28 de agosto de 2020

Vergeles, Rainer María Rilke

 

Vergeles
 
Esta tarde mi corazón hace cantar
ángeles que se acuerdan...
Una voz, casi mía,
tentada por demasiado silencio,
 
sube y se decide
a no volver ya;
tierna a intrépida,
¿a qué va a unirse?
 
Lámpara del ocaso, mi tranquila confidente,
mi corazón no está desvelado por ti; 

(quizá en él uno se perdería), pero su pendiente
del lado sur está dulcemente alumbrada.
 
Sigues siendo tú, oh lámpara de estudiante,
que quieres que el lector de vez en cuando
se detenga, extrañado, y se moleste
sobre su libraco, mirándote.
 
(Y tu simplicidad suprime un ángel.)
 
Quédate tranquilo, por repentino
que el ángel se decida a venir a tu mesa:
borra dulcemente las pocas arrugas
que hace el mantel bajo tu pan.
 
Ofrecerás tu rudo alimento
para que él pruebe a su vez,
y que eleve al labio puro
un simple vaso de todos los días.
 
Rainer María Rilke
 
De las poesías en francés
 
De Vergeles (Vergers)
(1924 - 1925)

 

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