20 de agosto de 2018

Tras la noche en "El Ciervo", Herman Hesse


Tras la noche en "El Ciervo", Herman Hesse



 Dormitábamos en el bar, ligeramente borrachos,

 mi mejilla apoyada, contra tu cuello blanco,

 tu abrigo de piel tenía un olor delicado y denso tu pelo negro,

 de pronto tuve miedo de tu juventud.

 ¿Qué quiero aquí en estos hermosos brazos,

 junto a este pecho, sobre estas rodillas jóvenes,

 yo, el viejo al que nunca sonrió la suerte?

 Tú eres demasiado joven para mí, demasiado hermosa,

 demasiado cálida.

 ¿Qué busco aquí junto a estas mesas de mármol,

 donde corre el jerez y hay cubiletes de dados?

 Quiero irme con el genio del agua y los peces,

 a casa, a la miseria de siempre.

 Lárgate, payaso, de este círculo alegre,

 donde florece la frivolidad y ríe la belleza,

 toma tu sombrero, hace rato que sonaron las campanas

 de medianoche,

 corre a casa, viejo loco y húndete!

 Entonces me puse en pie, ellos no se dieron cuenta,

 fuera en el canal flotaban las estrellas.

 Delante de mi casa había un perro extraño,

 me olió y huyó del desconocido,

 subí las escaleras, cada zapato pesaba cincuenta kilos.

 En el espejo vi mis párpados enrojecidos,

 y el pelo gris, marchito y arruinado.

 ¡Ojalá me hubiese mordido y devorado el extraño perro!

 Voy cuesta abajo, la juventud no volverá.



Herman Hesse

De la «Neue Rundschau»

(1926)

«Der Steppemoolf»



Fragmento de un diario en versos

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