9 de julio de 2019

El arquero, Osvaldo Guevara


El arquero

Aspiro el aire verde del campo estremecido
y es como un pasto tibio y oloroso mi vello.
Hay también una verde ternura en tu vestido
y un murmullo de tierra se te paga al cabello.

Como el labio de un brote mi tacto en tu cintura
siente fluir la vida poderosa y cimbreante.
Tu garganta es un pozo sonoro de frescura.
El dulzor de la fiebre te sazona el semblante.

Con un húmedo anhelo de planta trepadora
voy rasgueando tu cuello, tu escote, tu corpiño.
te adormeces como una música y se colora
de atardecer tu rostro, mientras te desaliño.

La sombra se lastima la enagua en un alambre
que resentido acecha con sus uñas de púa.
Un relincho nupcial punza como un calambre
y es mi olfato en tu piel una terca ganzúa.

Nos amamos. La noche se aplasta contra un charco.
Besándote, he sorbido tu sangre como un vino.
Y se yergue mi sed como apuntando un arco
desde el temblor de tu alma al centro del destino.

Osvaldo Guevara
De La sangre en armas
UniRío editora, Universidad nacional de Río Cuarto 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario