Quiero explicar que todos los post que fueron subidos al blog están disponibles a pesar de que no se muestren o se encuentren en la pagina principal. Para buscarlos pueden hacerlo por intermedio de la sección archivo del blog ahi los encuentran por año y meses respectivamente. también por “etiquetas” o "categorías de textos publicados", o bajando por la pagina hasta llegar al último texto que se ve y a la derecha donde dice ENTRADAS ANTIGUAS (Cargar más entradas) dar click ahí y se cargaran un grupo más de entradas. Repetir la operación sucesivamente hasta llegar al primer archivo subido.

INSTRUCCIONES PARA NAVEGAR EN EL BLOG:

El blog tiene más contenidos de los que muestra en su pantalla inicial al abrir la página. En la pantalla principal usted vera 5 entradas o posteos o publicaciones. Al llegar a la última que se muestra puede clickear donde dice ENTRADAS ANTIGUAS verá las 5 entradas, posteos o publicaciones anteriores. Puede seguir así y llegará hasta la primera publicación del blog. A la izquierda en la barra lateral (Sidebar) Usted verá el menú ETIQUETAS. Ahí están ubicadas las categorías de los textos publicados, si usted quiere ver poemas de un determinado autor, busca su nombre, clickea ahí y se le abrirán los trabajos de ese autor, Si no le mostró todo lo referido a esa categoría al llegar al final encontrará que dice ENTRADAS MAS RECIENTES, PÁGINA PRINCIPAL Y ENTRADAS ANTIGUAS. Debe clickear en ENTRADAS ANTIGUAS y le seguirá mostrando mas entradas o post con respecto al tema que busca. A la derecha , se encuentra un BUSCADOR, usted puede ingresar ahí el nombre del poema, o texto, o un verso, o autor que busque y le mostrará en la página principal el material que tenga el blog referido a su búsqueda. Debajo del Buscador del Blog encontramos el Menú ARCHIVO DEL BLOG en el cual se muestran los Títulos de las entradas o textos publicados del mes en curso, como así también una pestaña con los meses anteriores en la cual si usted clickea en ella verá los títulos de las entradas publicadas en determinado mes, si le da clic verá dicha entrada y asi año por año y mes por mes. Puede dejar comentarios en cada entrada del blog clickeando en COMENTARIOS al final de cada entrada. El blog es actualizado periodicamente, pudiendo encontrar nuevos textos, fotografías, poemas, videos, imágenes etc...

Gracias por visitar este lugar.




8 de abril de 2021

Oscar Guiñazú Álvarez el gran convocador, Teresa Gómez Atala Escribe Teresa Gómez Atala


  
Oscar Guiñazú Álvarez el gran convocador, Escribe Teresa Gómez Atala
Publicado en el Nº 25 de La revista. Sade, Córdoba Junio de 2001

 
 
