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28 de abril de 2022

La nueva escena, Rodolfo Godino


 

La nueva escena
 
Otro cielo común de luz creciente
esperaban, otro amanecer,
cuando algo expulsó
la pompa que los calmaba,
algo inició el saqueo del orden
armado sobre voces y reflejos.
 
Y vieron el terror estirando sus patas,
al conjunto deslizándose
contra natura y aquella humillación:
en las calles cualquiera danzaba
la melodía que sus mayores
reservaron para un futuro armonioso.
 
Rodolfo Godino
De Centón, Colección Fénix. Dirigida por Pablo Anadón. Ediciones del Copista   (Córdoba, Argentina 1997)

27 de abril de 2022

Casuarinas, falsas olas, Rodolfo Godino


 
Casuarinas, falsas olas
 
Hicimos estos árboles para cortar el viento.
Cuando llega, ellos copian los rasguidos
aspirados del mar.
                                  Pero a veces, fieles,
acercan sonidos de ayer a las ventanas.
 
Rodolfo Godino
De Triptico, Ediciones del Copista   (Córdoba, Argentina 2003)
Premio Provincial de Literatura para Autores Editos  “Jorge Vocos Lescano”
 

26 de abril de 2022

La vía ciega, Rodolfo Godino

La vía ciega
 
La memoria sentimental
es un germinar inútil
-dice la razón-, a partir
de materia en reposo.
                                A esta falla
no es ajeno el final de la era,
seguramente crítico,
ni el delito imaginario.
                                Lo que sigue,
despertar al joven espectro,
es actividad propia del alma,
siempre perdida
sobre lechos irreales.
 
No hay beneficio en este curso.
Sólo las maniobras
de algo torpe que busca su alimento
en la tracción del pasado,
donde el insomne y el que duerme son uno.
                                  
 
Rodolfo Godino
 

25 de abril de 2022

La cosa, William Carlos Williams

La cosa
 
cada vez que suena
pienso que es para
mí pero no es
para mí ni para
nadie simplemente
suena y nosotros
amargamente la servimos
juntos, ellos y yo
 
William Carlos Williams

 

24 de abril de 2022

¿Por qué escribo hoy?, William Carlos Williams


 

¿POR QUÉ ESCRIBO HOY?
 
 
La belleza de
los terribles rostros
de nuestros don nadie
me mueve a hacerlo:
 
mujeres negras,
jornaleros andrajosos
– viejos y baqueteados–
de regreso al anochecer,
rostros como
viejo roble florentino.
 
También
vuestras caras
de cartón me mueven
–ciudadanos eminentes–
pero no
del mismo modo.
 
William Carlos Williams

23 de abril de 2022

Llegada, William Carlos Williams

LLEGADA
 
Y sin embargo uno llega de algún modo,
se encuentra desabrochando los botones
de su vestido
en una habitación desconocida--
siente al otoño
gotear sus hojas de seda y lino
entre los tobillos de ella.
El cuerpo sórdidamente venoso emerge
retorcido sobre sí
¡como un viento invernal..!
 
William Carlos Williams
 

22 de abril de 2022

El poema, William Carlos Williams


 EL POEMA
 
Todo está en
el sonido. Una canción.
Muy rara vez una canción. Debiera
de ser una canción – compuesta de
detalles, una avispa,
una genciana – cosas
inmediatas, abiertas
tijeras, de una dama
los ojos – despertando
centrífuga, centrípeta
 

 
William Carlos Williams

Consagración de un pedazo de tierra, William Carlos Williams




 

Consagración de un pedazo de tierra
 
Este pedazo de tierra
frente a las aguas de esta ensenada
consagra la viviente presencia
de Emily Dickinson Wellcome
que nació en Inglaterra, se casó,
perdió a su marido y con su hijo
de cinco años se embarcó
en un barco de dos mástiles, rumbo
a Nueva York, fue aventada hasta las Azores,
encalló en los bancos de la Isla del Fuego,
en una casa de huéspedes de Brooklin
encontró a su segundo marido,
se fue con él a Puerto Rico,
parió otros tres hijos, perdió
a su segundo marido, vivió
trabajosamente ocho años
en Santo Tomás y en Santo Domingo, siguió
a su hijo mayor a Nueva York, perdió
a su hija, a su "nene",
recogió a los chicos del hijo mayor
de su segundo matrimonio, los crió
__ quedaron huérfanos__ peleó
por ellos con la otra abuela
y las tías, los trajo aquí
verano tras verano y aquí se defendió
contra pícaros, tormentas, sol, fuego,
contra las moscas, contra
las muchachas que venían a husmear,
contra la sequía, la cizaña, las marejadas,
los vecinos, las comadrejas ladronas
de gallinas, contra
la flaqueza de sus propias manos
y la fuerza creciente
de los muchachos, contra el viento,
las piedras, los intrusos, las grietas,
contra su propia alma.
Desenyerbó esta tierra con sus manos,
tiranizó desde esta parcela, puso
como trapo al hijo mayor
hasta que no la compró, aquí
vivió quince años, aquí
alcanzó la soledad final y __
Si no puedes traer nada sino
tu osamenta: quédate afuera.
 
