31 de agosto de 2020

Esto es ansia: habitar en lo oscilante... Poesías juveniles. Rainer María Rilke

 

POESIAS JUVENILES
(1897 - 1898)
 
 
 
Esto es ansia: habitar en lo oscilante
y carecer de patria en este tiempo
Y esto son los deseo: quedos diálogos
De horas del día con la eternidad
 
Y esto es vida. Se eleva de un ayer,
Entre todas las horas, la más sola,
que sonriendo diversa a sus hermanas
calla frente a lo Eterno.
 
 
Soy muy joven. Querría a todo son
que en su rumor me arrolla, regalarme temblando:
y, dócil a la amable coerción
del viento, que el jardín cruza en meandros,
quiere mecer sus pámpanos mi anhelo.
 
Y sin ningún apresto quiero erguirme
mientras noto que el pecho se me ensancha.
Pues es tiempo de armarse de guerrero,
cuando, desde el frescor temprano de estas
costas, me lleva el día tierra adentro.
 
No he de extender la mano hacia la pura vida
ni preguntar a nadie por el extraño día:
siento que llevo blancas floraciones
que en el frescor sus cálices levantan.
 
De la primaveral tierra muchas tiraron,
de donde sus raíces beben profundidades,
para, sin poder más, hundirse de rodillas
ante veranos que ellas nunca . bendecirán. .
 
 
Cuánto quiero a las pobres palabras,,que tan míseras
están en lo diario: a ellas, las invisibles
palabras. De mis fiestas les regalo colores:
sonríen, y se ponen alegres lentamente.
 
Su esencia, que obligaron con miedo a entrar en ellas,
se renueva, visible, y todos pueden verlo:
no han andado jamás todavía en el cántico
y entran estremecidas dentro de mi canción.
 
Siempre voy por idéntico sendero:
junto a jardines, donde para Alguno
las rosas se complacen, preparándose:
pero noto que aún falta mucho, mucho;
toda esta recepción no es para mí,
y debo, sin dar gracias ni quejarme,
pasar de largo ante ellas.
 
Soy sólo aquél que el séquito comienza,
y a .quien los dones no se dirigían:
hasta que lleguen los aún más dichosos,
leves formas calladas.:.
todas las rosas se desplegarán
como rojas banderas en el viento.
 
Este es el día en que yo reino, triste,
está es la noche que me echó de hinojos;
y rezo: que algún día mi corona
pueda alzar de mi frente.
 
De su sorda opresión he de ser siervo:
¿no puedo, en recompensa, ni una vez
contemplar, cara a cara. sus azules
turquesas, sus brillantes y rubíes?
 
¿Quizá murió hace mucho el resplandor
de las piedras: quizá me lo robó
mi huésped, el pesar: quizá no había
piedras en la corona que me dieron?
 
Almas blancas con vibración de plata,
almas niñas, que aún nunca cantaron,
que, sin rumor, en círculos crecientes,
hacia la vida van, que les da miedo,
 
¿no os desengañaréis de vuestro sueño
•cuando allá fuera, voces os despierten,
y no podáis, de mil ruidos del día .
librar la risa de vuestras canciones?
 
Entre el día y el sueño estoy en casa.
donde duermen los niños, tibios de correrías
y los viejos se sientan por la tarde,
y arden hogares y su espacio alumbran.
 
Entre el día y el sueño estoy en casa_
donde suenan campanas de oración
y muchachas, cohibidas por ecos que se extinguen,
se apoyan fatigadas en el brocal del pozo.
 
Y hay un tilo, que es mi árbol predilecto:
y todos los veranos que en él callan
se vuelven a mover en las mil ramas
y entre el día y el sueño vuelven a despertar.
 
No debes comprender la vida:
como una fiesta se hará entonces.
Haz que lo pase cada día
igual que un niño, al caminar,
deja que cada ráfaga
le regale mil flores.
 
Reunirlas y ahorrarlas,
no se le ocurre al niño.
las saca, suave, de cabellos
donde gustaron de apresarse,
y pidiendo nuevas extiende
sus manos otros años jóvenes.
 
 Como los más secretos quiero hacerme:
no pensar las ideas en la frente,
perseguir un anhelo sólo en rimas;
con todas las miradas, sólo un leve
germen dar; sólo un ver con mi silencio.
 
No traicionar más, todo atrincherarme,
quedarme solo: así hacen los enteros:
tan sólo al prosternarse las ruidosas
gentes, por leves lanzas como heridas,
alzan los corazones de sus pechos
como custodias, para bendecirles.
 
Calla, de puro oír, de pura asombro,
tú, mi más honda vida;
porque ya sabes qué lo quiere el viento
antes de estremecer los abedules.
 
Y una vez que el silencio lo haya hablado
concede la victoria a tus sentidos;
a cada soplo, entrégate y concédete:
él lo dará su. amor, lo mecerá.
 
