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22 de junio de 2022

Jose Luis Colombini leyendo poemas de Juan L. Ortíz. Río rosado en la noche y Estas primeras tardes de primavera. Café Literario del 7/5/09

Jose Luis Colombini leyendo poemas de Juan L. Ortíz. Río rosado en la noche y Estas primeras tardes de primavera. Café Literario del 7/5/09, Villa Dolores, Traslasierra, Cordoba, Argentina
Miguel Ortiz y Susana miranda opinan y cuentan anécdotas.




RIO ROSADO AUN EN LA NOCHE Juan L Ortiz de El alba sube.. (1933 – 1936)
Juan L Ortiz de El alba sube.. (1933 – 1936)

 
Río rosado aún en la noche,
a ras con las orillas, pálido entre las sombras.
La luna quiere guiarte o encantarte
esforzándose por mostrarte
los países aún no marchitos del ocaso.
Tú aún los recoges,
con una cortesía un poco distraída,
río rosado en la noche,
pues tienes una secreta obstinación
de correr mucho esta noche.
Nada de sueño, no, a pesar de la invitación
de la luna,
y de los grillos de la orilla que te llaman,
y de las luces cercanas que te hacen señas,
y de alguna casa de la barranca,
que quiere alargar su reflejo en tu paz.
Alto río rosado, pleno.
Una infantil energía, un ilusionado impulso,
te hace sordo esta noche
a lo que antes te hacía soñar y quedarte hasta el alba.
El canto de un pájaro en la medianoche
te detenía ¿recuerdas? frente a un árbol.
Ah, nos engaña casi tu transparencia tardía,
rosada, y con estremecimientos ya azulados.
Río pleno, pálido en la noche.

 
Juan L. Ortíz


Estas primeras tardes de primavera,
tan celestes, tan puras,
—Domingo que es una soledad
de luz y árboles—
cómo me entristecen!
Perdonadme, camaradas, esta tristeza.
Estoy penetrado de sutiles, de viejos venenos.
Me entristecen quizás
porque bajo el vuelo posado de esta dicha aérea,
me encuentro frente al fantasma de mi soledad de antes.
O es que una dicha así impalpable
es siempre triste?
 
Excusadme, compañeros,
este suspiro.
Los Domingos de estos pueblos
tienen la sonrisa de una muerte encantadora.
 
Pájaros que apenas cantan.
Y árboles, árboles, sólo, con el cielo.
Pienso que si todos fueran dichosos,
cómo respondería esta dicha a la paz
fluida del cielo.
Guirnaldas humanas ondularían armoniosamente
cantando las canciones sencillas y bellas
de los poetas amados de todos.
Las músicas que soñaba Debussy para los parques,
harían un tejido frágil y grave, suspendido.
Es esta tristeza, entonces, la tristeza de la posesión?
Si en todos estuviera esta dicha
como una gracia transparente
que diera ritmo a los cuerpos,
melodía a la voz,
amor vivo, vivo, a las almas,
sensibilidad a todos bajo los dedos de la música,
yo no estuviera triste.
La belleza de la tarde
no sería recogida sólo por los árboles,
por los pájaros, por el río que la lleva, hacia dónde?
por un refinado nostálgico y ultrasensible,
sino que tendría también una más amplia, inmediata, y por
[qué no?
 
más completa
expresión humana.
La tarde para todos, compañeros.
 

Juan L Ortiz de El alba sube.. (1933 – 1936)
 


31 de mayo de 2022

Homenaje a Horacio Goslino (video del 3/06//2010)

 

Homenaje a Horacio Goslino (video del 3/06//2010)

Al cumplirse 6 años de su fallecimiento (26 de mayo de 2010) recordamos al poeta y Gestor Cultural de Bahía Blanca, Horacio Goslino

Videopoético del Café Literario del Jueves 3 de Junio de 2010, en La Vieja Esquina, Avda San Martín y Edison, Villa Dolores, Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue el homenaje poético a Horacio Goslino y coordino la conmemoración José Luis Colombini.

 

José Luis Colombini lee Llamarte de Raúl Pignolino (dedicado a Horacio Goslino)

Gabriela Bayarri lee I de Horacio Goslino

Adrián Salagre leyendo II de Horacio Goslino

Jose Luis Colombini lee Estación Terminal I de Horacio Goslino

Laura Ligorria lee Hombre de Raúl Pignolino

Laura López Morales leyendo XII de Horacio Goslino

Susana Miranda leyendo Destierro Urbano de Horacio Goslino

Rafael Horacio López leyendo Eh consultado el oráculo de Horacio Goslino

Jose Luis Colombini lee Vienen por más de Horacio Goslino

Teresa Gómez Atala rememora a Horacio Goslino lee el poema De Mis manos de Horacio Goslino y Alto Azul de Oscar Guiñazú Alvarez

Osvaldo Guevara recordando a Horacio Goslino y leyendo En la luz de Horacio Goslino

Miguel Angel Ortiz habla de Horacio Goslino

Felipe Angellotti evoca a Horacio Goslino y su labor y gestión cultural y lee Cabalgo sobre sombras poema de su autoría.

