Reclinatorio donde la Virgen
Mi arrobamiento se suma a los conjuros de la sombra
A la savia picante y sensual de los paraísos abstraídos
Como ala de abanicos angélicos que
refrescan la turbulencia de la tierra
Mientras la luna exhala su perfume animal, me
instalo soberana en los jergones del monte
En los remiendos estrellados del viento
Llegan los marginados de la procesión
Abren el follaje y se reparten los manjares deliciosos y las
naranjas profundas
El rocío distrae más allá de la
fiesta Y obedezco al pulso salvaje de ruidos luminosos
Fruto de la compasión, la niña alisa sus cabellos con
peine de palo santo
Y el ave infiel se despereza entre las flores
Amo las chimeneas desoladas
Y suspiro la púrpura en el reclinatorio,
donde la virgen descansa su cabeza
Ahora las máscaras,
se prueban corazones alrededor de mi casa
María Meleck Vivanco
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