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12 de noviembre de 2023

Muerte y fama, Allen Ginsberg

MUERTE Y FAMA
 
 
Cuando yo muera
me da igual lo que pase con mi cuerpo
si lanzan las cenizas al aire, las dispersan
en el este del Río
o las entierran en una urna en Elizabeth, New
Jersey, cementerio B'nai Israel
Pero quiero un gran funeral
Catedral de San Patricio, iglesia de San Marcos,
la mayor sinagoga de Manhattan
Primero, está la familia, hermano, sobrinos,
activa madrastra Edith de 96 años de edad, tía
Honey la del viejo Newark,
Doctor Joel, primo Mindy, tuerto y uniorejudo
hermano Gene, rubia cuñada Connie,
cinco sobrinos, hermanastros & hermanastras,
sus nietos,
compañero Peter Orlovsky, celadores
Rosenthal & Hale, Bill Morgan...
Luego, el espíritu del Maestro Trungpa
Vajracharya, y están Gelck Rinpoche, Sakyong
Mipham, Dalai Lama alerta, posible visitante
De Norteamérica
Salchitananda Swani Shivananda, Deborahava
Baba, Karmapa XVI, Dudjon Rinpoche, fantasmas
de Katagari & Suzuki
Baker; Whalen, Daido Loorie, Qwong, frágil y
de pelo blanco Kapleau Roshis, Lama Tarchin...
Después los más importantes, amantes de todo
un medio siglo
Docenas, un centenar, más, colegas mayores
calvos & ricos
jóvenes conocidos recientemente desnudos en
la cama, multitudes sorprendidas de verse unas
a otras,
innumerables íntimos, intercambiando
recuerdos
"Él me enseñó a meditar, ahora soy un antiguo
veterano del retiro de los mil días..."
"Yo toqué música en los andenes del metro,
soy hetero pero le quise y me quiso"
"A los 19 sentí que me quería más que nadie nunca"
"Nos tumbamos bajo mantas, cotilleos, leyó
poemas míos, abrazos & besos tripa contra tripa,
brazos alrededor uno del otro"
"Yo siempre me meto en la cama con ropa
interior & por la mañana los calzoncillos estaban en el suelo"
"Los japoneses siempre querían que me
enrollara con un maestro"
"Hablamos la noche entera de Kerouac &
Cassidy sentados como Budas, luego dormimos
en su cama de capitán"
"Parecía necesitar mucho afecto, una pena no hacerle feliz"
"Antes nunca estuve en la cama desnudo con
nadie, fue tan cariñoso, el estómago
se me estremeció cuando deslizó el dedo por
mi abdomen de pezones a caderas..."
"Lo único que hice fue estar tumbado con los
ojos cerrados, él hizo que me corriera con la
boca & los dedos deslizándose por la cintura"
"Me hizo una mamada maravillosa"
Así son las conversaciones de amantes de 1946,
el espíritu de Neal Cassidy mezclándose
con carne y sangre de la juventud de 1997
y sorpresa: "¿También tú? ¡Si yo creía que eras hetero!"
"Lo soy, pero Ginsberg fue una excepción,
por algún motivo me gustó"
"Olvidé si yo era hetero, gay, loca o divertido,
era yo mismo tierno y cariñoso para que me
besen la coronilla, la frente, garganta, corazón & plexo solar,
en pleno vientre, en la polla me dio mucho
placer con la lengua en el culo"
"Me encantaba el modo en que recitaba:
"Pero a mi espalda siempre oigo el carruaje alado
del tiempo que se apresura acercándose", manos
juntas, ojo en el ojo, en la almohada..."
Entre amantes, una hermosa juventud que ofrece el trasero
"Yo asistí a sus clases de poesía,
era chaval de17 años,
hice algunos recados hasta su piso sin ascensor,
me sedujo y no quería, hizo que me corriera,
fui a casa, nunca le volví a ver, nunca quise..."
"No se podía levantar pero me quería",
"Un viejo limpio",
"Se aseguró de que yo me corriera antes"
Esta es la multitud más orgullosa sorprendida
en el lugar de honor de la ceremonia...
Luego poetas & músicos -bandas grunge de
Universitarios envejecidas
estrellas del rock, Beatles,
fieles guitarras que acompañan directores gay
de música clásica,
desconocidos compositores de jazz muy pasado,
trompetistas funky, bajos con arco & trompas,
genios negros,
cantantes de folk, violines, con dobro,
pandereta, armónica, mandolina,
arpa de boca, silbatos y zazoos
Después artistas italianos realistas románticos
educados en los años 60 en la India, pintores poetas
toscanos, los últimos fauves, dibujantes
clásicos de Massachusetts, diablillos
surrealistas
casados con mujeres del continente, pobreza,
cuadernos de dibujo, maestros de escayola,
óleo, acuarela de las provincias norteamericanas.
Luego profesores de instituto, solitarios
bibliotecarios irlandeses, delicados
bibliófilos, tropas de liberación sexual, mejor dicho
ejércitos, damas de uno y otro sexo.
"Le vi docenas de veces y nunca recordaba mi
nombre, de todos modos le quería, un auténtico artista"
"Un ataque de nervios después de la menopausia,
el humor de su poesía me salvó del suicidio"
"Charmant, un genio de modales modestos,
fregaba los platos, estuvo invitado una semana
en mi estudio de Budapest"
Miles de lectores, "Aullido me cambió la vida
en Libertyville, Illinois"
"Le vi leer en Montclair State Reacher College
y decidí ser poeta..."
"Me enganchó, empecé con rock de garaje
cantando canciones en Kansas City"
"Kaddish me hizo llorar por mí mismo y por
mi padre que vivía en Nevada City"
"Padre Muerte me consoló cuando mi
hermana murió en Boston, en 1982"
"Leí lo que dijo en una revista, me puso
en órbita, comprendí que por ahí había otros como yo"
Bardos sordos & mudos firmando brillantes gestos con la mano
Luego periodistas, secretarias de editores,
agentes, retratistas y aficionados a la fotografía,
críticos de rock, trabajadores culturales
historiadores de la cultura vienen a presenciar el histórico funeral
Super-fans, poetastros, beatniks de
edad madura & seguidores fieles de los Grateful Dead,
cazadores de autógrafos, distinguidos paparazzi,
mirones inteligentes
Todos saben que fueron parte de la "Historia"
exceptuados los muertos que nunca supieron
lo que pasaba exactamente
ni siquiera cuando yo estaba vivo.
 
 
Allen Ginsberg

 

11 de noviembre de 2023

La Habana, Allen Ginsberg

La Habana, Allen Ginsberg
 
 
LA HABANA 1953
 
 
I
 
El café nocturno—4AM
               Cuba Libre 20c:
                       plazas  enlosadas de blanco,
luces de neón triangulares,
                       larga barra de madera a un lado,
                                    un gran puesto de delicatessen
en el otro de cara a la calle.
            En el centro
                       entre los grandes bebedores de media
                                                        noche de la ciudad,
Junto a el Palacio Aedama
               En la esquina Gómez
                              Hombres blancos y  mujeres
con tumbadoras,
                 mariachis, voces, guitarras—
                                  tamborileando en las mesas,
cuchillos sobre botellas,
               golpeando el suelo
                                y el uno al otro,
con clacks de madera,
                  silbando, aullando,
                      mujeres gordas cubiertas de seda sin
                                                                     tirantes. 
 
Bofia hablando con la muchacha de la nariz gruesa
            que viste un llamativo traje negro
                       Entra un extraño Cézanne
visión del cubano moderno de ninguna parte:
            alto delgado, traje gris a cuadros,
                         zapatos grises de fieltro,
estrepitoso sombrero de jugador,
mostacho de proxeneta a lo Cab Calloway
—baja hasta juntarse en un punto
                                                            en el centro—
generaciones que se aproximan a toda velocidad, cubano
                            hablador de madrugada
apuntando con un dedo con anillo de oro
              hacia el amarillento techo,
la otra mano, la del cigarrillo apuntando,
             el brazo rígido, hacia su costado,
afeminado: —ve al policía—
corren a encontrarse—se abrazan
como hermanos largo tiempo separados— nariz gorda olvidada.
Delicados acordes
del guitarrista negro
—cantantes en El Rancho Grande,
farsa de borrachera
                               gritos de agonía,
                                              ¡VIVA JALISCO!
Yo como un sandwich de bagre
                con cebolla y salsa roja
                                    20 c.
 
 
II
 
Un lugar verdaderamente romántico,
               más guitarras, Plaza de Colón
                             enfrente de la Catedral de Colón
—Yo estoy en el restaurante París
                   está al lado, es el mejor de la ciudad,
                                       Cuba Libres 30c—
antigüedad tropical curtida por la intemperie  
                               como si fuera roca en putrefacción
                          al contrario que los puros
tamborileros Chinos de piedra negra
                      cuya pulida armonía puede aún oírse
             (procesión de músicos)  en el Freer,
ésta con sus romas cornucopias y trompas
             de conquista hechas de piedra—
es una enorme y estúpida iglesia en
                          putrefacción.
 
Noche, luces en las ventanas,
            altos balcones de piedra
            en la antigua plaza,
habitaciones verdes
            Empalidecidas por la iluminación fluorescente
                                     una comodidad moderna.
 
Me siento espantosamente.
                Me sentaría con mis sirvientes y sería el bobo. 
                                    He gastado demasiado dinero.
 
Electricidad blanca
                     en los apliques de gas de la callejuela.
                     Agujeros  de  Bala  y  clavos  en   la
                                                    pared de piedra. 
 
El preocupado jefe de camareros
                        erguido entre las palmas plantadas en latas
                                        en la puerta de madera de quince
                                             pies me mira
En el interior mariachis artistas de la armónica
            todavía llegarán al Banjo on My Knee.
                         Vestidos con desgastados trajes de fullero.
 
