POR ULTIMO
Haber dejado una moneda de fuego en la mano de otro,
haber atado ciertos hilos de amor y resplandor,
haber perdido algo
al salir de la casa vacía.
Haber estado. Haber acompañado,
haber estado complicado con el viento que siempre tiene
razón,
con la tierra y el agua y con la hierba que siempre
tienen razón.
No haber cumplido años lejos de sí mismo,
no importa si de rodillas o en medio del pantano pero
cerca de sí,
o entre asuntos pendientes o torcidos desde el comienzo,
pero masticados con tus dientes.
No importa ser un objeto más o menos clasificable
despreciable por los que deciden,
no importa ser superado, masacrado, tergiversado,
desmentido,
con todo eso se hace la verdad.
Raúl Gustavo
Aguirre