4 Como una caracola la muerte estará en otro ruido
Como un higo de luto
En otros dientes de tímido conocimiento blanco
Oscuros umbrales de revelación
Sostienen temerarios la edad impura
O el cuchillo de plata a la intemperie
O la caravana que
alisa arenas y castiga a los pájaros heridos
(Cuando aparece el huésped persignarse)
La inocente descubre ceremonias en los huesos de un niño
Voraz una cascada de nieve derretida
Lava de olvido su alma
Red luminosa fluye en el coro de renacuajos del diluvio
Y plegaria comulgante en el oído sordo de tristeza sobre
tristeza
Ruanda inventa un corazón para olvidar
Suelta lujurias en los ojos velados que encienden la
imaginación
Aquí en su piel existe una rosa cautiva perversamente
lastimada
Es la rosa esclava de secretas voces
La casa desprovista de manjares y paciencia
Los fantasmas del ancestro que convocan animales
libidinosos y grifos de ruidos permanentes
Dioses sorprendidos en el Kivú
Apostados entre mariposas salvajes
Oscuros umbrales de revelación
Cuerpos destruidos de tanto
vagabundeo sin brújula
Con su joroba verdinegra que asoma en la claraboya de la
luna
Deseo comparecer a tu lado Ruanda de incestuosas lágrimas
Efímera
Como tu pulso de felicidad invisible.
María Meleck Vivanco
De Canciones para Ruanda Ediciones de La Sociedad de los
Poetas Vivos. Colección de poesía elefante en el bazar .Buenos Aires,1996
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