Antiguas farolas a lo largo de la estrecha Calle frente
       a la que estoy
                el arco, la plaza,
                          palmas, borrachera, soledad;
voces al otro lado de la calle,
                     llanto de bebé, chillido de muchacha,
                                             camareros  dándose  codazos  el  uno
                                                                                              al otro
gruñidos y risotadas de jóvenes muchachos
                  en esperas de esquina,
                                   perro ladrando desde fuera del escenario
bebé ahogándose de nuevo,
               banjo y armónica,
                            ruido de automóvil y una brisa
                                                                                  fresca—
Súbita idea paranoide de que los camareros me están
observando:
                    Bien podrían,
                                          cuatro apelotonados en la puerta
y yo solo en una mesa
en el patio en la oscuridad observando la plaza, borracho. 
 
25c para ellos
               y pedí que tocaran «Jalisco»—
                          al final de la canción
carro de bueyes que pasa
             imponiendo sus ruedas
sobre la música de la noche.
 
                      
 

Allen Ginsberg
 
Allen Ginsberg de Sandwiches de realidad
1953-60 He emborronado en secreto estos cuadernos para  mi propia satisfacción
Traducción de Antonio Resines
VISOR MADRID 1978


 

10 de noviembre de 2023

Mi Alba, Allen Ginsberg




 
MI ALBA
 
Ahora que he desperdiciado
cinco años en Manhattan
pudriéndoseme la vida      
mi talento en blanco
 
desconectada el habla
paciente y mental
regla de cálculo y número
máquina en una mesa
triplicado autografiado
sinopsis e impuestos
obediente rápido       
mal pagado
 
me mantuve en el mercado      
juventud de mis veinte años                
me desmayaba en oficinas             
lloraba sobre máquinas de escribir
 
engañaba a multitudes          
en vastas conspiraciones
acorazados de desodorante
asunto serio, la industria
 
cada seis semanas cualquiera
bebía de mi banco de sangre
inocente mal ahora           
parte de mi sistema
 
cinco años de trabajo infeliz                        
de los 22 a los 27 años trabajando
encima ni un centavo en el banco         
en justificación
 
llega el alba no es más que el sol
el Este humea O mi dormitorio
Estoy condenado al Infierno qué
despertador está sonando
 
 
       Nueva York (1953)   

           
Allen Ginsberg
 
Allen Ginsberg de Sandwiches de realidad
1953-60  He emborronado en secreto estos cuadernos para  mi propia satisfacción
Traducción de Antonio Resines
VISOR MADRID 1978

 

Sakyamuni saliendo de la montaña, Allen Ginsberg

Sakyamuni saliendo de la montaña
 
 
                                                          Liang Kai, Southern SPNG
 
 
 
Arrastra sus pies desnudos              
               saliendo de una caverna
                                bajo un árbol,     
las cejas
               crecidas de tanto llorar
                                 y dolor de nariz ganchuda    
con harapientas y suaves vestiduras
              mostrando una magnífica barba,     
                                manos infelices
prietas contra su desnudo pecho—
                la humildad es estar abatido—
                             la humildad es estar abatido—
se tambaleó cayendo entre los arbustos junto a un
                                                                     arroyo,
                         todas las cosas inanimadas        
pero su inteligencia—
                   se mantiene erguida allí
                                      aunque temblando:
Arhat
                  que buscó el Cielo
                                  bajo una montaña de piedra,      
se sentó pensando
                hasta que se dio cuenta
                              de que la tierra de la bendición existe
 
en la imaginación—
               viene el flash:
                             espejo vacío—
qué doloroso nacer de nuevo
                 con una magnífica barba,
                               entrar de nuevo en el mundo
amarga ruina de un sabio:
             su único camino la tierra ante él.
                             Nosotros podemos ver su alma,
el no sabe nada
                 como un dios:
                           estremecido
humilde desgraciado—        
              la humildad es el abatimiento
                           ante el Mundo absoluto.


 
Nueva York Librería Publica 1953 
 
Allen Ginsberg
 
 
 
Allen Ginsberg de Sandwiches de realidad
 
1953-60     He emborronado en secreto estos cuadernos para  mi propia satisfacción
Traducción de Antonio Resines
VISOR MADRID 1978
 

 

9 de noviembre de 2023

El Automóvil Verde, Allen Ginsberg


El Automóvil Verde, Allen Ginsberg
 
 
Si tuviera un Automóvil Verde
              Me iría a buscar a mi viejo compañero
              a su casa en el océano Occidental.
                             Ha! Ha! Ha! Ha! Ha!
 
Tocaría mi bocina ante su viril verja,
             en el interior su mujer y tres
             niños despatarrados desnudos
                             en el suelo del cuarto de estar.
 
El saldría corriendo
                hasta mi coche lleno de heroica cerveza
                y saltaría gritando al volante
                                     porque él es mejor conductor que yo.
 