En Candelaria, Pcia. de San Luis, el 3 de junio de 1916, los ojos claros de Oscar Francisco contemplaron con asombro, por primera vez, la luz.
Un niño como Todos, pero sin duda, con un destino singular: buscar la luz de la palabra.
Tal vez el primer sonido que percibieron sus oídos, fue el canto silvestre del jilguero, o la voz musical del agua, quebrándose entre las piedras.
Con seguridad la belleza del paisaje, fue despertando sus sentidos tempranamente y antes de aprender los secretos de la escritura, descubrió la vibración de su alma, que le marcaría una senda: La Poesía.
Salvador Guifíazú, su padre labrador, le señaló con su ejemplo, un camino de dignidad y hombría de bien, que mantuvo a lo largo de su vida.
Petrona Alvarez. su madre maestra, lo inició en el misterio del abecedario y en la libertad del viento, fruteció en poemas.
Y es así, que Oscar Guiñazú Alvarez, en 1927, contando con sólo once años, dejó su niñez en la casa natal y se radicó en Villa Dolores. ingresando en la Escuela Normal Dalmacio Vélez Sársfield: de donde egresa en 1934 con el título de Maestro Normal Nacional. Siendo el abanderado de su promoción.
En el transcurso de ese año promueve reuniones en su domicilio a las que asistían jóvenes con su misma vocación : La Literatura.
Así formaron lo que ellos llamaban la Escuela del Verso publicando sus trabajos en los diarios locales firmados con seudónimos. De esta manera, nace Eduardo Dawn, y con este nombre publica su primer libro de poemas: “El Amor y el Dolor de Eduardo Dawn” en el mismo año comienza a ejercer la docencia destinado a la escuela de Tosno Pcia de Córdoba.
En Colonia Los Zorros (Tercero Arriba) permanece hasta 1941 oportunidad en la que se traslada a la localidad de Anisacate, con la misión de crear la Escuela N° 2, con el cargo de Director.
Fue corresponsal del diario La Voz del Interior también de La Prensa de Buenos Aires.
En esa época conoce a Esther Zárate, también docente, con quién contrae matrimonio en diciembre de 1944, incondicional colaboradora, que por más de cincuenta años lo acompañó silenciosamente en sus desvelos.
Mientras tanto, alternando la docencia con una definida vocación poética, publicó: “Muestrario” en 1946, editado por el diario Democracia.
Se encontraba en ese momento, ejerciendo su profesión en la Escuela Gral. San Martín en la localidad de Salsacate.
En 1950 “por razones políticas” es dejado cesante, conjuntamente con su esposa, razones, que se piensa, fueron derivadas de un gremialismo militante.
Hombre de voluntad firme, jamás se daría por vencido y dedicó la mayor parte de sus horas a diversas tareas.
Sin embargo, ya tenía un poemario listo para entrar en prensa: “El Polen de la Inquietud”, cuya difusión se logró en julio del mismo año, publicado por la Editorial Assandri.
Por motivos de trabajo, debió viajar casi permanentemente. Esa actividad, lo llevó a recorrer numerosas ciudades.
Según su propio relato, había adquirido la costumbre de averiguar, en bares y comercios de cada localidad a la que llegaba, el nombre y dirección de los poetas locales, a quienes luego visitaba iniciando así una amistad epistolar, que en muchos de los casos, se mantuvo hasta el final de su tiempo.
Establecido en Villa Dolores, con su familia, se inicia como director del diario Democracia, gestión que realiza durante varios años.
Reincorporado a la docencia en 1955, es nombrado director de la Escuelá N° 27 denominada Francisco Javier Arias y se inicia como profesor de enseñanza secundaria.
Paralelamente, el poeta siempre tuvo un desvelo, para su otro gran amor: la poesía.
En 1958, nace “Tardes de la Biblioteca Sarmiento”, entidad cultural integrada por poetas de Villa Dolores y zonas aledañas, que presidió hasta 1996.
Una vez, relató que en su tiempos niños, en Candelaria, había tenido el ferviente anhelo de repicar las campanas de la iglesia, llamando a misa. Sueño que un día cumplió. Su destino de gran convocador, se había iniciado.
 En 1962, organizó el 1º Encuentro de Poetas. En esa oportunidad, sólo fueron invitados cinco poetas de diferentes puntos de la provincia, pero a partir de entonces los encuentros fueron creciendo en número de participantes, hasta que en la actualidad, se reúnen casi dos centenares.
La llegada de la primera poeta chilena Olga Villanueva Díaz, adquiere para los encuentros, la internacionalidad.
 
“Poeta: mi casa no tiene verja!
porque no quiero! que detengas tu arribo!
(...) Tengo siempre un insomnio
y a toda hora el vino
añejo de la hermandad”.

