Acta primera, Alberto Luis Ponzo

Acta primera

Establecer el lugar

y ver la sombra moviéndose

entre las baldosas del patio

Volver a la mesa abandonada

con los platos que aún tienen

el olor claro de la noche

El espacio ha cambiado

como la mirada

sobre las flores del jardín

mientras el sueño inventa

los primeros deseos

Llegan las visitas

para recordarnos que existen

y que gracias a ellas

no hemos muerto

Alberto Luis Ponzo

Me acostumbro a ser viento, Alberto Luis Ponzo

Me acostumbro a ser viento, Alberto Luis Ponzo

Me acostumbro a ser viento

Desde las manos salgo.

Mis palabras son uñas

sobre la tierra, dedos

torpes y fatigados.

Desde ellas

siento lo que sucede

y me sostengo para mirar,

cavar secretamente el horizonte,

empezar a creer en lo que digo.

Desde las manos hablo

y alimento la piel,

aprendo en su corteza,

tomo el aire y me digo:

con las palabras voy a la existencia,

describo mi esperanza, grito

o reniego del nombre que me imponen

y lentamente

desde este umbral cercano y movedizo

me acostumbro a ser viento,

ligera decisión de la memoria.

Alberto Luis Ponzo

Laura López Morales leyendo a Alberto Luis Ponzo. 

Videopoético del Café Literario del Jueves 18 de Marzo de 2010, en Big Pancho, Sarmiento 269, Villa Dolores, Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue EL HOMBRE y coordino la velada y el debate Gabriela Bayarri.

Canción del varón adulto, Antonio Esteban Agüero

Canción del varón adulto

Morder

gustar,

oler,

la dulzura del sol

este verano.

Morder,

gustar,

oler,

la violencia del mar

este verano.

Morder

gustar,

oler,

los racimos del amor

este verano.

Olas de luz,

sabores,

sonidos

y muchachas.

Después

la copa negra,

con el sorbo del olvido

y  miel amarga.

Morder

gustar,

oler,

la raíz de la Vida

este verano.

Antonio Esteban Agüero

De Canciones para la voz humana. Edición de María Rosa Romanella de Agüero diciembre de 1973

Soneto (el Che), Antonio Esteban Agüero

SONETO

(el Che)

Se lo vio discutir con los fusiles,

con su sonrisa de argentino nuevo,

entre las selvas donde un día el grito

del Inca fue dicho por tambores.

Se lo vio conversar con los fusiles,

hablar de libertad y pandetodos,

decir que Mao es la verdad de Cristo

y Fidel el cogollo del azúcar.

Botas y botas y fusiles negros

le cortaron la flor de su garganta

cuando empezaba a florecer en fruto.

Yo no soy comunista y sin embargo

el Che nos reúne y nos conmueve

desde su sangre de argentino libre.

De Vivir en Poesía. Guiones. Anécdotas y Poemas inéditos de Obras Completas de Antonio Esteban Agüero, Tomo IV

Elegía, Antonio Esteban Agüero

Elegía

Tus bajas nubes de oro ya no me sirven, tarde,

para dorar la dulce figura de los sueños.

Como estoy pobre, tarde, sin nada entre las manos

del corazón, sin joyas en sus azules dedos.

Me arrancaron los días la venda de los ojos,

la venda milagrosa tejida de luceros,

y ahora miro a todo como lo miran todos:

el álamo es un álamo no torre de jilgueros.

¿Por qué no me dejaron entre mis sueños, tarde?

No quiero ver ni oír, quiero ser sordo y ciego,

quiero mi claro mundo de mentida belleza,

quiero mi vieja venda tejida de luceros.

¿Te acuerdas de antes, tarde, cómo te amaba, cómo

era tu amante, el novio de Venus en el cielo?,

y cuántas veces, tarde, me sorprendió tu fuga

oyendo tus cigarras con los sentidos ebrios.

De Las “Cantatas” de un soñador. Poemas. Romance y Pastorales. De Obras Completas de Antonio Esteban Agüero, Tomo I