21 de septiembre de 2020

Los poetas del humor, Aldo Pellegrini


 

Los poetas del humor
 
Entre los poetas del humor surrealista se encuentran aquellos. (que conservaron en su mayor pureza el espíritu Dada: Picabia y Duchamp, El libro de Picabia Rateliers platoniques (Dentaduras platónicas) está formado por textos automáticos avant la lettre. Picabia personificó el espíritu de aventura. Pero esa aventura encierra un contenido negador y disconformista. En un texto que califica de "explicaciones antimísticas" expresa lo siguiente: "Mi pensamiento me dice dónde me encuentro pero. no me dice adónde voy", y luego agrega: "La ignorancia del porvenir es mi vida, mi vida que no puede vivir por anticipaciones. Soy el éxito del fracaso." En otro lugar dice: "La única alegría es vivir". Así Picabia amó por encima de toda la vida. Esa alegría de vivir significa para él, empujado por su disconformismo esencial, una aventura siempre renovada hacia lo imprevisto.
Tanto Picabia como Duchamp utilizan un curioso mecanismo de desplazamiento de las significaciones para crear una perturbación en el sistema de valoraciones del espectador-lector.
El humor de Duchamp representa todo un sistema filosófico a través del cual hace una crítica a los ritos de la ciencia, a la falsa seguridad del mundo que nos rodea.
Duchamp, aunque escribió poco, ejerció una gran influencia que todavía se mantiene. Inicia un tipo de humor que se complace en lo absurdo al que llama: "ironismo de afirmación", por oposición al ironismo negador que sólo intenta provocar risa. Para Ducharnp la cuestión de la realidad en sus relaciones con la posibilidad es gran fuente de angustias, lo que resuelve en su conocida frase: "La realidad posible se obtiene distendiendo Un poco las leyes físicas y químicas".
Para Arp la poesía es un reencuentro del hombre con la inocencia original. La línea sobria y pura de su poesía es para-lela a la de su plástica. Mediante una extrema simplicidad de elementos obtiene una poesía de sin igual originalidad. El suyo es un mundo sin atmósfera, un mundo absoluta y concreta-mente mágico. Un mundo sin dolor. Su humor, de una transparencia cristalina, adquiere la calidad corrosiva del agua regia en cuyo contacto la realidad convencional se disuelve. Arp llega así, por la utilización de imágenes superconcretas, a la destrucción de lo concreto.
Prévert constituye un  fenómeno  especial dentro de la poesía.
Parece  dominarlo un espíritu funambulesco en el que a ratos Dada se mezcla con Jarry. Pero no hay poesía que tenga más dirección y sentido que la suya. Adquiere un tono violento, casi de profeta acusador cuando censura, o llega al más depurado lirismo cuando demuestra su amor por las cosas o su inmensa ternura por los seres simples, por los humildes. Ha tratado de que su poesía sea accesible al pueblo mediante el empleo de un lenguaje simple, de frases de uso cotidiano, de lugares comunes que exalta a la dignidad de elementos poéticos, a través de los cuales surgen sin esfuerzo las imágenes, organizadas con curiosa musicalidad. Logra que las imágenes más sorprendentes, que lo absurdo mismo, se incorporen con la mayor naturalidad a ese lenguaje aparentemente sencillo, con un sentido directo de lo burlesco, que tiene a ratos algo de la ternura chapliniana. Recorre así sin esfuerzo la gama que va desde el escarnio violento, agresivo, brutal, mediante el cual denuncia a la sociedad toda, con sus instituciones y creencias, como en los famosos poemas: Diner de tetes y La crosse en l'air ("Cena de grandes cabezas" y "El báculo en el aire") hasta la ternura y ligereza de algunos poemas que adquieren el ritmo de canciones y se cantan por toda Francia.
Prévert se define a sí mismo: "Yo estoy con un pie en la orilla derecha, otro en la izquierda y el tercero hacia el trasero de los imbéciles". Así se aclara la posición de un poeta excepcional (Georges Bataille lo considera el mayor poeta de Francia en este momento) que ha sabido unir lo grotesco, lo absurdo, lo fantástico y lo trivial, que ha sabido dosificar lo poético y lo antipoético en una poesía auténtica y original, la cual tiene, además, una evidente acción antiséptica sobre la poesía contemporánea y resulta altamente aleccionadora frente a cierto lirismo modernizante en uso.
En la línea de la antiliteratura es Queneau quien adopta la posición extrema. Su poesía utiliza fundamentalmente elementos antipoéticos. Se podría decir que llega a lo poético mediante la acentuación de lo prosaico y la destilación del humor. Por el empleo del lenguaje vivo de la calle, de juegos de palabras, expresiones ambiguas o de doble sentido, logra una poesía en la línea de ]arry, antirretórica, desenfadada, burlesca, en la que naufragan todos los sistemas estéticos, y desde la cual los ojos acerados del humor contemplan los esfuerzos del hombre por dar dignidad a su inútil tarea.
Dalí aportó al surrealismo su método paranoico-critico de creación artística que consiste esencialmente en una organización racional e interpretativa de las asociaciones delirantes. En realidad ha hecho del ingenio fácil, de la boutade, de las actitudes exhibicionistas, un modo de reanimar una técnica pictórica o poética de raíz académica y convencional. Su humor es simple-mente una pose elegante y tiene la misma blandura de sus famosos relojes. Su verdadera profesión de fe fue siempre el exhibicionismo, que usó hábilmente en función publicitaria. Supo reemplazar la agresividad revolucionaria del surrealismo por la simple bufonada, con lo que logró la aprobación de los snobs, a quienes ofreció un surrealismo sin complicaciones perturbado, ras, que tenía las características amables de un manjar exótico. Para mucha gente el surrealismo se resume en Dalí. Lo cierto es que para el surrealismo constituyó un error haber cobijado y exaltado una actitud epidérmica y un tipo de humorada intrascendente.
 
 
 
Aldo Pellegrini

 

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