23 de octubre de 2020

Las mariposas del olivar   Aún saborean el rocío de las bocas concupiscentes, María Meleck Vivanco

 

Las mariposas del olivar  
Aún saborean el rocío de las bocas concupiscentes
 

  
Agrio su corazón  
Desolado y oscuro como una almadía en el declive de la noche  
Aprisionado 
Enfurecido al aire
Y por la proa la niña de pelo lacio desaparece suave como un gato
Dulcemente empujada por glicinas  
Puro orgullo su realidad
Puro fantasma y zambullida
Yo escamas toda de pichón de pájaro agónico que hubiera
cerrado bruscamente su pico 
Yo en tinieblas con mi hijo nonato  
Yo en balandros donde se predica o se miente
Yo en caricias con piel lluviosa que van hacia el destierro
Con ubicuo poema acuartelado  
Cariátide y almena yo
Apenas esbozada del silencio  
El abismo cubierto de remiendos sanguinarios  
Yo mezclada con niños contrabandistas tatuados por arpones  
Yo en cuatro frentes y en el arcano de la cantera milenaria  
(Embajadora alguna vez de tiernos heliotropos)
Las balas no sirvieron para mi guerra  
Los besos no me hicieron soñar con marsupiales 
Ni con azúcar de boca y cuerpo de obsidiana
Si demando su nave olvidadiza 
Las gaviotas de Ruanda despeinan mis cabellos de fósforo delgado
De madrugada crujen las mortales  
Incesantes  
Furtivas
Picoteándome por dentro
 
 
María Meleck Vivanco
De Canciones para Ruanda Ediciones de La Sociedad de los Poetas Vivos. Colección de poesía elefante en el bazar .Buenos Aires,1996

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