida
De nido de hombre santo
Quimera que canta los peanes atavíos de sal
Los puños audaces los pies saciados ociosos
El verano de greda al rojo late leteano
Las camas enguantadas las confidencias filtrándose hacia
los domos
En pelo los tuertos arte tajado cuello que obsesiona la
mueca
Teja de jade
Niega las águilas y sus defectos los marcos
Pero habla en pleno salto
Esta alegría de oírse
Al borde las rampas camas de ayer extasiadas
El hastío degradado sale del agua
Ríe hechizado de ayunar
Vaga maldecido plural arte
Si tú cantas grave pruébame ora qué súbdito
Estaba en ti devuélveme el eco lucha de tiempos
Dorado sacro de crespos manantiales de hermosos desnudos
pertinentes
Leche que centellea caída en suerte
Rojizo con vado desnudo yacente mortal de poros domado
Dado que se zambulle si va a la agonía de ojo buey
bufonada
De orfebre lino órfico de los lujos de nacer
Negro mendaz para ver beber un piojo
El hilota hecho arado que hay que blanquear
Hojea a un padre debido a la edad de oro
A majestad muchacho
Casa habladora
La miel abolida, qué muro reventado
Muerte de los estados
El oso harto se abriga
Perro que ríe plato rajado
Cesar Moro
(Traducción de Enrique Molina y Anché Coyné)
16 de diciembre de 2023
Renombre del amor, Cesar Moro
Renombre del amor
El amor dedica al amor
Los días sin lluvia
Y como debe ser los días de buen tiempo
Para el amor y sus preferencias
Al renombre del más viejo amor
A la lluvia de la palabra amor
Al único amor sin lamento sin dicha sin retorno
Al porvenir de los locos
A los sepultureros a los alegres compañeros de galera
Al punzante al quemante recuerdo del tatuaje
A mi querida muerte
A los que dudan todavía
A los tesoros de los ciegos
A las lágrimas
Al agua al viento al fuego al amor
Al tormento de fuego y de hielo
A los primeros acontecimientos que anunciarán la rebelión
y la sangre
A las sábanas de los crímenes pasionales
A las bellas sábanas de los suicidas
A la culata más tierna de lo que podía esperarse del
revólver
A las separaciones que quitan hasta el aire
A las desgarradas mañanas de quien el amor rechaza
Al plomo de las balas
Para que los que no son tocados mueran
Como perros envenenados
A los dolores de los que despiertan
A las noches vacías
A mi vida perdida
A la pérdida sin lamento sin retorno sin dicha de la vida
Para que los que aman y se estancan en su felicidad
Se levanten y lancen las primeras maldiciones
Al huracán
A las mañanas más tristes que todo
Para borrar mejor mi nombre
Para sacudir el polvo y volver a ser polvo
Para maldecir los instantes supuestamente felices
Para el despertador cargado de pólvora
A las estatuas desnudas de noche
Al mármol perdido
Para tener un lecho de mármol
Para no tener tumba
A las señales de fuego del puñal
A los solos los únicos recuerdos sexuales
A la boca de piedra del amor
Al frío del agua en la noche
Para no volver a empezar
Al más tierno amor
Cesar Moro
(Traducción de Guillermo Sucre)
15 de diciembre de 2023
Batalla al borde de una catarata, Cesar Moro
BATALLA AL BORDE DE UNA CATARATA
Tener entre las manos largamente una sombra
De cara al sol
Tu recuerdo me persiga o me arrastre sin remedio
Sin salida sin freno sin refugio sin habla sin aire
El tiempo se transforma en casa de abandono
En cortes longitudinales de árboles donde tu imagen se
disuelve en
humo
El sabor más amargo que la historia del hombre conozca
El mortecino fulgor y la sombra
El abrir y cerrarse de puertas que conducen al dominio
encantado de
tu nombre
Donde todo perece
Un inmenso campo baldío de hierbas y de pedruscos
interpretables
Una mano sobre una cabeza decapitada
Los pies
Tu frente
Tu espalda de diluvio
Tu vientre de aluvión un muslo de centellas
Una piedra que gira otra que se levanta y duerme en pie
Un caballo encantado un arbusto de piedra un lecho de
piedra
Una boca de piedra y ese brillo que a veces me rodea
Para explicarme en letra muerta las prolongaciones
misteriosas
de tus manos que vuelven con el aspecto amenazante de un
cuarto modesto con una cortina roja que se abre ante el
infierno
Las sábanas el cielo de la noche
El sol el aire la lluvia el viento
Sólo el viento que trae tu nombre.
