1995
“Con segundas personas”
Quién haya sido Caeiro/Pessoa, importa el hecho de su
nacimiento, jamás el de su muerte, que no sucedió.
Tanto he visto en el mundo! Ojos de personas, naves,
alimañas… con eso y algo más he construido lo que no explico ni entiendo.
Qué es saber?.
No puedo escribir sobre lo que no sé, pues esto se
convertiría en meros fragmentos de un todo.
Escribo para escribir y escribo sobre lo que no se, que
es superior a lo que sé.
No saber es fantástico! No saber es mejor que saber lo
que uno cree saber, creo ser claro.
No sé. Todo está escrito. Todo se escribe para no decir.
Se escribe para la memoria colectiva, no para iluminar.
“Metafísica? Que metafísica tem aquelos arvores?”
Algo quiere ser nada en su inconclusión. Nada es palabra
concreta en su intención, algo dice nada.
Toda porción es parte del todo y así es con las palabras.
Para qué decir lo inconcluso si se sabe que no dice? Como
tampoco, insisto, lo hacían las otras palabras. Decir es no hacer, no ver, no
sentir, no palpar. Decir es no decir. El verbo no es la acción, pues la acción
no es verborragica.
Para qué nombrar lo que se demuestra haciendo?. Pero,
Pessoa Caeiro vuelca la carretilla de Cummings y derrama en el suelo su carga.
A esta altura ya nada puede sentirse en su pleno sentido.
ES, y ninguna otra cosa.
De Portugal a Durban una carretilla no significa nada sin
lo que acarrea.
“Bendito sea yo por todo lo que no sé. Gozo de todo esto
como quién sabe que existe el sol”.
Quien quiera sea yo mismo, me gustaría presentar a mi
desaliñado hermano, el lenguaje, que no sirve pero es necesario. Por eso no
necesito hablar para ser escuchado ni decir algo sobre nada.
He visto cosas en el mundo que supuse imaginarias.
He imaginado ese mundo del que ví imágenes inexistentes.
Nadie puede ver el mundo sin creer que es de otra manera, pues moriría por
falta de asombro.
Perdería la posibilidad de la decepción, antesala del
reto creativo.
Si bien quien crea no es siempre consiente de su creación
ni sabe que lo hace para reparar su decepción, no es ningún milagro.
“Que pemsará o meu muro da minha sombra”
Pensará mi sombra en sí misma o en la sombra de su sombra
en el muro?
Acaso si la sombra pensase, importaría lo que piensa? Es
suficiente saber que estás pensando para darnos cuenta de lo inútil de nuestros
pensamientos? Creer esto sería parte de la fabula de vivir suponiendo que todos
lo sabemos. Esto también sería decepcionante.
“No basta abrir la ventana para ver los campos o el río.
También es necesario tener filosofía” Talvez si fuese Caeiro Pessoa, o Byron
Rilke o al menos un destello de Vinicius Whitman, puede que salte al camino y
aguarde el devenir de los descubrimientos. Podría, como Juan Matus, reconocer
la grieta de los mundos y acompañar los vaivenes concebidos al propósito,
soñando despierto y desvelando al sueño.
Qué es soñar en un mundo relativo? En los sueños de
mundos desordenadamente acompasados. Ese que es yo mismo y a quién tan poco
conozco ha cruzado el puente que unía la percepción de la esperanza con la
posibilidad del fracaso.
Entonces, tras él –que soy yo mismo- quedará un vacío
agónico anticipando el chispazo creador.
Omar Yubia (Jorge Omar Altamirano) 1995