 
Este fragmento de su poema “Mi casa abierta”, publicado en su libro “Orbita 50” en 1966, ha sido una suerte de vaticinio. ¿Habrá presentido el poeta, que con el paso de los años, su llamado, llegaría a todas las provincias argentinas y trascendiendo fronteras, a los países latinoamericanos? ¿Qué fuerza lo animó a buscar a los poetas asegurando la convergencia de voces y sentimientos?
En la actualidad, toda Villa Dolores, es una casa sin verja, donde siempre en octubre, la poesía florece en cada patio y la amistad se renueva en el abrazo.
- Con el lema “Poesía y amistad”, Oscar Guiñazú Alvarez, instala un diálogo entre la palabra y el sentimiento. La palabra, uno de sus grandes amores y la amistad, fundada en el respeto, la franqueza y la mano siempre generosa en afectos.
Hombre de acción, dedicaba pocas horas al descanso. Su día comenzaba mucho antes que los pájaros elevaran su canto de alabanza al sol. Era la hora del encuentro con el ángel de la poesía.
De ese insomnio casi permanente, nació su vasta obra poética. Después de los libros ya mencionados, ha publicado: “Compartir el tiempo”, “Contra Reloj”, “Resplandor de la Memoria”, “Geografía exterior”, “Cuerdas Tensas”, “Calles con Esquinas”, “Y ...Poemas Circunstanciales”, “A lo largo del sol”, “Desde la voz al Grito”, “Ven a decir tu luz”, y “Torrentes Infinitos”.
 Varios libros quedaron en silencio, es decir, inéditos. El tiempo se le fue, organizando encuentros.
En sus versos, encontramos que el poeta asume lo eterno y lo cotidiano, en el devenir del tiempo.
Sin ánimo de señalar críticamente los aciertos o desaciertos estéticos de la obra de Oscar Guiñazú Alvarez, destacamos la fuerza impulsora que lo hizo un incansable trabajador de la cultura. Más allá del poeta, inmerso en su disciplina creadora, encontramos al hombre, en actitud de noble generosidad, de espíritu íntegro, con un claro sentido de la amistad.
Estamos refiriéndonos a una vida que fue y a una obra que aún permanece. Una vida dedicada a la docencia y a la literatura, sus dos grandes amores.
Cuando lo conocí en 1975, me asombró su capacidad de trabajo y el ingenio con que sorteaba toda dificultad. Y así fue que elegí un camino, sostenido por su comprensión y su sabiduría. Todos encontraban un espacio en la calidez de sus afectos.
Con el tiempo entendí los objetivos que guiaban la inquebrantable vocación de Oscar Guiñazú Alvarez.
Solía decir que los poetas salvarían el mundo, por que ellos buscaban la luz de la palabra, como elemento purificador del espíritu.
Mucho se ha trabajado desde 1962. El tiempo ha soplado sobre la vida. Mientras tanto, nos nacieron hijos, nietos, poemas y libros, a la vez que se agrandaba nuestro corazón, para contener a todos los amigos que nos dio la poesía.
Encontrarse, comunicarse, compartir y crecer juntos, han sido y son las razones que nos han mantenido en la continuidad. Hacer de la poesía, un instrumento de paz, amor y entendimiento, con la finalidad de llegar al hombre, esa es la consigna.
Buscar el equilibrio, elevar todas las voces en un solo canto nos permitirá trascender las estrellas y encontrar la armonía del canto universal.
Oscar Guiñazú Alvarez, encendió el fuego hace cuatro lustros, en Villa Dolores, Capital de la Poesía. Los poetas se reúnen a su alrededor, para celebrar la Palabra.
 
Teresa Gómez Atala
 
Publicado en el Nº 25 de La revista. Sade, Córdoba Junio de 2001
 
 
Teresa Gómez Atala



 

7 de abril de 2021

Oscar Guiñazú Álvarez El magisterio de un poeta por Gaspar Pío del Corro



OSCAR GUIÑAZÚ ÁLVAREZ El magisterio de un poeta por Gaspar Pío del Corro
Publicado en el Nº 25 de La revista. Sade, Córdoba Junio de 2001
 

 
 
Resplandor de la memoria” es el título de un poemario publicado en 1991. Dice allí, recordando a Candelaria, su pueblo natal: “Una suerte de compromiso autoestablecido para con los seres y los enseres que determinaron la natural vigencia de una infancia a la que regresó para beber felicidad, para contrarrestar así la atmósfera de crisis, de desencuentro en que camina la humanidad”.
Este poeta retorna como una constante a los tiempos de su niñez, pero no por necesidad de lamentar el bien perdido, sino para revivir ese mismo bien, atesorado. No hay, pues, en sus versos, nada elegíaco, nada que lo lleve a solazarse en un dolor, por más real que sea, sino más bien a la búsqueda de la felicidad conocida en los mejores años de la existencia.
Cuando Guiñazú Alvarez mira hacia atrás lo hace con la misma ilusión con que mira hacia adelante. No como un camino de evasión sino en aventura de conocer, con la voluntad de reencontrarse con los valores humanos en el aquilatamiento de la experiencia personal, dentro de sus limitaciones pero trascendiendo.
Camina hacia atrás para traer hacia el futuro un aliento, una luz:
 
Iluminado patio
que aprendí de memoria;
 
Donde aprender algo es alcanzar la realidad que lo desborda: la Realidad, como un gran texto que encierra una multitud inagotable de lecciones de vida:
 
Cómo olvidar el texto de respeto
escrito en el semblante de Mauricio;
transparente sonrisa
detenida en su rostro de muchacho.
(Poema 23)
 
 
 
Si seguimos la lectura de este poema veremos aflorar en sus líneas un mensaje de nitidez, de virtudes, de nobleza y confianza; atributos que no son sólo de él, porque las “gentes” depositaron “en sus manos” todo eso. Las gentes y las cosas cotidianas que les son inherentes: el patio y su ramada como una inherencia inseparable del lugar donde ha de habitar el hombre; la pureza elemental como una inherencia de lo que ha de beber; la plaza del pueblo como natural lugar de convocación de las gentes comarcanas.
 
