13 de octubre de 2018

Objetos al acecho, Olga Orozco


Objetos al acecho

¿Dónde oculta el peligro sus lobos amarillos?
No hay ni siquiera un pliegue en la corriente inmóvil que tapiza este día;
ni un zarpazo fugaz contra el manso ensimismamiento de las cosas.
Ninguna dentellada;
nada que abra una brecha en estas superficies que proclaman su lugar en el mundo:
mis dominios inmunes,
mi pequeña certeza cotidiana frente a las invasiones de la oscuridad.
Y sin embargo surge la amenaza como un fulgor perverso,
o como una estridencia sofocada;
quizás como un latido a punto de romper la frágil envoltura de las apariencias.
Ha cundido la impía rebelión en mi tribu doméstica
acostumbrada antes al ritual de mis manos y a la mirada que no ve.
Los objetos adquieren una intención secreta en esta hora que presagia el abismo
Exhalan cierto brillo de utensilios hechos para la enajenación y el extravío,
contienen el aliento para el ataque indescifrable,
transforman sus oficios en esta exasperada, malsana geometría del suspenso.
Son gárgolas ahora.
Son ídolos alertas en muda interrogación a mi poder incierto.
Se ha cambiado la ley:
mis posesiones me presencian.
Se han mudado los credos:
el bello acatamiento se extingue bajo el sol de la sospecha.
Y ninguna palabra que devuelva las cosas ilesas a sus humildes sitios.
Y ningún catecismo que haga retroceder esta extraña asamblea que me acecha,
este cruel tribunal que me expulsa otra vez de un irreconocible paraíso,
recuperado a medias cada día.


Olga Orozco
De Mutaciones de la realidad (1979)

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