William Carlos Williams

21 de abril de 2022

Una canción de amor, William Carlos Williams


UNA CANCIÓN DE AMOR
 
¿Qué tengo para decirte
Cuando nos encontremos?
Sin embargo-
Estoy acá pensando en vos.
 
La mancha del amor
Se extiende sobre el mundo.
Amarilla, amarilla, amarilla,
Devora entre las hojas,
Unta de azafrán
Las ramas enastadas que se inclinan
Pesadamente
Contra un cielo blando y violáceo.
 
No hay luz-
Sólo una mancha espesa como miel
Goteando de hoja en hoja
Y de rama en rama
Estropeando los colores
Del mundo entero.
 
Estoy solo.
El peso del amor
Me sostuvo
Hasta que mi cabeza
Dio contra el cielo.
 
¡Mirame!
Mi pelo chorrea néctar-
Los tordos se lo llevan
Sobre sus alas negras.
Mirá, mis brazos y
Mis manos por fin están
Sin hacer nada.
 
¿Cómo puedo decir
Si voy a volver a amarte como ahora
Alguna vez?
 
William Carlos Williams

 

Retrato de una dama, William Carlos Williams


Retrato de una dama
 
Tus muslos son manzanos
cuyas flores tocan el cielo.
¿ Qué cielo ? El cielo
donde Watteau colgó el escarpín
de una dama. Tus rodillas
son una brisa del Sud, o
una ráfaga de nieve. ¡ Ajá ! ¿ qué
clase de hombre era Fragonard ?
...como si eso respondiera
algo. Ah, sí : debajo
de las rodillas, puesto que de este modo
iniciamos la canción, es
uno de esos blancos días de verano,
la alta hierba de tus tobillos
ondula sobre la playa.
¿ Qué playa ?
la arena se pega a mis labios
¿ Qué playa ?
¡ Ajá !, pétalos quizás. ¿ Cómo
podría saberlo ?
¿ Qué playa ? ¿ Qué playa ?
Dije pétalos de un manzano.
 
William Carlos Williams

 

20 de abril de 2022

Nantucket, William Carlos Williams

 

Nantucket
 
 
Flores en la ventana
lila y amarillo
 
alteradas por la cortinas blancas—
olor a limpieza—
 
Luz de final de la tarde—
En la bandeja de vidrio
 
un jarro de vidrio, el vaso
volteado para abajo, junto al cual
 
hay una llave — y el
blanco lecho inmaculado.

 
 
William Carlos Williams
 


Lamento, William Carlos Williams

Lamento
 
Me llaman y voy.
Es un camino helado
después de medianoche, una nevisca
atrapada
en los tiesos carriles.
Se abre la puerta.
Sonrío, entro y
me sacudo el frío.
Hay una mujer corpulenta
de costado en la cama.
Está enferma,
acaso vomitando,
acaso esforzándose
para dar a luz
su décimo hijo. ¡Alegría ! ¡ Alegría !
¡ La noche es un cuarto
oscurecido para amantes,
a través de las persianas el sol
ha enviado una aguja dorada !
le aparto el pelo de los ojos
y contemplo su dolor
compadeciéndome.
 
William Carlos Williams
 

19 de abril de 2022

La calle solitaria, William Carlos Williams


La calle solitaria
 
La escuela ha terminado. Hace excesivo
calor para vagabundear. Erran
en claros vestidos por las calles
para matar el tiempo.
Han crecido. Llevan
llamas rosadas en la mano derecha.
De blanco de la cabeza a los pies,
con oblicuas, perezosas miradas;
en amarillas, sueltas telas,
cinturones y medias negras;
acariciando sus ávidas bocas
con palillos envueltos en azúcar rosada
_ cada una lo sostiene en la mano como un clavel _
suben por la calle solitaria.
 
 
William Carlos Williams


 

18 de abril de 2022

El dolor, Jorge Luis Carranza

 

El dolor
da toda la vuelta
al día.
 
El día es
un mar sin olas
sin orillas.
 
El piso del pasillo
que da a las piezas
tiene un pozo.
 
Le dicen
"el tiempo todo lo cura".
Escucha en silencio.
Fuma
fuma
fuma.
 
¿Cómo seguir?
 
El perro de la soledad
muerde y no suelta.
 
 
Jorge Luis Carranza
 
 
 
 

17 de abril de 2022

Cosas del fútbol II, Jorge Luis Carranza


 

Cosas del fútbol II
 
Pusieron en el cajón
la camiseta del club
del que era hincha.
 
Los amigos cantaron
“hoy te vinimos a ver
te vinimos a alentar…”
 
Luego de un silencio
aplaudieron.
 
El domingo siguiente
el hijo
ató al alambrado
de la cancha
un trapo que decía
“vos acá siempre”..
 
Subió con su hijo
los cuatro escalones
de la tribuna.
 
Se sentaron a ver
un partido infinito.
 
Que no terminará
nunca.