  Así, pues, nada vale por el pintoresquismo que sugiere sino por su capacidad para motivar la convergencia fraternal de los ánimos, la solidaridad de los hombres en la convivencia profunda, espontánea, primaria. Ninguna cosa evocada se esfuma en la expansión de los sentimientos que suscita; más bien se consolida en las raíces de algo que pertenece a los orígenes y a ello se aferra: la laboriosidad ejemplar, como virtud innata de los padres, los fundadores; la madre, cuya ternura es una forma de la tradición inveterada del Amor; el abuelo, cuyas manos, como cumpliendo un mandato ancestral, fundaron tres naranjos en el siglo pasado, ésos que aun perduran en el recuerdo de un “celoso guardián de los latidos”
No es una añoranza puramente sentimental lo que se lee en las páginas que nos ha legado don Oscar: es una pervivencia lúcida que se abre a un mundo de experiencias vitalizadoras, creadoras del presente: “la evocación mantine su universo” (Poema 12). No es algo que aparece y que pasa o se derrumba por la pendiente de una pena, sino algo que se levanta en una totalidad de sentido cuya dimensión es necesario remontar para llegar a comprenderlo.
Hasta aquí hemos seguido algunas líneas del libro Resplandor de la memoria. Más de dos décadas antes, en 1966, leemos en Orbita 50:
 
Un fichero multiplicado mantiene al día
la memoria de las órbitas
vistas de un mundo desconocido
de tan conocido.
 
Aquí la memoria de una realidad repetida, habitualizada, cubierta o tapada por los hábitos que se extienden sobre nuestra conciencia como una sombra obnubilante, se abre a una realidad que no es otra sino la misma, pero des-cubier tas, des-vestida de las espesas costumbres que se interponen entre nosotros y el sentido poético de nuestra propia experiencia cotidiana.
A don Oscar, fundador de los celebrados Encuentros de Poetas en Villa Dolores (Córdoba), lo vemos como en un re-encuentro con tantas imá genes de eso conocido que llegamos a des-conocer como consecuencia de los encubrimientos producidos por el divorcio creciente entre la experiencia temporal y la experiencia poética.
Siempre recordamos que Edgar Bayley insistía en la correlación de soledad y solidaridad. En efecto, muchas veces es la soledad la que nos permite percibir la dimensión de la solidaridad humana: cuando estamos solos nos introducimos en ese ámbito que Guifiazú Álvarez llamaba “la honda soledad que inunda mi sed de cantos” (“Momento”, de Cuerdas tensas, 1993). Siempre estuvo don Oscar “aguardando tu voz / en esta soledad de mis papeles,,,” (“Espera”). Su soledad no fue entonces un aislamiento quietista, ese “moho de nostalgia” de que le hablaba Juan Filioy en una carta, sino una fuerza, una luz” que le llega entre papeles desordenados y lo con duce a la esperanza. Y si hay un dolor no es de lo pasa do, sin más, sino de aquello pasado que todavía no es presente: “Asumo hasta el dolor lo que no encuentro”, como habría de decir en Resplandor de la memoria.
En esta dirección se mueve su soledad, que no re conoce ni quiere llegada ni reposo para instalarse en la contemplación, porque es siempre punto de partida para esa forma del hacer que es el poetizar:
 
Me quedan cosas por hacer
me sobran
motivos para asirme como el náufrago
a los leves maderos del poema.
 
Su pulso es “un encordado / vegetal que las brisas estimulan” y que “se deshace en consignas musicales” — tal el hacer como forma de consagración artística. Y más allá todavía, aunque integrado con eso, el hacer poético como compromiso en la lucha junto al hombre concreto. Tal es el sentido que persiste en sus mensajes más hondos: su razón de volver al pasado para dar unidad al curso homogéneo de una vida. En sus regresos no se desata solamente por pura emoción un paquete de recuerdos donde ha de aquietarse el corazón; cada retorno es un avance para desentrañar la lección del tiempo, aquel “texto” que decía, de las experiencias fundantes:
 
Desenvuelvo el ovillo de los años / /
y me propongo recorrer de nuevo /
esquinas, impresiones fundadoras del alba”
(Poema 1, de Resplandor de la memoria).
 