Omar Yubia sobre Horacio Goslino

Laura López Morales recuerda a Horacio Goslino y lee Motivos del fuego y de la espera

Rafael Horacio López evocando la presencia de Horacio Goslino en los Encuentros de poetas y leyendo Paráfrasis de la invocación

Gabriela Bayarri leyendo La noche se a cubierto de nubes dedicado a Horacio Goslino

Miguel Ortiz evoca a Horacio Goslino y lee Despedida de Horacio Goslino

Imágenes de una noche de poesía

9 de enero de 2022

Toda Mañana, Miguel Angel Ortiz


TODA MAÑANA
 
Todas las mañanas laten
en tu panza.
Todo comienza en ella
todo aire es limpio
todo el año es nuevo
toda luz es buena.
El árbol te promete
una sombra
y el geranio una risa.
Cada semilla con sol
vive en tu boca
y todo un río de pan
te nada el pecho.
Porque toda mañana
está en tu panza
toda la casa es un mañana
y la vida
huele a desayuno.
 
Miguel Angel Ortiz

 

8 de enero de 2022

Sombra, Miguel Ortiz

En la Foto: Jose Luis Colombini, Miguel Ortiz y Rafael Horacio López Octubre 2011

SOMBRA
 
Voy a quedarme en este amor
que me ha esperado
en esta sombra quieta de algarrobo
Voy a quedarme en esto, amor,
que me has dejado
por no dejar de vivirte aquí a mi lado.
 
Voy a quedarme en este amor tetoso,
ladino, amable, terrible, sustancioso,
Con esas manos ávidas de mundos
que se arman duras ante el vil tirano
o son caricia jazmín tejiendo nido.
 
Con una lengua nadando en lo profundo
siempre te llamo, amor,
pergeño un canto
bramido amable con que largo los lebreles
cuando tu risa cae liberando las tormentas
mortificando la paz y los breteles
 
En esta sombra de algarrobo fresca
voy a quedarme a descansar mis armas
las manos viven porque tu las llamas
mi boca ríe porque la has besado
Y es el centro del mundo,
ya sin mapas,
esta sombra con brisa en que me abrazas.

 
Miguel Angel Ortiz

 

 

7 de enero de 2022

Fotos perdidas, Miguel Ortiz


FOTOS PERDIDAS
 
Si había primavera no lo supe
Vuelven tus ojos al umbral, Marcela.
Vuelven tus ojos como brotes suaves
del cielo aquel que se nubló en la espera.
 
Vuelven tus manos como cartas viejas,
como fotos perdidas de instamatic...
Y aquí seguimos como antes, pero ahora,
con esta vida abigarrada y necia.
 
Ya no latimos de polen como entonces
ni vamos juntos enamorando siestas,
pero regresa tu dolor, y duele,
por la ventana que hoy tiene lluvia y rejas.
 
Vuelven tus ojos, no tu voz, Marcela,
con tus aritos de plata y la tristeza.
Y poseído ando escarbando olvidos.
Y es un recuerdo esfumado mi entereza.
 
Si había primavera no lo supe.
Vuelven tus manos al amor Marcela
y es el pasillo sin tu paso un túnel
para morirse en busca de tu estrella.
 
Miguel Ortiz

 

 

6 de enero de 2022

Los reyes magos por Ardiles, Miguel Ortiz

Los reyes magos por Ardiles
 
 
Como mi barrio tenía (tiene) calles de tierra, algunos de los chicos de entonces pensaban que los camellos sólo circulaban por el asfalto, y que por eso los Reyes Magos no llegaban a sus casas con juguetes.
El tema ocupó una larga discusión una siesta bajo un algarrobo de calle Chaco con mi primo Daniel. Loco por los animales (hoy dueño de un serpentario), él aseguraba que era al revés: que los camellos estaban acostumbrados a la arena, y que en todo caso debían negarse a la dureza del pavimento. “Y pueden ir y volver a Chancaní sin tomar una sola gota de agua” remató el “zoólogo” de la familia (nunca habíamos  estado en Chancaní, pero sabíamos que quedaba lejísimo y por tierra).  Su palabra era de peso: El Cunca, el Negro, el Timarra y el Charly apoyaban su teoría.
Pero las “evidencias” demostraban lo contrario.
De todos modos, analizando los casos, empezamos a ver que los  reyes sí llegaban a nuestras casas, pero con regalos más chicos y baratos.
Mi hermana Silvia, cuatro años mayor que yo, desde la Fuensalida, le puso un poco de realismo a la cosa: su versión indicaba que los camellos empezaban por el asfalto, que no les gustaba, para sacarse pronto el problema de encima (y de paso en ese periplo se liberaban de lo más pesado) para después disfrutar de las calles de arena.
A la mayoría nos pareció una buena explicación…
Ese 6 de enero, el Carli, mi primo mayor, se quedó despierto hasta la madrugada para ver a los reyes. Por la mañana contó que los había visto, y que tenía claro el  momento en que el último de los tres saltó la tapia hacia el baldío del norte. No sabía si era Baltasar, o si era alguno de los otros dos que por la oscuridad vio morocho.
Jorge relativizó la versión, pero el Carli era el más grande y todos le queríamos creer a él... Además, acudió a la evidencia: se habían tomado toda el agua, se habían comido toda la gramilla, y los regalos estaban en los cuatro pares de zapatos… (Hasta Walter, el más chico, había recibido un autito azul). El Carli dijo que habían dejado los  camellos en la esquina del Toncho, en Chaco y Urquiza. Pero no dijo cómo lo sabía…
No quiero recordar en boca de quién la realidad me llegó triste cuando jugábamos en la canchita que estaba entre la escuela barrio Ardiles y Doña Eloisa . La versión era razonable (maldita razón), y venía a explicar demasiadas cosas. Desde entonces discuto bastante con la razón y la realidad…
Aunque también puede ser como dice el maestro Salzano: “los reyes magos sí existen, los que no existen son los padres”. Y, para que no queden dudas, remata: “Son los padres los que dejan de existir. Es su manera de colaborar para que los Reyes sigan vivos”.
Desde aquella tarde en la canchita, lo que más brilla en el recuerdo es la inmensa gratitud a aquellos padres que alimentaron la magia y la ilusión, que tantas veces nos harían falta.
Todavía me sacude el pecho la idea de esos viejos jóvenes comprando o haciendo lo que podían para sus chicos sin esperar agradecimientos, ya que atribuían la generosidad a tres desconocidos que venían de oriente.
Esos desconocidos que siguen existiendo…
 
 
Miguel Ortiz

 

5 de enero de 2022

Miguel Ortiz hablando de la soledad y leyendo Multiplicidad de José Luis Colombini

 Miguel Ortiz hablando de la soledad y leyendo Multiplicidad de José Luis Colombini

Café Literario del Jueves 19 de Abril de 2012, en Quo Vadis Café, Sarmiento 341 (Al lado de Tribunales), Villa Dolores, Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue La Soledad



Multiplicidad I
 
Si las mujeres
que habitan mi cuerpo
se despidieran en una triste tarde
y me dejaran vacío.
Si los niños que vagan en mi
hicieran cenizas de mis emociones.
Si no me despertaran
los sollozos de la madrugada,
y las horas, como pétalos de rosa,
no flotaran espaciadamente.
Quizás me dejaría llevar,
a manera del agua en un atardecer
junto a la montaña,
para despertar a tu lado
en una mañana de agosto.
 
Jose Luis Colombini     
 

 


4 de enero de 2022

Oración de año nuevo, Miguel Ortiz



 Oración de año nuevo



Quisiera un año 
con más deudas por fernet
que por remedios.
Un tiempo 
con menos desaparecidos 
y más aparecidos
(prefiero el miedo 
a las brujas que a los funcionarios).
Quiero que mi pueblo 
decida y no obedezca.
Que no salgamos a la calle 
sólo para las procesiones 
y los corsos...
Que el guante blanco 
se les pegue a la mano
y se haga negro.
Que haya más justicia 
en la verdad 
que en las pancartas.
Un tiempo con menos machos
y más hombres.
Quiero contar más historias 
de corazones abiertos 
pero no de cirugías,
y andar con ganas 
de hallar nuevos milagros...
Quisiera un tiempo 
que aunque con los mismos dolores
tenga menos dolor.
Que no me falte la bronca
que me salva.
Que no se me distraiga el ángel
y me cuide de mí.
Que alcance a la tortuga.
Que Dios me mire
pero no me llame.
Que pueda y sepa 
agradecer.
Que se me den 
las hortensias, los tomates
y los versos.
Y las alegrías del hogar…
Quiero un otoño con más sol
y mandarinas.
Un invierno con leña,
un perfume a jazmín en primavera,
un verano con lluvia de algarrobas
y sin piedras.
Que haya más senderos
y menos veredas
menos taxis 
y más caminatas.
más caricias y menos algodones.
más albahaca y menos boldo.
Quiero ir más al salón de fiestas
que a la sala velatoria.
Que mis amigos me cuiden
y se dejen cuidar…
que sigamos siendo
santos y atorrantes.
Que no le haga falta la ruda 
a mi puerta. 
que a mi puerta 
la encuentren las serenatas 
(no los cobradores
y menos los censores
y menos los traidores)
que no le falten abrazos ni sonrisas.
Que no me falten el sudor ni el vino:
ni el sueño ni los sueños
que haya trabajo y no sea trabajoso.
Que lleguen las lluvias
pero no las tormentas.
Que mi amada me ame
que mis hijos no lloren
que pueda escribir con los diez dedos
y ternurar a manos llenas.
Que pueda caminar
y que delante o atrás o los costados
pero cerca
caminen los que amo.