Peregrinaríamos al monte más alto
          de nuestras anteriores visiones de las Montañas Rocosas
          riéndonos el uno en los brazos del otro,
          nuestro deleite sobrepasando las más
                                                                     altas Rocosas.
 
y después de la vieja agonía, borrachos de años nuevos
                saltando hacia el nevado horizonte
                el salpicadero reventando de bop original
                                       bólido en la montaña
 
sacudiríamos la nubosa autopista
                 donde ángeles de ansiedad
                 se tambalean entre los árboles
                            y huyen gritando del motor
 
arderíamos toda la noche en el pico frondoso de pinos
                           vistos desde Denver en la oscuridad del verano,
                            innatural resplandor semejante al del bosque
                                            iluminando la cumbre de la montaña:
 
infancia juventud ancianidad & eternidad
               se abrirían como dulces árboles
               en noches de otra primavera
               dejándonos pasmados de amor,
 
porque podemos ver juntos
            la belleza de las almas
            ocultas como diamantes
                         en el reloj del mundo,
 
igual que los magos Chinos pueden
                    maldecir a los inmortales
                    con nuestra intelectualidad
                    ocultos en la neblina,
 
en el Automóvil Verde
                         que he inventado
                         imaginado y visualizado
                                         por las carreteras del mundo
más real que el motor
             en un sendero del desierto
             más puro que el Greyhound y
                             más rápido que el reactor físico
 
Denver! Denver! volveremos
              rugiendo a través de la pradera del edificio
                                                           City & County
             que capta la pura llama esmeralda
                             que floree en la estela de nuestro auto.
 
¡Esta vez compraremos la ciudad!
               Hice efectivo un gran cheque en el banco de
                                                                      mi cráneo
               para fundar un milagroso colegio del cuerpo
               en lo alto del tejado de la terminal de autobuses
 
Pero primero recorreremos las paradas del centro,
             billar posada de mala muerte antro de jazz cárcel
             casa de putas Folsom abajo
             hasta las más oscuras callejas de Larimer
 
presentando nuestros respetos al padre de Denver
                    perdido en las vías del tren
                    estupor de vino y silencio
                                   saludando el barrio bajo de sus décadas,
 
saludarle a él y a su santa maleta
               de oscuro moscatel beberemos
               y reventaremos las dulces botellas
                                 sobre Diesels como muestra de fidelidad
 
Entonces iremos conduciendo borrachos sobre los bulevares
                 donde marchan ejércitos y hacen aún paradas militares
                 tambaleándose bajo la invisible bandera de la Realidad---
 
Lanzados a lo largo de la calle
                       en el auto de nuestro destino
                       compartimos un cigarrillo arcangélico
                       y nos leemos el futuro el uno al otro:
 
famas de sobrenatural iluminación,
                                 desolados y lluviosos espacios de tiempo,
                                 gran arte aprendido en la desolación
                y nos separamos después de seis décadas
 
Y en un cruce de asfalto,
                       nos encargamos el uno del otro con principesca
                                             suavidad una vez más, recordando
                                famosas charlas muertas de otras ciudades.
 
El parabrisas está lleno de lágrimas
                      la lluvia humedece nuestros pechos desnudos,
                      nos arrodillamos juntos en la sombra
                                       en medio del tráfico nocturno del paraíso
 
y ahora renovemos el solitario juramento
                              que nos hicimos hacer el uno al otro
                                                                  una vez en Texas:
 No puedo inscribir aquí...
 ................
 ................
 
¿Cuántos sábados por la noche se convertirán
                en borrachera por culpa de esta leyenda?
                    ¿Cómo vendrá la joven Denver a llorar
                                       a su olvidado ángel sexual?
 
¿Cuántos muchachos golpearán el piano negro
             en imitación de los excesos de un santo nativo?
                        o ¿cuántas muchachas caerán lascivamente bajo
                                                                                  su espectro
                      en las escuelas superiores de noche melancólica?
 
Mientras continuamente en la Eternidad
               en la tenue luz de la radio de este poema
                                 nos sentaremos tras sombras olvidadas
   pestando atención al jazz perdido de todos los sábados.
 
Neal, ahora seremos héroes de verdad
                            en una guerra entre nuestras vergas y el tiempo:       
                            seamos los ángeles del deseo del mundo
        y llevémonos el mundo a la cama con nosotros
                                                                                    antes de morir.
 
Durmiendo solo, o con compañero,
                                                  muchacha o marica, oveja o sueño,
                            fallaré por falta de amor, tu saciedad:
                    todos los hombres caen, nuestros padres cayeron antes,
 
pero el resucitar esa carne perdida
                                                no es más que trabajo de un momento
                                                para la mente:
                                                      un intemporal monumento al amor
                                                                                  en la imaginación:
 
monumento construido con nuestros propios cuerpos
                                                     consumidos por el poema invisible---
                                      Nos estremeceremos en Denver y aguantaremos
                               aunque la sangre y las arrugas cieguen nuestros ojos.
 
Así este Automóvil Verde:
                                           Te doy en vuelo
                                                                      un regalo, un regalo
                                                                                       de mi imaginación.
 