Don Oscar Guiñazú Alvarez fue, por sobre todas las vocaciones, maestro. Maestro de escuela primaria, principalmente. Allí, entre los niños, ante su mirada limpia y sin desvíos, se sintió convocado por la urgente necesidad de abrir caminos. Caminos interminables que él, andariego sin fatigas, recorrió hacia todos los rumbos, invitando a proseguir. Por eso dije alguna vez, con cierta insistencia, que el verdadero monumento a su memoria no ha de ser una busto sobre un pedestal sino una imágen caminante, sobre la tierra.
 
Gaspar Pío del Corro
 
Publicado en el Nº 25 de La revista. Sade, Córdoba Junio de 2001

 

Foto del 1° Encuentro de Poetas  17 de enero 1962Sentados, de derecha a izquierda: Carlos Antonio Garro, Olga Murat de Villagrán (Cruz del eje, Córdoba) Albino Suarez Gómez, Raúl Filgueiras (Berisso, Bs As) Genaro Barcia Garcia (Cosquín, Córdoba). De Pie de Derecha a Izquierda: Horacio Figueroa, Emilio Di Bernardi (Recitador), Pedro Carrera de la Serna, Rafael Horacio López, Mario Pagura, Aldo Cáceres (Recitador), Coco Calvar, Oscar Guiñazú Álvarez, Miguel Ángel Solivellas (Rio IV, Córdoba), Julio Morín (Músico, Berisso, Bs As) Manuel Gregorio Sabas, Regino Barrera. 17 DE ENERO 1962

6 de abril de 2021

Presentación del Nº 25 de La Revista de la Sade, Homenaje a Oscar Guiñazú Alvarez (Video) 9/07/2001

 
Presentación del Nº 25 de La Revista de la Sade, Homenaje a Oscar Guiñazú Alvarez (Video)
 
9 DE JULIO DE 2001
Salón de actos del Colegio de Escribanos Presentación de la Nº 25 de La Revista de la Sade, Homenaje a Oscar Guiñazú Alvarez publicada en el mes de Junio de 2001
5° Aniversario de su desaparición fisica
Presentación del acto a cargo de Cristina Duje
Palabras de aperturan y bienvenida a cargo de Florentino Bustos Molina
Oradores
Rafael Horacio López, Cristina Duje, Felipe Angellotti, Osvaldo Guevara, Miguel Martínez Márquez, Susana Lobo
Actuación Grupo Copacanto 9 de julio 2001
Lugar: Colegio de Escribanos de la ciudad de Villa Dolores, Traslasierra, Córdoba, Argentina

5 de abril de 2021

Polonia en Argentina, Witold Gombrowicz

 