Cesar Moro
14 de diciembre de 2023
El dominio encantado, Cesar Moro
El dominio encantado
Ni un dedo se alza sin que fluya la amargura
Lágrima a lágrima en un mundo de olvido
Sin que el ojo noche por noche cierre sus puertas al amor
Sin que una falsa embriaguez descorazonada abra su herida
Sin que un hilo se rompa por siempre jamás
Por un tiempo acostumbrado por un tiempo desierto
De la aventura no queda cuando deberían salvarse los
restos
Sino polvo y sombra de polvo
Y sed de tierra barrida por el hastió
Para que una vez al fin se alce el reflejo sin encanto
De una muerte sin enigma.
Cesar Moro
13 de diciembre de 2023
Vienes en la noche con el humo fabuloso de tu cabellera, Cesar Moro
Vienes en la noche con el humo fabuloso de tu cabellera
Apareces
La vida es cierta
El olor de la lluvia es cierto
La lluvia te hace nacer
Y golpear a mi puerta
Oh árbol
Y la ciudad el mar que navegaste
Y la noche se abren a tu paso
Y el corazón vuelve de lejos a asomarse
Hasta llegar a tu frente
Y verte como la magia resplandeciente
Montaña de oro o de nieve
Con el humo fabuloso de tu cabellera
Con las bestias nocturnas en los ojos
Y tu cuerpo de rescoldo
Con la noche que riegas a pedazos
Con los bloques de noche que caen de tus manos
Con el silencio que prende a tu llegada
Con el trastorno y el oleaje
Con el vaivén de las casas
Y el oscilar de luces y la sombra más dura
Y tus palabras de avenida fluvial
Tan pronto llegas y te fuiste
Y quieres poner a flote mi vida
Y sólo preparas mi muerte
Y la muerte de esperar
Y el morir de verte lejos
Y los silencios y el esperar el tiempo
Para vivir cuando llegas
Y me rodeas de sombra
Y me haces luminoso
Y me sumerges en el mar fosforescente donde acaece tu
estar
Y donde sólo dialogamos tú y mi noción oscura y pavorosa
de tu ser
Estrella desprendiéndose en el apocalipsis
Entre bramidos de tigres y lágrimas
De gozo y gemir eterno y eterno
Solazarse en el aire rarificado
En que quiero aprisionarte
Y rodar por la pendiente de tu cuerpo
Hasta tus pies centelleantes
hasta tus pies de constelaciones gemelas
En la noche terrestre
Que te sigue encadenada y muda
Enredadera de tu sangre
Sosteniendo la flor de tu cabeza de cristal moreno
Acuario encerrando planetas y caudas
Y la potencia que hace que el mundo siga en pie
y guarde el equilibrio de los mares
Y tu cerebro de materia luminosa
Y mi adhesión sin fin y el amor que nace sin cesar
Y te envuelve
Y que tus pies transitan
Abriendo huellas indelebles
Donde puede leerse la historia del mundo
Y el porvenir del universo
Y ese ligarse luminoso de mi vida
A tu existencia
Cesar Moro
11 de diciembre de 2023
El humo se disipa, Cesar Moro
El humo se disipa
A donde voraz y ciego
Es el Minotauro el fuego
Y es el laberinto el humo
Calderón de la Barca
Tu aliento es como la mejor mañana fresca de olor de aves
y de mar un
velamen
cruza veloz la foresta interdicta de tu aliento donde los
pájaros
se columpian picoteando estrellas mientras un galope
tendido
de gacelas transtorna las flores y las convierte en piedras
de luna
y el silencio recorre la escala de tu aliento de fuente y de
montaña
nevada.