 
 
Jorge Luis Carranza

16 de abril de 2022

Cosas del fútbol I, Jorge Luis Carranza


 

Cosas del fútbol  I
 
Se anotaron
en el campeonato de los barrios.
No tenían ni un peso
para las camisetas.
Pensaron en pintar los números
con lo que sea
en unas remeras blancas.
Una madre se enteró.
Habló con otras.
Vendieron
empanadas, pastelitos, tortas.
Una de ellas
pidió un adelanto a la patrona
que dijo que sí.
El día del primer partido
tenían sus camisetas.
Fueron
en la caja de un rastrojero.
Les daba el aire en la cara.
Estaban felices.
Muy.
 
Jorge Luis Carranza
 

15 de abril de 2022

Una vez, Jorge Luis Carranza

Una vez
el viento de la casa
sopló como nunca .
 
Se abrieron
puertas
y ventanas
de una vez
y para siempre.
 
Bajo una luz muy alta
la casa partió partida
hacia el mundo
en cada uno
de nosotros.
 
El agua
que pasó
incesante
bajo el puente
pulió
pulió
pulió.
 
Aún así
si se mira
con detenimiento
en cada trozo de la casa
puede verse
la casa entera.
 
Jorge Luis Carranza
 


 

13 de abril de 2022

Suave viento, Jorge Luis Carranza


 

Suave viento
los que me dieron
cuando no lo pedí.
 
Lo que está escrito
en las cicatrices también.
 
Van conmigo.
 
Cuidan
de mí.
 
 
Jorge Luis Carranza

12 de abril de 2022

A veces se escucha decir ... Jorge Luis Carranza


 

A veces se escucha decir que un poeta es desparejo en su obra. Que su poesía tiene baches. Que tiene momentos felices y otros no tanto. Poemas de los cuales se podría prescindir. En un poemario no se dobla la puntita de la hoja en todos los poemas; solo en algunos, algunos pocos. Pienso; todos somos desparejos, humanamente desparejos. Lo limpio, limpio, terso, pulido aparece como destello muy de cuando en cuando. Allí están creo, los poemas que perdurarán, los que vencerán al tiempo. Los otros , serán  buenos compañeros de ese que persiste , queda y se salva. Quisiera tener una palabra para esos otros, que no solo acompañan al poema  que se elevó y persiste,  sino que también ayudaron al poeta para que siga vivo. Y eso no es poca cosa. Digo, el valor vital de esos poemas. Pienso en ellos, los poemas que quizás no tendrían que haber existido, pero están.  Los compañeros; los que ayudaron a que la poesía y su destello apareciera en los otros . Los que ayudaron al poeta a respirar.
 
 
Jorge Luis Carranza

11 de abril de 2022

Nada, esta espuma, Ana Cristina Cesar


 

Nada, esta espuma
 
 
Por afrontamiento al deseo
insisto en la maldad de escribir
pero no sé si la diosa sube a la superficie
o apenas me castiga con sus aullidos.
Desde la baranda de este barco
quiero tanto los senos de la sirena
 
Ana Cristina Cesar

10 de abril de 2022

Guía semanal de ideas, Ana Cristina Cesar


 

Guía semanal de ideas
 
Lunes
No encontré a Távora pero vi King Kong en la placita.
 
Análisis.
Se leyó y se comentó que el régimen no va a caer. Clímax alencariano de Dos Vidas.
 
Martes
Parque Lage con Patinho. Yoga. Sopa en lo de la abuela. Di de Glauber
Traduje 5 p masturbación hasta hartarme
 
Miércoles
Fingí que no era mi cumpleaños. Almuerzo en familia. Saliditas a la tarde con y sin Tutú. No me
aplaudieron en el colegio como se esperaba. Salí dejándole pistas a la psicóloga.
 
Jueves
Les di a los alumnos redacción con narración sarcástica.
Último capítulo de Dos Vidas. Encuentro con PQ en la puerta y vamos al restaurante chino.
Conversación sin ir al grano que no es para cuidar las apariencias.
 
Viernes
Tomamos algo después del film polaco. Cuarto exhalando
Olor a pata y a ropa interior. Guardados. Volví apretada, pero tan floja.
 
Sábado
Cartas de parís. Me puse una nariz para engañar a PQ.
Casas de Banha. Llegué temprano, me paré en frente del puesto de ollas.
 
Domingo
Suculento café a la orilla del mar. Mímicas en el ómnibus.
Emoción exagerada, mucha, inmotivada. Llamó Dildo, pobre, ¿Le daré bolilla? Anoto en el diario versitos de Alvares de Azevedo. Muero, muero, liviana sin dolor, porque mentías. ¿Mi deseo? Era ser… ¡Boyar (como un cadáver) en la existencia! Pero qué llorona soy, dejad que gima. Pienso en regalitos, nuevas desmentidas, nuevos ricos besos, sonatinas. Continúo melosa por dentro.
 