Polonia en Argentina, Witold Gombrowicz
 
 
¿Queréis, amigos, que charle con vosotros sobre los polacos en Argentina? Pero, ¿en qué forma? ¿Qué es lo que os interesa? ¿La situación de la colonia polaca actual en Argentina? ¿Cantidad? ¿Ubicación? ¿Organización? ¿Actividades culturales y económicas?
¡Al diablo con este cuestionario, mortalmente aburrido para vosotros y para mí! ¿Verdad que todo eso no os importa en absoluto? Sin embargo —supongo—, os podría interesar otra cuestión, a saber, cómo nos ve a nosotros, los polacos, un argentino; sí, reconoced que eso es para vosotros más apasionante…, incluso cada vez más apasionante a medida que se prolonga vuestro vergonzoso aislamiento y la paradoja de la historia os condena al papel de un villorrio de Europa situado en su mismo centro.
En cambio, Argentina es todo lo contrario. Argentina, aunque geográficamente hablando está perdida en la más extrema periferia, ahogada entre océanos, en realidad es un lugar abierto al mundo, un país internacional, marinero, intercontinental. ¿Y cuál es la imagen que tienen de nosotros en esta Argentina?
Es un tema imposible de agotar en tres palabras. Comencemos por lo que más salta a la vista: el cuerpo, y ya veremos adonde llegamos.
El aspecto físico del polaco resulta aquí… ¿cómo decirlo?…, poco claro, confuso… En Argentina, rebosante de extranjeros, se hace evidente que la estructura corporal del polaco es mucho menos definida que la de los típicos escandinavos o ingleses, e incluso que la de los alemanes, italianos, españoles, rusos o franceses. Los polacos presentan una enorme riqueza de combinaciones físicas, una cantidad ingente de tipos diferentes, una gran abundancia de rostros diversos; es más, a menudo un solo polaco parece tener la nariz de uno, las orejas de otro, el trasero de un tercero; todo esto adornado con una expresión imposible de prever y moviéndose en una dirección gualmente imprevisible, si no en varias direcciones a la vez. Y toda esta torre de Babel de la forma va acompañada de una considerable intensidad de expresión: ¡cuántos santos o asesinos, caudillos o dignatarios, cretinos o brutos no habrá entre nosotros!, ¡con cuánta fuerza se expresan en nosotros el pathos, la capacidad de embaucar, la virtud o la picardía…! El argentino, naturalmente, no percibe todos estos matices, él sólo sabe que a un polaco es difícil reconocerlo por su aspecto; nuestro tipo nacional es para él como esos idiomas extranjeros oídos en el tranvía o en el metro, que le fascinan porque no comprende nada de ellos y ni siquiera es capaz de adivinar grosso modo a qué grupo lingüístico pertenecen; generalmente resulta que se trata del húngaro.
Así pues, la impresión que causa el cuerpo polaco en Argentina podemos definirla con una palabra: diversidad. Diversidad y puede que hasta desorden. Y también: extremismo… Sin hablar, por supuesto, de una serie de rasgos evidentes como que el polaco tendrá la piel más clara, generalmente será rubio, más imponente, más grande y de mayor peso. Pero nada de eso, según mi opinión, es tan importante como esa especie de desorden en el cuerpo, que nos distingue aquí de los demás. Añadamos que los argentinos, tanto hombres como mujeres, son de buen ver y que se caracterizan, al contrario que nosotros, por la armonía y el orden de la forma y por el carácter discreto de su expresión. Precisamente esta discreción hace que la superioridad física nunca constituya aquí un motivo de orgullo, y —como ya he constatado en otra ocasión—, toda superioridad en América del Sur está desprovista de agresividad. Y sobre este fondo armonioso y discreto, nuestro desorden resalta con más fuerza. Sin embargo, este desorden y esta diversidad que nos caracterizan no se limitan sólo a nuestro cuerpo. Los descubrimos asimismo en nuestra manera de ser, y es algo que en Argentina se percibe de una forma incomparablemente más clara que en Polonia. A veces voy en compañía de argentinos a fiestas polacas. Pues bien, un baile argentino es tranquilo, correcto, mediocre y monótono, no puede pasar nada escandaloso, todos tienen un aspecto correcto y visten correctamente, no verás nunca nada que te deje estupefacto… Mientras que una fiesta polaca es como una selva virgen, además forrada de abismos; en ella, junto a lo distinguido reina lo vulgar; cuando alguien abre la boca, nunca se sabe si se va a oír una refinada expresión intelectual o bien una tontería de palurdo; la mundología del emigrante a menudo va del brazo con el sempiterno espíritu retrógrado, el traje de su mujer puede ser tan elegante y modesto como hortera y provinciano, un movimiento discreto de la mano alzada en un gesto de sublime delicadeza puede acabar en un escándalo con bofetadas. No hace mucho, en uno de esos bailes, un elegante ex oficial de