Iremos montados en él
                                      sobre las Rocosas
                            seguiremos montados en él
                                               toda la noche hasta el amanecer,
 
y después de vuelta a tu vía férrea, el SP
                                                                 tu casa y tus hijos
                       y destino de pata quebrada
                                                                  montarás planicies abajo
 
                       por la mañana: y de vuelta
                                                                    a mis visiones, mi oficina
                                   y mi apartamento del este
                                                                             volveré a Nueva York.
 
 
 Nueva York  (1953)
 
                        Allen Ginsberg
 
 
 Allen Ginsberg de Sandwiches de realidad
1953-60 He emborronado en secreto estos cuadernos para  mi propia satisfacción
Traducción de Antonio Resines
VISOR MADRID 1978

 

8 de noviembre de 2023

Lo que la marea devuelve en Vlissingen, Allen Ginsberg

LO QUE LA MAREA DEVUELVE EN VLISSINGEN
 
para Simón Vinkenoog
 
Plástico y celofán, cartones de leche y
envases de yogur, bolsas de red
azules y naranjas
cáscaras, bolsas de papel, plumas y algas,
palos y ladrillos.
Jugosas hojas verdes, ramas de pino, botellas
de agua, madera terciada,
envoltorios de tabaco,
tapas de frascos de café, tapitas de botellas
de leche, cajas de arroz,
soga azul, viejo zapato marrón, piel de
cebolla
blancos trozos de concreto gastados modelados
por las mareas, galletas
marineras,
envases de detergente, corteza y tablas, un
cepillo para la
ropa,
la tapa de una caja
un aerosol de removedor, una pequeña cebolla
marrón, una taza amarilla.
Un muchacho con dos bastones camina en la
orilla, una gaviota muerta, una
zapatilla azul.
La manija de un bolso, medio limón, un atado
de apio, una redecilla.
Tapa de corcho, pomelo, guante de tela
engomado, cañitas voladoras mojadas,
parvitas de algas marinas de un tono
herrumbrado amontonadas a lo largo de las
marcas que deja la marea en el murallón,
el paragolpes plástico de un automóvil, casco
verde partido por la mitad,
un gran nudo de soga de cáñamo, un tronco de
árbol
desnudo de su corteza,
una estaca de madera, un balde, una miríada de
botellas plásticas, paquetes
vacíos de tallarines marca Zara,
un tambor gris largo plástico, de esos que se
usan para transportar
combustible, rollo de vendas, botellas de
vidrio,
latitas, un arbolito de navidad,
un caño de hierro oxidado, yo mismo
y mi pis.
 
Allen Ginsberg

 

6 de noviembre de 2023

¿Que sería de los ojos, si no existiesen las miradas.? Adrián Salagre


 
¿Que sería de los ojos,
si no existiesen
las miradas.?
¿Que sería de las sonrisas,
si no existiese la alquimia
de la complicidad.
¿Que sería de los abrazos,
sin los brazos.?
¿Que sería de la piel,
si no existiesen
los cuerpos?.
¿Que sería de enamorarse,
sin las mariposas
en la panza.?
¿Que sería del amor,
si no existiesen
el corazón y el alma.?
¿Que sería del placer,
sin la pasión
o el deseo.?
¿Que sería de la vida,
si no existiese
el hoy y el mañana.?
¿Que sería de mañana,
si no existiesen...
los sueños
y la esperanza.?
 
José Adrián Salagre

5 de noviembre de 2023

Ajedrez, Adrián Salagre


 

Ajedrez
 
Muevo las palabras
como peones
y pierdo todas
las jugadas,
negras y blancas,
en la noche,
donde el frío
quemó las voces
hasta los huesos.
 
José Adrián Salagre

4 de noviembre de 2023

Adrián Salagre leyendo sus poemas Calle de tierra y De guadales y siestas

 Adrián Salagre leyendo sus poemas Calle de tierra y De guadales y siestas
Ciclo Literario 2014, Lecturas en Biblioteca Municipal Domingo Faustino Sarmiento, Ramón J. Cárcano 150, Villa Dolores, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Jueves 14 de agosto de 2014.

2 de noviembre de 2023

En aquella hermosa noche de luna, Adrián Salagre


En aquella hermosa
noche de luna,
sudorosos...
de tanta lujuria
y pasión,
fui para sus deseos...
ese bravo corcel,
que entre vigor
y sutileza,
hiciera explotar
su femenino sexo,
como desenfrenado
tsunami de sensaciones.
 
Zahir®
José Adrián Salagre


 

1 de noviembre de 2023

Bastón de Adrián Salagre

 Bastón de Adrián Salagre
Videopoético del Café Literario del Jueves 15 de Julio de 2010, en La Vieja Esquina, Avda San Martín y Edison, Villa Dolores, Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue El bastón y coordino la velada Osvaldo Guevara ilustrando el encuentro con fotografías de Leonor Bellón y dibujos de Adrián Salagre.

31 de octubre de 2023

Con la mudez, Adrián Salagre


 

Con la mudez
de mis manos,
digo la magia
que humedece
como rocío
de madrugada,
lo que lloviznó
por dentro,
al suspirar...
calladamente
su nombre.
 