 
Ana Cristina Cesar
 

9 de abril de 2022

Fisionomía, Ana Cristina Cesar

Fisionomía
 
no es mentira
es otro
el dolor que duele
en mí
es un proyecto
de paseo en círculo
un malogro
del objeto
en foco
la intensidad
de luz
de la tarde
en el jardín
es otro
otro el dolor que duele
 
 
Ana Cristina Cesar
 

8 de abril de 2022

Miro mucho tiempo el cuerpo del poema, Ana Cristina Cesar

Miro mucho tiempo el cuerpo del poema
hasta perder de vista lo que no sea cuerpo
y sentir escaparse entre los dientes
un hilo de sangre
en las encías.
 
Ana Cristina Cesar
 
 

7 de abril de 2022

Primera lección, Ana Cristina Cesar


 

Primera lección
 
Los géneros de la poesía son; lírico, satírico, didáctico, épico, ligero.
El género lírico emprende el lirismo.
Lirismo es la traducción de un sentimiento subjetivo, sincero y personal.
Es el lenguaje del corazón, del amor.
El lirismo es así denominado porque en otros tiempos los versos sentimentales eran declamados al son de la lira.
 
El lirismo puede ser:
a) Elegíaco, cuando trata de asuntos tristes, casi siempre de la muerte.
b) Bucólicos, cuando versa sobre asuntos campestres.
c) Erótico, cuando versa sobre el amor.
El lirismo elegíaco comprende la elegía, la nenia, la endecha, el epitafio y el epicedio.
La elegía es una poesía que trata de asuntos tristes.
La nenia es una poesía en homenaje a una persona muerta.
Era declamada junto a la hoguera donde el cadáver era incinerado.
Endecha es una poesía que revela las penas del corazón.
El epitafio es un pequeño verso grabado en las piedras de los túmulos.
El epicedio es una poesía donde el poeta relata la vida de una persona muerta.
 
Ana Cristina Cesar
 

6 de abril de 2022

Hubo un poema. Ana Cristina Cesar


 
hubo un poema
que manejaba su propia ambulancia
y decía: no me acuerdo
de ningún cielo que me consuele,
ninguno,
y salía
sirenas bajas,
recogiendo restos de conversaciones,
de las señoras,
“para que nada se pierda
ni se olvide”,
proverbial,
aún herido,
hubo un poema
ambulante
cruz roja
sonámbula
que se escapó
y se fue
inolvidable,
irremediable,
por la rejilla
 
 
 
Ana Cristina Cesar

5 de abril de 2022

Este libro, Ana Cristina Cesar

 

Este libro
Hijo mío. No es automatismo. Lo juro. Es jazz del corazón, es prosa que da premio. Un tea for two total, tintinear de la verdad a la que seducís, charmeur que vuela, por la pista, con todo. Date por aludido.
 
Y cante.
 
Puro azúcar blanco y blue.
 
 
 
Ana Cristina Cesar


4 de abril de 2022

Soneto del amor imaginado, Carlos Garro Aguilar

Soneto del amor imaginado, Carlos Garro Aguilar
 
Has vencido a las sombras pero crece
una avidez sin nombre en tu mirada.
La límpida pasión partió callada
y en el otoño un ángel se estremece.
 
Navío de tu mano desvelada
sortilegio de luna y de rocío,
con mis ojos tu pena baja al río
y se va por el agua ensimismada.
 
Por la ciudad desnuda y extranjera
niña-madre poeta irá tu paso
concitando una nueva primavera.
 
Regresará el fervor de la aventura
y te hallarán las voces del ocaso
mojada de esplendor y de hermosura
 
 
CARLOS GARRO AGUILAR.
DEL LIBRO "LUMINOSO COSTADO"

 

3 de abril de 2022

Regreso a Delfin, Carlos Garro Aguilar


 
 
REGRESO A DELFÍN

 
A Delfín Pereyra,
en memoria de su límpida
humanidad y su guitarra
incomparable.

 
 
Con el perfume agreste de la brisa del valle
llega tu nombre arcángel musical
tu voz cordial, inconfundible,
tu guitarra entrañable –vencedora del tiempo-
resonando encantada en el tapiz profundo
de la noche.
 
Amigo, hermano nuestro: ¿Qué podemos decirte?
Que tus hijos sostienen luminosos, la leyenda irrepetible
de tu sangre,
que los amigos guardan en el ánfora secreta
de su pecho, tu figura encendida,
alimentada por todas las guitarras
y las voces que nombran
nuestra ciudad y las manos abiertas de su gente,
nuestra afectuosa serranía criolla,
nuestras calles aromadas de naranjos,
nuestros amores juveniles,
nuestras dichas y tristezas,
la historia toda de nuestro pueblo laborioso,
sus luchas, sus sueños, su presente.
 
Estás vivo Delfín, eso queríamos decirte.
 
En cada copa de vino en las noches de amigos,
ascienden tus canciones,
la magia ardiente de tus manos
sobre las guitarras desveladas,
y en cada serenata dolorense cantas a las novias
que aguardan soñadoras tras los postigos confidentes,
evocas las pintorescas procesiones de los fieles piadosos,
el fervor intenso de la vida que estalla en los encuentros,
-ese rumor antiguo de la tierra que habla desde el fuego
y aflora fecundo, sigiloso, en las tonadas y en las zambas.
 