caballería, gigante y forzudo, apretó en broma la mano de su pareja, la apretó con tanto sentimiento… que se la rompió… ¡Por puro entusiasmo! Semejantes historias producen en los argentinos admiración, si bien algo confusa. Y esa misma naturaleza impenetrable eslavo-polaca la descubrimos en cualquier otra ocasión…, por ejemplo, en las cartas a la redacción publicadas por los periódicos polacos en Argentina. Es muy instructivo compararlas con las cartas de los lectores en la prensa argentina. El argentino, cuya literatura no tiene punto de comparación con la polaca, y que apenas comienza a probar sus fuerzas en este campo, sabrá, sin embargo, escribir a la redacción una carta clara y llena de sentido común, bastante culta, correcta e impecable por lo que se refiere al estilo y lenguaje. Por lo contrario, la carta del lector polaco puede ser —digo «puede ser», porque no lo es siempre… pero es una amenaza permanente que pesa sobre nosotros— «puede ser», pues, a menudo torpe, desmañada e inmadura.
En el sentido psicológico, la cuestión es más compleja de lo que pueda parecer.
¿A qué atribuir esta seguridad de la forma que caracteriza a la raza latina? Recuerdo mi estupefacción cuando por primera vez hojeé un periódico editado por un grupo de jóvenes poetas locales, todos ellos veinteañeros. ¿Por qué a la edad en que el muchacho polaco aún es tan torpe, ellos, esos adolescentes argentinos de sangre española o italiana, llegan a una madurez precoz que se expresa con facilidad o incluso con elegancia? ¿De dónde nos viene a nosotros, los polacos, esta dolorosa incapacidad de saber estar? Pero, ¿lo verán los argentinos con la misma claridad con que lo veo yo, un polaco, que observa a los polacos en un escenario extranjero? Hay que reconocer que hasta aquí no he dicho nada especialmente nuevo en estas lucubraciones —ya que al fin y al cabo esa «desigualdad» eslava nos preocupa desde hace tiempo—, pero ahora tengo la sensación de entrar en un terreno menos explorado e incluso diría que bastante sorprendente. Escuchad: a raíz de muchas conversaciones con argentinos y de mucho observar, he sacado la conclusión de que para ellos esos defectos de la forma polaca no son en absoluto algo que les disguste, sino que, hasta cierto punto, incluso les impresionan. Cuántas veces me han sorprendido sus reacciones: por ejemplo, esa docilidad con que toleraban las excentricidades y gracias de nuestros bromistas, esos chistosos con una buena melopea encima, esos chicos «con imaginación». —¡Ah, qué ingenioso que es! ¡Qué divertido! —decían mientras yo me ruborizaba de vergüenza. ¿Cómo comprenderlo? ¿Acaso el argentino se deja aterrorizar por el polaco? ¿Acaso nuestro temperamento, más fuerte, vence sobre el suyo? ¿O quizás todas esas planchas y torpezas resultan para ellos exóticas y por lo mismo nada dolorosas ni irritantes? Seguramente, en muchos casos la explicación es ésta, pero tratemos de buscar también una interpretación un poco más profunda. Creo que los argentinos se sienten tan paralizados, y quizás cansados o incluso aburridos por su propia forma, que su reacción a la falta de forma es mucho más benévola de lo que se pudiese esperar. En el polaco, que a mí me horroriza con su incapacidad de saber estar, el argentino descubrirá ante todo a un salvador capaz de conducirlo a la esfera de lo Imprevisible. Quién sabe, a lo mejor lo que más aprecia en el polaco sea el que no se avergüence de ser como es… ¡qué error!… ya que es precisamente la vergüenza la que nos obliga constantemente a excedernos. Probablemente os resulte extraña esta comparación…, pero yo este mundo argentino, aunque tan burgués, lo compararía al mundo de los militares, y el mundo polaco, aunque tan heroico y caballeresco, al mundo de los actores. Ya que los argentinos están gobernados por el «General Forma» que les impone una disciplina de hierro, mientras que entre nosotros reina la bohemia, el alboroto, la pose, los efectos baratos de una farándula que cada noche da un nuevo espectáculo sin saber nunca con cuál va a estallar. La gran verdad que se nos revela sobre nosotros mismos en el extranjero es que somos artificiosos. ¡Pero no os preocupéis! Este artificio puede ser un buen camino hacia unos logros maravillosos, inaccesibles por medio de una sencillez campechana. Este artificio hace que con todos sus defectos los polacos pasen aquí por gente interesante, más interesante y más rica no sólo de los mortalmente aburridos ingleses, holandeses, belgas, suizos, daneses, suecos, noruegos, sino también de muchas otras nacionalidades con auténtico atractivo. El encanto polaco tampoco es únicamente un mito. —¡Sois maravillosamente enervantes! —constató una dama argentina al abandonar una fiesta en mi casa, donde la estuvimos chinchando durante tres horas.
 