Y entonces, alma mía, sé ancha y ancha,
que lo alcance la vida;
ensánchate como un traje de fiesta
sobre las cosas pensativas.
 
Los sueños que en lo hondura están cercados,
de la tiniebla déjalos salir.
Son como fuentes, vuelven a caer
más leves, a intervalos de canciones,
en el regazo de sus anchas pilas.
 
Y ahora sé: como los niños me vuelvo.
Toda angustia es tan sólo un comenzar;
pero la tierra no tiene final,
y el temor es el gesto solamente
y el ansia es su sentido...

 

Rainer María Rilke

Poesías juveniles
(1897 - 1898)

30 de agosto de 2020

Pequeña cascada, Rainer María Rilke

 

Pequeña cascada
 
Ninfa, revistiéndose siempre
de lo que la desnuda.
que tu cuerpo se exalte para
la onda redonda y ruda.
 
Sin reposo cambias de traje
y hasta de cabellera:
tras de tanta huida, tu vida
queda como presencia pura.
 
País, detenido a medio camino
entre la tierra y los cielos,
a las voces de agua y bronce,
dulce y duro, joven y viejo.
 
como una ofrenda elevada
hacia manos acogedoras:
bello país acabado.
cálido como el pan.
 
Todo aquí canta la vida de antaño,
no en un sentido que destruya el mañana:
se adivina, valientes, en su fuerza primera.
el cielo y el viento, y la mano y el pan.
 
No es un ayer que se propague por todas partes
defendiendo para siempre estos contornos antiguos:
es la tierra contenta de su imagen
y que consiente en su primer día.
 
 
Viento que toma este país como el artesano
que conoce su materia desde siempre:
al encontrarla, caliente, sabe cómo hacer
y se exalta trabajando.
 
Nadie detendría su impulso magnífico; nadie
sabría oponerse a esta fogosa audacia:
y es también él quien, dando un enorme paso atrás,
tiende a su obra el claro espejo del espacio.
 
Rainer María Rilke
 
De las CUARTETAS VALAISANA
(1924)
A Madame Jeanne de Sépibus - de Preux
 

29 de agosto de 2020

De las rosas, Rainer María Rilke


 

De las rosas
(1924)
 
Si tu frescura a veces tanto nos asombra,
rosa feliz,
es que en ti mismo, dentro,
pétalo contra pétalo, descansas.
 
Conjunto todo despierto, cuyo centro
duerme, mientras que innumerables, se tocan
las ternuras de ese corazón silencioso
que rematan en la boca extrema.
 
Te veo, rosa, libro entreabierto,
que contiene tantas páginas
de dicha detallada
que no se leerán jamás. Libro - mago,
 
que se abre al viento y puede ser leído
con los ojos cerrados...
de donde salen las mariposas, confusas
de haber tenido las mismas ideas.
 
Rainer María Rilke

 
De las CUARTETAS VALAISANA
(1924)
A Madame Jeanne de Sépibus - de Preux

28 de agosto de 2020

Vergeles, Rainer María Rilke

 

Vergeles
 
Esta tarde mi corazón hace cantar
ángeles que se acuerdan...
Una voz, casi mía,
tentada por demasiado silencio,
 
sube y se decide
a no volver ya;
tierna a intrépida,
¿a qué va a unirse?
 
Lámpara del ocaso, mi tranquila confidente,
mi corazón no está desvelado por ti; 

(quizá en él uno se perdería), pero su pendiente
del lado sur está dulcemente alumbrada.
 
Sigues siendo tú, oh lámpara de estudiante,
que quieres que el lector de vez en cuando
se detenga, extrañado, y se moleste
sobre su libraco, mirándote.
 
(Y tu simplicidad suprime un ángel.)
 
Quédate tranquilo, por repentino
que el ángel se decida a venir a tu mesa:
borra dulcemente las pocas arrugas
que hace el mantel bajo tu pan.
 
Ofrecerás tu rudo alimento
para que él pruebe a su vez,
y que eleve al labio puro
un simple vaso de todos los días.
 
Rainer María Rilke
 
De las poesías en francés
 
De Vergeles (Vergers)
(1924 - 1925)

 

27 de agosto de 2020

El ángel, Rainer María Rilke

 

El ángel
 
Con sólo un gesto de su frente aleja
de si lo que limita y lo que obliga,
pues por su corazón pasa, gigante,
girando, lo que viene eternamente.
 
El cielo está para él lleno de formas
que le pueden llamar: Ven, reconóceme.
Nada des de tus cargas a aliviar
en sus manos ligeras. Pues vendrían
 
de noche a ti, a probarte en el combate,
e irían por la casa como furias,
tomándote como si te crearan,
arrancándote fuera de tu forma.
 
Rainer María Rilke