Ahora que la primavera ha llegado,
por la Quebrada del Tigre nos silbas
desde el pico amarillo de los zorzales,
en Achala retornas por el pecho encarnado de las loicas,
y en los montes de Altautina tu aura emerge límpida,
desde el grito mineral de las cascadas.
 
Todo eso nos traes, y te vas por la noche lentamente,
hasta hacerte nostalgia, lágrima, susurro.
 
Te vas Delfín y sin embargo te quedas,
acá, en el más hondo recodo de la sangre,
íntimo, secreto, luminoso,
como la Cruz del Sur abierta sobre el valle
en esta noche memoriosa, perfumada de azahares,
donde mi voz agradecida
te regresa, te celebra y te canta.
 
 
CARLOS GARRO AGUILAR.

 

1 de abril de 2022

Baja la luz, Carlos Garro Aguilar


 

 

                                      BAJA LA LUZ.....
 
               Baja la luz callada hacia tu pelo.
               Baja la luz antigua y regresada,
               a besarte la piel deshabitada,           
               a mojar con dulzura tu recelo.
               Te dejaron desnuda y con la herida.
               Barrilete caído en torbellino.
               Perrito de la calle, desatino,
               página gris, opaca, de la vida.
               Y mi mano te busca en la tibieza
               de este lecho fugaz donde la ofrenda
               de tu sexo frutal, su estío entrega.
               Tiemblas bajo mi lengua y su destreza
               convirtiendo en historia la leyenda
               de esta sed que en la tuya se disgrega.
 
 
              CARLOS GARRO AGUILAR

de Límpido Árbol de tu Nombre, Babel Editora.

30 de marzo de 2022

Instante, Carlos Garro Aguilar

Instante
   
 
 Arde
      una zona de tu sangre:
      la vulnerable, la sedienta
      de voluptuosidad y esquivos
      paraísos.
 
      De incienso a veces
      el aroma que envuelve
      las alas tornasol de la lámpara-pájaro.
      De almizcle, siempre.
      Y por detrás el sándalo uncido
      a la caléndula.
 
      Entonces
      -astro sorpresivo-
      el breve satén damasco
      avanzando hacia ti.
 
Carlos Garro Aguilar, de "Fervor del día, aura de la noche",Edit. Babel, Cba 2007.

 

29 de marzo de 2022

Canta el benteveo, Carlos Garro Aguilar



CANTA EL BENTEVEO
 
Afuera
tras los vahos ardientes del verano,
la ciudad disciplina
sus redes de ilusorios paraísos.
sus cercados oasis,
su desazón, su espanto.
 
Pero aquí, en los patios solitarios
de esta casa donde se atienden los oscuros
asuntos del gobierno,
un benteveo canta.
 
Canta
y la tarde es del sol, la brisa y la hojarasca
que atesora ante los troncos de los fresnos
la humead y el olvido del otoño.
 
Canta
y el tiempo es un odre incandescente,
un espacio antiquísimo donde la luz
tiene reminiscencia de campana,
de cielo de provincia rescatado en los sueños,
ese aire de gracia y lejanía donde la sangre
se dilata y estalla como gema de sal
la claridad del mundo.
 
Un benteveo canta.
 
Y es suficiente ese día demarzo
para nombrar la eternidad.
 
CARLOS GARRO AGUILAR, de "Puertas",Narvaja Editor, cba,1997-


 