 
Adrián Salagre

30 de octubre de 2023

Inocencia perdida, Pedro Serazzi


 
Inocencia perdida, Pedro Serazzi
 
 
Pateando puertas y gritando con pulmón de juerga llegaron los mineros al “Tierna es la Noche”, en Inca de Oro.
¡Abran paso las putas, aquí viene el billete! – exclamó uno.Otro vociferó:
¡Ay, Silvio, mijito rico, serás mío esta noche!
El homosexual que servía las mesas les hizo un desprecio. Los improperios abundaban esta noche. Del grupo de mineros, ocho en total, uno casi ebrio se entretuvo dando golpes a un turco que tocaba el piano.
¡Niñitos, pórtense bien, si no, me dará el fastidio!
Era la dueña del local. Llamada Victoriana, en ese tono cursi que no le venía.
Erika, esa noche, vaporosa como siempre, los ignoró. Estaba en un rincón bebiendo una cerveza para tragarse sus penas. Era la reina del salón y sabía que ese grupo de mineros, al igual que la mayoría de los clientes terminaría cortejándola. Allí se hablaba mucho de ese grupo que acaba de irrumpir tan bulliciosamente. Laboraban en la mina “La Abundancia”; en ese tiempo con las vetas de plata y oro más ricas de esa zona minera del norte chileno. En el desierto se tejían muchas leyendas sobre la riqueza que repentinamente había convertido en nuevos ricos a un grupo de pirquineros. Se comentaba que habían hecho pacto con el mismísimo Satanás, “El que manda”, “El Malo” o “El Futre”, como también le llamaban. Eran como inexplicables que sus rocas minerales arrojaran de 100 a 300 gramos de oro por tonelada. También se comentaba que bebían mucho porque tenían miedo a esa cuenta con el diablo, pues éste, cumplido el plazo, los sacaba de las mechas de sus habitaciones y se los llevaba al infierno. Algunos eran tranquilos, otros muy violentos. Cuando les preguntaban por el secreto de su buena mina o por el posible pacto, se limitaban a sonreír. Los 20 socios siempre eran evasivos con las respuestas. Erika continuaba bebiendo sus penas. Esa noche cumpliría 20 años y esperaba sin ansiedad las doce. En su corazón llevaba una caja de recuerdos, que como una Pandora, no quería remover a fuerza de alcohol. Vano intento, en su cerebro daba vueltas un nombre: Cristina. Ese era el verdadero, el que borró cuando quiso sepultar su pasado. Se hizo llamar Erika, o La Erika, y de Cristina no se habló más en ese lugar, porque en la vida nocturna de los llamados prostíbulos o cabaret, el cambio de identidad es una regla de honor que se respeta.
El nombre Cristina Andrea quedó sepultado en su pasado y también escondida su cédula de identidad. Todo esto a partir de aquellos días amargos cuando su padre la expulsó a patadas y con lo puesto de su hogar, porque tenía tres meses de embarazo y sólo quince años de edad. No valieron las súplicas de su mamá, en un hogar donde imperaba el machismo. Penaba en sus recuerdos su adolescencia bella, a pesar de todo, porque amaba a sus padres, el hogar, sus amigas y su liceo de Copiapó. Ahora estaba lejos, en ese pequeño y pueblo del desierto de Atacama, de Inca de Oro, en medio de la nada, el cual en su soledad aprendió a querer.
Pensaba en los tiempos cuando era Cristina, la jovencita plena de ilusiones que creyó en las promesas de un muchacho tres años mayor que ella, el cual le pidió la prueba de amor.
- Ya estamos preparados, es mucho lo que nos queremos. ¡Tenís que darme la pasada ahora!
- Cándida, creyendo que el amor era para siempre, venciendo pudores, dejó caer su vestido al suelo. El como un loco le bajó el colalé y la recostó en la cama. Entonces Cristina le amó más que nunca en la vida… Y lloró. Sus lágrimas cayeron por el dolor físico de esa primera vez y también por esa ilusión.
- Yo tanto que lo amé! - recordó. Cuando quedó embarazada él huyó como muchos, no importa por qué… ¡Huyó!
Mirando nada, porque siempre cuando estaba triste miraba nada, pensaba en su candidez de ayer y pensó en voz alta.
- ¡Ay, Dios, si hoy me pidieran la prueba de amor reiría a carcajadas!
Esbozó una triste sonrisa. Luego continuó muy triste; filosofó: Una siembra errores y cosecha desgracias.
Entonces se agitó la nostalgia. Quería ser la de antes, la muchacha del liceo, pero no podía. Era sólo Erika, la preferida del “Tierna es la Noche”. ¿Qué quedó de aquella muchacha que quería ser enfermera, la que cabalgaba en las nubes que tienen los sueños de la adolescencia? … Muy poco, apenas una gargantilla de plata y un trébol del mismo material que lucía en su cuello. Ya no quedaba en su cuerpo ni en su rostro la candidez de ayer. Su cabello castaño lo cambió por uno rubio y artificial, de vaporoso gusto, vestido de fiesta ajustado con una abertura al lado que permitía apreciar una de sus bellas piernas. El maquillaje que resaltaba más su belleza alejaba de su entorno la inocencia que en el ayer había sido su tesoro más preciado y querido.
Mil historias habían pasado en su etapa de gravidez. Golpeó puertas que nunca se abrieron y su hijo lanzó el primer llanto en un cabaret, donde las asiladas, como le llaman a las prostitutas, le dieron protección y el cariño que tanto le faltaba. Luego, casi sin darse cuenta se involucró. Dejó a su hijo en Copiapó y trabajaba sólo por él. Estaba transportada en sus pensamientos y le parecía ver a su hijito durmiendo a su lado.
La despertó de aquello el estridente griterío de clientes y asiladas. El curco arrancando desafinadas notas de un vals peruano.
Luces rojas, verdes, violetas encendiéndose y apagándose intermitentemente.
¡Chiquillas, atiendan a los caballeros! – ordenaba la dueña.
Al tiro madrina – respondió una tal Marión.
¿Madrina?… ¡Cabrona! – comentó en voz baja Erika. Alcanzó a escuchar su comentario un apuesto hombre maduro. Se acercó y le sonrió.
Así es amorosa, cabrona es la palabra exacta. ¿Le puedo hacer compañía a esta preciosura?
Siéntese.
Todo el pueblo habla de ti. Dicen que no hay nadie más hermosa en ninguno de los locales de Inca de Oro.
Gracias.