Frente a frente tu aliento el soplo aterrador de la
primavera en los
bosques
de nieve eterna iniciando el desfile de los témpanos
coronados de osos polares flameantes
Tu aliento certero en medio del corazón una piedra que
cae en el estanque
dormido
y levanta geiseres de estrellas enloquecidas que buscan su
origen
en tu boca
Tu aliento es un despeñadero en el que caen árboles
enteros y el ruido se
tapiza
y las frutas maduran y todo se volatiliza en una caída sin
término
La mañana perfila los cendales de tu aliento y la
tormenta tiene olor de tu
saliva
y tu saliva es el cráter de donde vuelan los peñascos
enfurecidos portadores de mensajes ilegibles.
Tu aliento de meteorito disparado desde el cielo cayendo
en un bosque
ardiente chamuscando leopardos y provocando el alarido de los
elementos
Tu aliento es humareda de ignición de poemas obscenos tu
aliento
precipitándose a mansalva sobre campos inmensos bajo la luna
Tu aliento en la mañana la nostalgia de la noche
fulgurante de rayos que
bordan
en el cielo las cataratas de tu aliento
Cesar Moro
De "La tortuga ecuestre" 1936-1939
10 de diciembre de 2023
Carta a Antonio, Cesar Moro
Carta a Antonio
Te quiero con tu gran crueldad, porque apareces en medio
de mi sueño y me levantas y como un dios, como un
autentico dios,
como el único y verdadero, con la injusticia de los
dioses, todo negro dios nocturno, todo de obsidiana
con tu cabeza de diamante, como un potro salvaje, con tus
manos salvajes y tus pies de oro que sostienen tu cuerpo negro,
me arrastras y me arrojas al mar de las torturas y de las
suposiciones.
Nada existe
fuera de ti, sólo el silencio y el espacio. Pero tu eres
el espacio y la noche, el aire y el agua que bebo, el
silencioso veneno y el volcán en cuyo abismo caí hace tiempo,
hace siglos, desde antes de nacer, para que de los
cabellos me arrastres hasta mi muerte.
Inútilmente
me debato, inútilmente pregunto. Los dioses son mudos;
como un muro que se aleja, así respondes a mis preguntas,
a la sed
quemante de mi vida.
¿Para qué
resistir a tu poder? Para qué luchar con tu fuerza de
rayo, contra tus brazos de torrente; si así ha de ser, si
eres el punto,
el polo que imanta mi vida.
Tu historia
es la historia del hombre. El gran drama en que mi existencia es el zarzal
ardiendo, el objeto
de tu venganza cósmica, de tu rencor de acero.
Todo sexo y
todo fuego, así eres. Todo hielo y todo sombra, así eres:
hermoso demonio de la noche, tigre implacable de
testículos de estrella,
gran tigre negro de semen inagotable de nubes inundando
el mundo.
Guárdame
junto a ti, cerca de tu ombligo en que principia el aire;
cerca de tus axilas donde se acaba el aire. Cerca de tus
pies y cerca de
tu manos. Guárdame junto a ti.
Seré tu
sombra y el agua de tu sed, con ojos; en tu sueño seré aquel
punto luminoso que se agranda y lo convierte todo en
lumbre; en tu
lecho al dormir oirás como un murmullo y un calor a tus
pies se anudará
e irá subiendo y lentamente se apoderará de tus miembros
y un gran descanso tomará tu cuerpo y al extender tu mano
sentirás un cuerpo extraño, helado: seré yo. Me llevas en
tu sangre y en tu aliento, nada podrá borrarme.
Es inútil tu
fuerza para ahuyentarme, tu rabia es menos fuerte
que mi amor; ya tú y yo unidos para siempre, a pesar
tuyo, vamos juntos.
En el placer
que tomas lejos de mi hay un sollozo y tu nombre.
Frente a tus
ojos el fuego inextinguible.
18 de junio de 1939
Cesar Moro