28 de marzo de 2022

Romanticismo y neorromanticismo (1900) (Ensayo) Herman Hesse

Romanticismo y neorromanticismo (1900) Herman Hesse
 
 Nadie sabe en realidad lo que significa la palabra «romántico». Nuestro lenguaje corriente la aplica a muchas cosas, a libros, a música, a cuadros, vestidos, paisajes, a amistades y relaciones amorosas, y la entiende ya como reproche, ya como elogio o como ironía. Un paisaje romántico es un paisaje con barrancos y despeñaderos y ruinas, cuya contemplación provoca al mismo tiempo placer y ansiedad. Música romántica es una composición en la que hay más sentimientos que claridad, más suavidad que tectónica firme, en la que hay algo contenido, velado, una música con muchas disonancias semidisueltas y compases tímidos, borrosos que deben tocarse rubato. Algo parecido se piensa, por fin, cuando se habla de un amor romántico, de una vida romántica —al mismo tiempo se alude a algo insensato y cautivador, a algo extravagante y aventurero, con una tendencia a la improvisación, algo que entusiasma a las colegialas y suscita la desaprobación de las personas sensatas, pero que en todo caso es especial e interesante. En la vida se llama romántico a todo lo que aparece sin forma y sin ley, que no descansa sobre un fundamento reconocible y que tiene contornos fugaces como las nubes. A nosotros el término sólo nos interesa a partir del momento en que se convierte en el nombre de aquella escuela alemana de escritores cuyo rápido auge y lenta decadencia ocupan más de un tercio del siglo 19 y cuya historia se repite curiosamente en todas las literaturas europeas importantes. Como esta escuela no recibió su nombre ni de contemporáneos ni de historiadores de literatura, sino que fue ella misma la que lo inscribió con orgullo en su bandera, es interesante preguntarse qué significa el término «romántico» para los primeros románticos. La respuesta es: algo distinto para August Wilhelm o para Friedrich Schlegel, para Novalis o para Tieck. Mientras Schiller, al definir como «tragedia romántica» su «Jungfrau von Orleans» («Doncella de Orleans») trataba de hacer solamente justicia a los elementos místicos que en ella concurrían, en los títulos de las obras de Schlegel y Tieck la palabra significa exactamente lo mismo que para una obra actual el calificativo «moderno». Novalis emplea la palabra raramente con intención y nunca como una fórmula clara, envuelve en ella como en una capa mágica sus ideas más profundamente personales; a Tieck, el niño alegre, le gusta jugar con ella y se nota que le divierte la oscura y sonora palabra. Desde el día en que el «Athenáum» fundó una doctrina romántica, puso la nueva etiqueta a casi todas sus novedades. Los hermanos Schlegel eran más conscientes y congruentes en su manera de ver las cosas, de tal modo que el mayor calificaba de «románticos» los valores formales y Friedrich en cambio los valores filosóficos. Sin embargo, tanto ellos como Novalis tenían en mente sobre todo el concepto de novela («Román»), desde luego con un recuerdo evocador de «romántico» («novelesco»).
 «La novela» era el «Wilhelm Meister» de Goethe cuya primera parte, la más importante, acababa de publicarse. Era la primera novela alemana en el sentido moderno y el gran acontecimiento de aquellos años. Ningún otro libro alemán ha influido tanto sobre la literatura de su tiempo como éste. Con «W. Meister» apareció la novela como expresión de una serie de cosas hasta entonces indecibles. Lo nuevo, maravilloso, profundo y audaz, fue para los Schlegel, especialmente para Friedrich, en el fondo su aspecto «romántico». F. Schlegel y Tieck aplicaron entonces el término a sus propios libros como subtítulo y de este modo dejó pronto de expresar algo concreto. En lugar de «romántico» podían haber dicho también «a la manera de Wilhelm-Meister», y de hecho, todas las obras en prosa importantes de aquellos años, el «Titán» tanto como «Sternbald» y «Lucinde» son imitaciones directas y conscientes de aquel gran modelo. 
 Esto no quiere decir que el término «romántico» no signifícase ya entonces tanto como no-clásico, e incluso anticlásico, porque Goethe aún no estaba rodeado de la fría aureola del clásico. Lo que en la historia de la pintura es el interés exclusivo por la luz y el aire, en la historia de la literatura es paso consciente de la estilización a lo irregular, del verso a la prosa rítmica, del ensayo acabado, al «fragmento». No se buscaba ya forma y perfil, sino aroma y ambiente. No se tendía a pasar de lo universal a lo individual artísticamente delimitado, sino que se intentaba volver a la fuente, a la unidad primigenia de las cosas y las artes. Se acompañaba a Schleiermacher en su contemplación del universo.
 Vamos a estudiar ahora el contenido en lugar de la palabra. Inmediatamente salta a la vista que existen dos clases de romanticismo —una profunda y una superficial, una auténtica y una que solamente es máscara. En el gusto del público triunfó en su día la última, la falsa. Novalis cayó pronto en el olvido, mientras que el novelero Fouqué alcanzaba éxito tras éxito. Así es como el primer romanticismo pereció internamente y luego también de una manera manifiesta, desapareciendo de la escena entre pitos y silbidos. En realidad ya estaba muerto cuando Fouqué escribió sus primeras cosas. Floreció y murió con Novalis. Es cierto que el postromanticismo mostró en Eichendorff un plácido talento lírico y en Hoffmann un profundo talento demoníaco, pero éstas son manifestaciones que sólo guardan con el antiguo principio romántico una relación suelta. El auténtico romanticismo debe buscarse únicamente en Novalis, pues los Schlegel, a pesar de sus profundos conocimientos y sublimes percepciones, eran impotentes como poetas.
 Novalis murió a los 28 años. En el recuerdo de sus amigos pervive admirado en irresistible belleza juvenil: el amado insustituible, sobre cuya obra inacabada flota un perfume único de encanto secreto. De los oropeles y disfraces que necesitaron sus seguidores no encontramos ni rastro en él, a no ser aquella apología juvenil del catolicismo que figura en un extraño ensayo, y que suena en boca de aquel pensador profundamente protestante como una paradoja desafortunada. Pero se me puede objetar que su obra principal se desarrolla en la Edad Media, en aquella célebre Edad Media del romanticismo. No puedo aceptarlo. El «Ofterdingen» es intemporal, se desarrolla hoy, nunca y siempre, es la historia no de un alma, sino del alma en general. Como obra literaria es muy discutible. A excepción de la magnífica primera parte es incompleta y la continuación esbozada discurre por perspectivas imposibles. Como idea, como proyecto, como acierto creativo, el «Ofterdingen» tiene un valor incalculable —no es la obra de un adolescente, sino una reflexión soñadora del alma humana, la elevación desde la miseria y la oscuridad hacia las alturas de la idea, de la eternidad, de la liberación.
 De manera más palpable que a través de aquel sueño poético, se nos revela la idea romántica fundamental, a través de los ensayos y aforismos de Novalis que significan mucho más que paráfrasis sobre la filosofía de Fichte. Su lema y su resultado es proñindización por interiorización. Que más allá de los límites del tiempo y espacio rigen leyes eternas; que el espíritu de estas leyes eternas dormita en cada alma; que toda la formación y la profundización del hombre se basa en conocer ese espíritu en su propio microcosmos, en adquirir conciencia de sí mismo y en extraer de sí la medida para todo nuevo conocimiento; esa es en breves palabras la doctrina de Novalis. No es nada raro que esta idea fundamental se fuese perdiendo más y más en el romanticismo posterior hasta extinguirse. No servía a los escritores de moda, ni a los virtuosos de la forma, era en principio una doctrina sin relación literaria. No es la culpa del romanticismo que la literatura de aquellas décadas permaneciese ajena a la vida, que viviese en un desdichado aislamiento. Esto que ya afectó a la creación de los grandes de Weimar, estaba fundamentado en el espíritu del tiempo. Se comprende que Novalis fuese un fenómeno excepcional. Pero la pregunta era: ¿qué actitud adoptará la literatura de una época nueva, distinta, ante su doctrina?
 Comienza así la historia de un «neorromanticismo». La época nueva, distinta ha llegado. La literatura fue derribada del trono del que no era digna hacía tiempo, —junto con la filosofía cuyo destino había compartido fielmente durante medio siglo. Y al igual que ésta, se volvió revolucionaria, democrática y mordaz. El movimiento «junges Deutschland», cuyo único gran talento fue Heine, enterró con bombo y platillo a la vieja generación y su literatura. Exceptuando un par de hermosos versos y algunos chistes buenos de Heine, aquella «joven Alemania» no nos dejó muchas cosas positivas. Por eso no es extraño que el romanticismo recién dado por muerto volviese a resucitar —claro que no el auténtico—, sino aquella máscara funesta a lo Fouqué. En una época en la que en Alemania todo lo que tenía que ver con romanticismo estaba desprestigiado, se producía y vendía continuamente bajo toda clase de etiquetas el romanticismo más barato. Hasta el propio Heine debía muchos admiradores al viejo manto con que se arropaba de vez en cuando. Pero no todo se debía al manto. 
 Precisamente él, el profanador del templo, el irónico genial, conocía bien y añoraba secretamente la «Flor Azul», y lo mejor que escribió como poeta tiene resonancias del «Ofterdingen».
 Pero primero tuvo que desaparecer el romanticismo de Heine. No tuvo seguidores dignos de mención. El siguiente gran movimiento literario barrió todas las huellas del pasado. El naturalismo ejerció un dominio severo e introdujo de repente escuela y disciplina en una literatura a la deriva. No necesitamos detenernos en él —todos saben la infuencia tan radicalmente educativa que ejerció sobre el lenguaje y la poética. Y ahora que ha hecho su obra, no necesitamos, los jóvenes, matarlo, ni despreciarlo. Como a un maestro severo que se ha hecho viejo, le vemos acercarse a su fin, sin lágrimas, pero llenos de agradecimiento y dispuestos a guardar de él un buen recuerdo. Como herencia nos deja una manera de observar, una sicología y un lenguaje refinados y bien desarrollados. Nos deja muy pocas obras extraordinarias y asombrosas por su grandeza, pero en cambio enormes cantidades de estudios, intentos y trabajos preliminares valiosos. ¿Qué actitud ha adoptado frente a él el elemento romántico de la generación más joven surgida de su escuela?
 