Pidió la ponchera y la invitó a bailar. Ella, dulcemente, no aceptó. Le pidió disculpas porque estaba muy deprimida. El hombre tuvo paciencia, porque no quería perder por ningún motivo esa compañía, ni menos la oportunidad de hacerle el amor. Dijo llamarse Ernesto y se presentó como el presidente de la Cooperativa Minera La Abundancia. Comenzaron a charlar sobre varios temas. Cuando le correspondió cancelar la ponchera sacó su billetera y al desdoblarla la joven advirtió una fotografía.
¡Que linda muchacha!... ¿Es su hija?
Así es – sonrió y sacando la fotografía se la pasó.
Es mi orgullo. Luego cumplirá catorce. Se llama Susana y será una gran mujer.
Erika, apenada, le dijo:
Es curioso, yo soy muy joven, pero creo poder opinar sobre ciertas cosas y hasta dar un consejo. Soy todavía casi una lola, pero le suplico, acéptelo: si esa hija que tanto quiere, le falla, perdónela. Usted debe ignorar cuánto sufren los hijos sin sus padres. Nunca permita que se aleje de usted y su esposa. Enseguida le tomó una de sus manos y se la acarició.
También el pelo. A esa ternura el hombre primero reaccionó con un poco de emoción, pero en rápido movimiento deslizó su mano hacia uno de sus senos. No se dejó acariciar.
Tetoncita, ¿cuánto vale el “momento”?, quiero que nos vamos a acostar de inmediato.
No me pregunte esas cosas. No ve que estoy mal.
Media cañoneada estarás. ¡Qué bonito!... nosotros arreglando el mundo y el resto bailando y acarreando putas a las piezas.
¿Sabe señor grosero?: Con usted, ni aunque sea el más rico del pueblo me acuesto.
¿No te gusto, huevona conchas de tu madre?
¡No es eso, imbécil! Hay otras cosas.
El hombre muy indignado le lanzó un puñete que apenas Erika pudo esquivar a tiempo. No pudo evitar una fuerte cachetada, que a pesar de la música la sintió la mayor parte del numeroso público y asiladas.
¡Maraca, ni que tuvierai el choro de oro!
El jorobado detuvo la música y se acabó el jolgorio. El tal Silvio, que llevaba una peluca rubia y bailaba con otro varón, se lanzó en picada a defenderla.
El hombre se sentía humillado en lo más profundo de su virilidad. ¿Qué dirían ahora del jefe de la cooperativa, del mismo que se jactaba de ser irresistible con las mujeres? Era verdad que ejercía un protagonismo entre las más atractivas asiladas, pero ahí estaba, derrotado por esa mujer a la que consideraba una mocosa. No se podía convencer, atractivo y con mucho dinero y ¿de qué servía en el “Tierna es la Noche” con esa tal Erika? El, que siempre conseguía tener sexo gratuitamente, estaba haciendo el ridículo.
Ordenó que le soltaran los brazos. La muchacha se escondía tras su protector, el Silvio. La regente del local trataba de calmar a su furibundo cliente.
Que siga la fiesta, aquí no ha pasado “Never de never” -, apuntó el homosexual.
La mayoría volvió nuevamente a sus asientos y ahora el pianista tocaba un bolero mambo.
El hombre, furibundo, miraba a la muchacha que secaba sus lágrimas. Luego miró el escaparate donde había unas 20 botellas de whisky. Preguntó con suficiencia a la regente.
- ¿Cuánto valen todas esas porquerías?
- Esas con caras, don Jaime. Usted sabe, los impuestos la Comisión Civil que no me deja tranquila y…
- ¡Las quiero todas!
- Enseguida esparció un montón de billetes a los pies de la mujer. Habían más de 500 mil pesos que la mujer recogió con entusiasmo. El silencio reinaba en el salón. Sacó un cortaplumas. Ernesto, gritó:
- Escuchen todos!... ¡Voy a efectuar la “cascada” más cara de este pueblo miserable de Inca de Oro, con la puta más barata de la zona, porque esta huevona no cobrará nada por su número! … ¡Súbete a le mesa, mierda, o te corto; maraca, nunca olvidarás el día que te hice pedazos tu lindo rostro!
Erika trató de escabullirse, pero la tomó con fuerzas de los cabellos. Ella cayó al suelo y la arrastró violentamente para luego subirla con la misma violencia a una mesa. Un minero de aspecto humilde trató de salvar a la joven, pero sintió el filo de la navaja a milímetros de su mejilla. Prefirió escapar.
Estaba tumbada en la mesa y de un tirón el hombre le sacó el vestido de noche. Sólo estaba en colalé y se protegió los pechos con sus brazos. Lloraba y suplicaba que detuviera el castigo. Groseramente le manoseó las nalgas y le dio un fuerte apretón en ese lugar, la tomó del pelo y le gritó que se pusiera de pie. Le quitó los zapatos taco alto y los lanzó lejos. Luego, con la afilada hoja, cortó con increíble delicadeza la disminuta prenda que le quedaba, para luego estallar en una carcajada y darle la orden de mostrar permanentemente los pechos, a lo que tuvo que acceder ante el filo de acero que rozaba uno de sus pezones. Erika temblaba de pies a cabeza y un mudo auditorio presenciaba el vejamen. Ahora nadie hablaba. Ordenó a uno de sus cómplices amigos que subiera a le mesa y vaciara en sus cabellos la primera botella de whisky. El alcohol recorrió su cabello, su rostro, su cuello, sus pechos, su abdomen, hasta llegar a los vellos íntimos, el jefe de la cooperativa llenó su vaso. Lo hacía con mucha arrogancia y reía a carcajadas, casi como un enajenado
Cuando llevaba el vaso a su boca, la chica le dijo:
- ¡Tómatelo, tómatelo, bebe todo lo que quieras, pero, por favor, no dejes nada, porque será el trago más amargo de tu vida, pues yo soy la puta de tu hija y por eso no puedo tener sexo contigo!
- ¿Acaso olvidaste que este trébol que llevo en mi cuello fue tu regalo de mis 14 años, papá?... ¿No recuerdas que fue un obsequio cuando me querías?... ¡Yo soy la maraca de tu hija, soy puta!…¿Lo entiendes? y me llamo Cristina, Cristina Andrea... ¡También tienes un nieto!
El hombre dejó caer el vaso, que estalló en el suelo. Dio la vuelta y abandonó el salón. Lo hizo lentamente, tirando a su paso el cortaplumas. Su rostro lo llevaba inclinado, como mirando el viejo entablado del piso, mientras las lágrimas comenzaron a conjugar su dolor.
 