Miguel Ortiz



16 de mayo de 2021

Video de Poetas Transerranos en el ciclo Palabras de poeta en escuela de lenguas, Córdoba, Argentina. Adrián Salagre, Miguel Ángel Ortiz, Gabriela Bayarri, José Luis Colombini, Inés López y Laura López Morales. 7 de noviembre de 2011

 

Video de Poetas Transerranos en el ciclo Palabras de poeta en escuela de lenguas, Córdoba, Argentina.

En el ciclo Palabras de Poeta que coordinan el Lic. Carlos Garro Aguilar y el poeta Hernán Jaeggi en el auditorio de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba Av. Vélez Sarsfield 187 de la ciudad de Córdoba se presentaron el lunes 7 de noviembre de 2011 los poetas transerranos Adrián Salagre, Miguel Ángel Ortiz, Gabriela Bayarri, José Luis Colombini, Inés López y Laura López Morales. 7 de noviembre de 2011

25 de noviembre de 2020

Café Literario 20/8/2001 coordina Omar Yubiaceca Invitados Miguel Ortiz y Osvaldo Guevara

 

Café Literario del 20 de Agosto de 2001 coordinado por el poeta y gestor cultural Omar Yubiaceca en La vieja Esquina, Avda San Martín y Edison, Villa Dolores, Traslasierra, Córdoba, Argentina. 

Poetas invitados Miguel Ángel Ortiz y Osvaldo Guevara José Luis Colombini presentando a Osvaldo Guevara Osvaldo Guevara lee los poemas Rapsodia en Blue, Casi Nocturno, Terminal, Vital y Rosa. Lectura abierta: Tabaquería de Fernando Pessoa por Hugo Galaburri

 

 

 

 

30 de abril de 2020

Miguel Ortiz leyendo a Eduardo Galeano El derecho al delirio de Eduardo Galeano del libro Patas arriba: Escuela del mundo al revés (1998)




Miguel Ortiz leyendo a Eduardo Galeano El derecho al delirio de Eduardo Galeano del libro Patas arriba: Escuela del mundo al revés (1998)


Videopoético del Café Literario del Jueves 29 de Julio de 2010, en La Vieja Esquina, Avda San Martín y Edison, Villa Dolores, Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue El Tiempo y coordino la velada Rafael Horacio López.






EL DERECHO AL DELIRIO

Ya está naciendo el nuevo milenio. No da para tomarse el asunto demasiado en serio: al fin y al cabo, el año 2001 de los cristianos es el año 1379 de los musulmanes, el 5114 de los mayas y el 5762 de los judíos. El nuevo milenio nace un primero de enero por obra y gracia de un capricho de los senadores del imperio romano, que un buen día decidieron romper la tradición que mandaba celebrar el año nuevo en el comienzo de la primavera. Y la cuenta de los años de la era cristiana proviene de otro capricho: un buen día, el papa de Roma decidió poner fecha al nacimiento de Jesús, aunque nadie sabe cuándo nació.
El tiempo se burla de los límites que le inventamos para creernos el cuento de que él nos obedece; pero el mundo entero celebra y teme esta frontera.

        Una invitación al vuelo

Milenio va, milenio viene, la ocasión es propicia para que los oradores de inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad, y para que los voceros de la ira de Dios anuncien el fin del mundo y la reventazón general, mientras el tiempo continúa, calladito la boca, su caminata a lo largo de la eternidad y del misterio.
La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será. Tenemos una única certeza: en el siglo veintiuno, si todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.
Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible: el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros; la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor; el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas; la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar; se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y, como juega el niño sin saber que juega; en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo; los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas; los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas; los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos; los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas; la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo; la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;
nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene; el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra; la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos; nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión; los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle; los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos; la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla; la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla; la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda; una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú; en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria; la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo; la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: Amarás a la naturaleza, de la que formas parte; serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma; los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar; seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;
la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.
autógrafo. 



Eduardo Galeano del libro Patas arriba: Escuela del mundo al revés (1998)

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