 No me gusta elegir ejemplos de la literatura alemana actual. Pero tampoco es necesario, pues como exponentes típicos de la evolución seguida por la literatura neorromántica tenemos a dos grandes autores extranjeros sobre los que puede hablarse con más objetividad que sobre coetáneos. Uno murió prematuramente y ya por su trágico destino suscita nuestra simpatía. Es el danés Jacobsen. En él encontramos el ejemplo más temprano y noble de un escritor que conjugó con una enorme fantasía y una sensibilidad suave y soñadora todo el refinamiento del realismo más desarrollado. Encuentra palabras llenas de plasticidad concisa para cada fenómeno de la naturaleza, para cada tallo de hierba que crece junto al camino, para cada belleza visible. Y trata de trasladar en un oscuro impulso esa poderosa capacidad descriptiva, esa técnica refinadísima de la expresión a la vida espiritual. No como sicólogo realista, sino como soñador y descubridor en el mar sin caminos del inconsciente. Con un afán conmovedor se sumerge en todas las profundidades del alma femenina (Marie Grubbe). Y en Niels Lyhne emprende a tientas y con sensibilidad, el descubrimiento del alma infantil. Keller ya lo había hecho en su inmortal «Grüner Heinrich». Pero Jacobsen posee una técnica nueva: renuncia consciente o inconscientemente a toda síntesis y estilización, y construye lenta y penosamente su relato con minúsculos detalles. Y es el primero que logra ser siempre poeta, que elige en lo que es aparentemente más insignificante siempre lo importante, característico y que da a su trabajo de filigrana la solidez y el estilo de una obra planteada con unidad y armonía. Sus dos obras más importantes son auténticamente románticas. En ambas un alma individual, débil, es el centro de toda la acción y portadora de todas las soluciones. Y en los dos casos no describe con análisis riguroso una vida individual, sino que conquista un terreno neutral sobre el que resuena poderosamente todo lo humano. Pronto se comprendió que no eran estudios de un investigador; el misterioso velo de la poesía auténtica flotaba sobre ellos como un aroma inexplicable pero poderoso. En Jacobsen, el realista se había convertido en poeta sin renunciar a las conquistas de su escuela. Su ejemplo tuvo una influencia extraordinaria sobre el surgimiento de un neorromanticismo alemán. 
 Estudiemos por último a un romántico de hoy, todavía joven que creció ya al margen del credo naturalista y en la actualidad puede ser considerado un típico neorromántico. Me refiero a M. Maeterlinck. En él no encontramos ya aparentemente ningún vestigio de naturalismo. Estiliza, compone, adorna sus obras aparentemente con la libertad de un Brentano o un Hoffmann. Pero sólo aparentemente. También él ha aprendido a ver y describir de manera realista, pero no se nota inmediatamente porque habla casi exclusivamente de cosas invisibles. Con la euforia del innovador inició su camino como soñador y ermitaño apartado del mundo. Pero luego irrumpió en el tiempo y la vida. Maeterlinck es el primero en seguir impertérrito la doctrina de Novalis. Para él todos los acontecimientos importantes se desarrollan en el interior, él descubrió la «tragedia de lo cotidiano». Ve que el alma vive escondida y asustada en cada ser humano, y la invita a salir con palabras delicadas y comprensivas, le da ánimos y trata de devolverle el poder perdido.
 No es necesario estudiar aquí en detalle sus obras. Desde hace años Alemania lo conoce tanto como su país natal. Aludiré solamente a uno de sus libros, el más singular. Demuestra que tanto Maeterlinck como Jacobsen rinden culto a la naturaleza y la simple verdad. Se trata de su «Vie des abeilles». Una descripción cuidadosa científicamente impecable de la vida de las abejas, objetiva, sencilla y rigurosa como un manual, y sin embargo, en cada frase la obra de un poeta. Aquí, y no en el disfraz de sus cuentos, es donde hay que buscar el verdadero neorromanticismo. Ignoro si a Novalis le hubiera gustado la «Princesse Maleine», pero estoy seguro que le hubiese entusiasmado la «Vie des abeilles». Tratar un trozo de la naturaleza, pequeño y limitado con el amor del investigador y descubrir con asombro jubiloso dentro de este círculo estrecho el universo, eso es religiosidad romántica. Descubrir en una colmena las leyes profundas de la vida y el espejo de la eternidad, ese es el espíritu de Novalis.
 He aquí el misterio y el sentido profundo del nuevo espíritu romántico. No se trata de escribir unos cuantos poemas bonitos, sino de buscar una profundización de la vida y del conocimiento en todos los terrenos. El hecho de que un libro como «Vie des abeilles» haya sido posible constituye un avance, no sólo en la obra de Maeterlinck. Es de esperar que la gran masa de lectores comprenda también poco a poco que un libro no puede ser nunca «romántico» por su tema y su lenguaje, sino únicamente por ese espíritu. Los autores de novelas de la Edad Media, de dramas fabulosos y de lírica juglaresca no están ni un paso más cerca del espíritu del romanticismo que Zola o Dostoievski. Pero que sea bienvenido todo poeta que tenga algo del alma del «Ofterdingen».
 