Witold Gombrowicz

 
De Peregrinaciones Argentinas El texto de «Peregrinaciones argentinas» fue hallado en 1976 por Rita Gombrowicz, la esposa de Witold, entre los papeles póstumos del autor. Son los primeros textos escritos por Witold Gombrowicz para la sección polaca de Radio Free Europe desde comienzos de 1959 hasta octubre del mismo año. Se trata de veintiséis crónicas, de cuatro páginas dactilografiadas cada una.


Etiquetas

Videos (231) Jose Luis Colombini (115) Osvaldo Guevara (111) Café Literario Traslasierra (93) Rafael Horacio López (86) Aldo Luis Novelli (76) Claudio Suarez (69) Antonio Esteban Agüero (65) Alejandro Nicotra (64) Roberto Jorge Santoro (64) Juan L. Ortiz (59) Baldomero Fernández Moreno (50) Oscar Guiñazú Alvarez (50) Gianni Siccardi (49) Olga Orozco (49) Vicente Huidobro (49) Jorge Teillier (48) Aldo Pellegrini (47) Elvio Romero (47) Enrique Lihn (47) Felipe Angellotti (45) Gloria Fuertes (45) Circe Maia (41) Hermann Hesse (41) Fernando Pessoa (36) Rodolfo Alonso (35) Vicente Aleixandre (35) Horacio Castillo (34) Gonzalo Rojas (33) Miguel Ortiz (33) Alejandra Pizarnik (32) Edgar Bayley (31) Raúl Gustavo Aguirre (29) Rodolfo Godino (29) Alberto Luis Ponzo (28) Anton Chejov (28) César Vallejo (28) Daniel Conn (28) Marco Denevi (27) Octavio Paz (27) Gabriela Bayarri (26) Jorge Ariel Madrazo (26) Théophile Gautier (26) Alberto Girri (25) Carlos Garro Aguilar (25) Jacques Sternberg (25) Jaime Saenz (25) Leónidas Lamborghini (25) Leandro Calle (24) Orfila Bardesio (24) Leopoldo Marechal (23) H. P. Lovecraft (22) Poetas Chinos (22) William Carlos Williams (22) Carlos Castaneda (21) Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento (21) Horacio Preler (21) Leopoldo "Teuco" Castilla (21) O. Henry (21) Sandro Penna (21) Sandro Tedeschi (21) Witold Gombrowicz (21) Julio Bepré (20) Mario Torres (20) Nicanor Parra (20) Cesar Moro (19) Francisco Madariaga (19) María Meleck Vivanco (19) Vicente Luy (19) Omar Yubiaceca (Jorge Omar Altamirano) (17) Jorge Luis Carranza (16) Teresa Gómez Atala (16) Ariel Canzani (15) Manuel Mujica Laínez (15) Marcelo Dughetti (15) Ana Cristina Cesar (14) Carlos Drummond de Andrade (14) Isidoro Blaisten (14) Karen Alkalay-Gut (14) Manuel López Ares (14) Mircea Eliade (14) Nestor Perlongher (14) Raymond Carver (14) Richard Aldington (14) Spencer Holst (14) Alaide Foppa (13) Andres Utello (13) Anne Waldman (13) Antonin Artaud (13) Charles Baudelaire (13) José B. Adolph (13) Lawrence Ferlinghetti (13) Marcel Schwob (13) Miguel Angel Bustos (13) Ricardo Rubio (13) Sam Shepard (13) Teresa Wilms Montt (13) Cecilia Meireles (12) Ernesto Cardenal (12) Jose Emilio Pacheco (12) Rainer María Rilke (12) Laura López Morales (11) Música (11) Rodolfo Edwards (10) Carlos Bousoño (9) Victor Saturni (9) Adrian Salagre (8) Eugenio Mandrini (8) Federico Garcia Lorca (8) Horacio Goslino (8) Inés Arredondo (8) José María Castellano (8) Juan Jacobo Bajarlia (8) Julio Requena (8) Roberto Juarroz (8) Roque Dalton (8) Allen Ginsberg (7) Antonio Porchia (7) Basho (7) Carlos Oquendo de Amat (7) Charles Simic (7) Conde de Lautréamont (7) Francisco Rodríguez Criado (7) Gaspar Pio del Corro (7) Gerardo Coria (7) Gianni Rodari (7) Hans Magnus Enzensberger (7) Leonard Cohen (7) Li Bai (7) Li Po (7) Litai Po (7) Lope de Vega (7) Norah Lange (7) Oliverio Girondo (7) Pedro Serazzi Ahumada (7) Robert Frost (7) Eduardo Galeano (6) Gregory Corso (6) John Forbes (6) Revista El Gato del Espejo (6) Torquato Tasso (6) Victoria Colombini Lauricella (6) William Shand (6) Círculo de Narradores de Traslasierra “ Paso del Leon” (5) Hugo Mujica (5) Jorge Luis Borges (4) Leopoldo Lugones (4) Eduardo "Lalo" Argüello (3) Encuentro Internacional de Poetas "Oscar Guiñazù Alvarez (3) Roberto Bolaño (3) Tomas Barna (3) Pablo Anadón (2) Pablo Neruda (2) Ricardo Di Mario (2) Rubén Darío (2) Susana Miranda (2) Walter Ruleman Perez (2) Antonio Machado (1) Beatriz Tombeur (1) Eduardo Fracchia (1) Enrique Banchs (1) Enrique Molina (1) Ernesto Sábato (1) Jose Caribaux (1) Juan Gelman (1) Julio Cortázar (1) Mario Pacho O Donnell (1) Ricardo Piglia (1) Victoria Ocampo (1)