 
Pedro Serazzi Ahumada

29 de octubre de 2023

¡No te mueras, Pelusa!, Pedro Serazzi Ahumda


¡No te mueras, Pelusa!, Pedro Serazzi
 
 
“Dedicado a la verdadera Pelusa, una joven de Atacama, Chile, que inspiró este cuento”
 
 
¡Pucha y repucha!... Hoy en la noche casi pierdo la vida aquí en mi Chañaral. Todo por dármela de mujer grande. Le habría echado a perder los planes de verano a mi papá, a mi mamá y hermana, Valentina. ¡¿Cuándo iré a recapacitar y no continuar haciendo leseras?! … Cambiaré a partir de hoy, se lo prometo a Santa Teresita de Los Andes, la misma que cuando era Sor Teresita, el Papa Bueno, Juan Pablo II, la beatificó cuando vino a Chile y mi mamita estuvo allí en la ciudad de San Felipe. ¡Te lo juro, Santa Teresita que no engañaré más al papá y a la mamá!
Mi madre me habló tantas cosas lindas de la Santa, que murió apenas pasado los 20 años, en la flor de la vida. Una vez le pedí que me llevara al santuario y le dije que sería su seguidora, y que en nombre de Dios y la Santísima Virgen, prometía que sería una buena persona, pícara como toda joven, de carretes moderados, de muchos valores, pero mala ¡jamás!, porque mis padres me han formado para el bien y los valores no es bueno echarlos al tarro de la basura.
Sin embargo, en este momento estoy de rodillas en mi habitación, ante tu imagen de porcelana, Santa querida. Y es porque la conciencia me remuerde esta madrugada. Hice cosas malas y te pido perdón. Y aunque me duele mucho el cerebro, esto no es impedimento para arrepentirme, decirte que no se repetirá lo que hice y que ratifico la promesa que de hace ya tres años, porque por una rebeldía innecesaria, pasión o no sé que locura, por emociones nuevas, hace poco rato casi pierdo la vida.
 
Pedro Serazzi

 

 

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