 
 Herman Hesse
 

27 de marzo de 2022

Miguel Ángel 1475-1564 «Poemas», Hermann Hesse

Miguel Ángel
1475-1564

 
«Poemas»

 
 Hasta hoy los poemas de Miguel Ángel son conocidos, incluso en Italia, únicamente por historiadores y filólogos. Después de todo no hace mucho que fueron coleccionados por fieles investigadores y reconstituidos en la medida de lo posible en su forma original. Quizá comiencen ahora a surtir efecto sobre sectores más amplios, y quizá la actual tendencia de los escritores de la cultura hacia el Renacimiento italiano se haga cargo de este bagaje pesado junto a otros más ligeros.
 Para quien tenga alguna relación con Miguel Ángel sus poemas serán una experiencia. Es posible que su impresión sobre nosotros no sea tan fuerte como la de sus otras obras, ya que estos poemas tienen elementos infinitamente más limitados temporalmente —en el fondo es la misma impresión desconcertante, aunque más diluida, y más rica en matices que experimentamos ante las grandes obras de Miguel Ángel. Un hombre apasionado corre solitario por una vida oscura, en eterna huida e insatisfacción, entregado ardientemente a todas las ilusiones del pensamiento y del amor, y por encima de todo este torbellino, flota sagrado un espíritu cercano a Dios que eleva la pasión a la grandeza y la tristeza a la devoción.
 
 (1908)

 
 
Hermann Hesse
 

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