«Der Steppenwolf»
(«») El Lobo estepario
¿Es preciso decir que «Der Steppenwolf» es una
novela que en cuanto a audacia experimental puede igualarse al «Ulysses» y los
«Faux Monnayeurs»?
Thomas Mann
Hemos aullado con los lobos, que deberíamos
haber despedazado. Nos hubiese ido mejor a todos, si hubiésemos aullado con el
Lobo estepario.
Rudolf Hagelstange
Epílogo a la edición suiza de
«Der Steppenwolf»
(1941)
Las obras literarias pueden sufrir muy
diversos malentendidos e interpretaciones erróneas. En la mayoría de los casos,
el autor de una obra no es la instancia a la que corresponde decidir dónde
acaba en los lectores la comprensión y empieza la incomprensión. Hay autores
que se han encontrado con lectores para los que su obra era más transparente
que para ellos mismos. Además, también los malentendidos pueden ser fructíferos
en algunos casos.
Creo que el «Steppenwolf» es el libro mío que
más a menudo y con más vehemencia ha sido mal interpretado y muchas veces han
sido precisamente los lectores partidarios del libro, e incluso los que estaban
entusiasmados con él, y no los adversarios, los que han hablado de la novela de
una manera para mí extraña. En parte, pero solamente en parte, la frecuencia de
estos casos se debe a que este libro está escrito por un hombre de cincuenta
años y que tratando precisamente de los problemas de esa edad, ha caído muy a
menudo en manos de lectores muy jóvenes.
Pero también entre los lectores de mi edad, me
he encontrado a menudo con algunos a los que había impresionado mi libro, pero
que curiosamente sólo captaban la mitad de su contenido. Creo que estos
lectores se han encontrado a sí mismos en el « Steppenwolf», se han
identificado con él, han sufrido y soñado con él sus penas y sus sueños, y han
olvidado por completo que el libro sabe y habla de otras cosas que de Harry
Haller y sus dificultades; que por encima del «Steppenwolf» y su vida
problemática, se alza un segundo mundo, más alto, eterno, y que el «Traktat» y
todos aquellos pasajes del libro que tratan del espíritu, del arte y de los
«Inmortales», oponen al mundo de sufrimiento del «Steppenwolf» un mundo de fe
positivo, alegre, suprapersonal y supratemporal; que el libro habla de
sufrimiento y penas pero que no es en absoluto el libro de un desesperado, sino
de un creyente.
Yo desde luego no quiero ni puedo prescribir a
los lectores cómo deben entender mi historia. Que cada uno haga con ella lo que
le parezca conveniente y le resulte útil. Pero me gustaría, que muchos se
diesen cuenta de que la historia del «Steppenwolf» relata una enfermedad y una
crisis, pero no una enfermedad que conduce a la muerte, no un desastre, sino lo
contrario: una curación.
De la «Neue Rundschau»
(1926)
«Der Steppemoolf»
Fragmento de un diario en
versos
DESALIENTO
¡Si hubiese seguido siendo aquel solitario y
asceta
En lugar de sumergirme en este mundo colorido,
Enamorarme de nuevo ardientemente,
Consumirme de nuevo en llamas!
Ahora, viejo, comprendo entristecido
Que este hacer es ridículo y vano,
Que he empezado demasiado tarde,
¡Ni siquiera sé bailar bien el «onestep»!
Pero ya que he empezado
A hundirme en el fango caliente,
Esta vida me tiene enredado por completo,
Ya no se puede contener ni aplacar.
Bailo, sigo bailando, caigo y me hundo,
Entregado al juego, a la bebida y al placer,
Cada día me pierdo y me ahogo más
En este agradable desenfreno.
VELADA MALOGRADA
Me habían invitado aquella noche
Pero no estaba animado,
Tenía resaca y dolor de cabeza
esos dolores en las pantorrillas que
Nada bueno pueden significar.
luego aquella gente había colgado
Unos cuadros tan estúpidos en su casa,
Una cabeza de Goethe y otros objetos de arte,
Al final alguien tocó el piano,
Con mano enérgica pero ignorante,
Y en fin, de pronto no pude aguantar más
En aquella casa, por desgracia tan respetable.
Le dije cualquier impertinencia a la
anfitriona,
Y como un maleducado me fui corriendo después
de la cena,
Dijeron que lo sentían,
Pero se veía que era mentira.
Me fui triste de allí,
A comprar en algún sitio una muchachita
Que no tocase el piano y no se interesase por
el arte,
Pero no encontré ninguna y empecé a beber de
nuevo
Aunque hacía un rato había presumido
De que lo iba a dejar para siempre.
Decidme ¿estáis todos tan terriblemente solos,
O soy el único que tiene que estar
Tan solo, furioso y triste en este hermoso
mundo?
¿Por qué os invitáis los unos a los otros?
¿Por qué colgáis esas bobadas en vuestras
paredes?
¿Por qué no ponéis un fin rápido y digno
A esta vida de perros
Que a nadie puede satisfacer,
En lugar de tocar el piano y hablar de Thomas
Mann?
No puedo comprenderlo,
Tanto coñac no es sano,
Se arruina uno la salud,
Pero ¿no es más noble sucumbir?
NOCHE ALEGRE
Es terrible no poder dormir cuando se está
afligido
Y todas las alas cuelgan tristes.
Es hermoso no poder dormir cuando uno está
enamorado
Y empujan todas las fuentes del deseo.
Por la noche en el bar, desilusionado y solo,
quise irme,
Pagué mi whisky y me fui cansino y triste de
allí,
Pero en la escalera me detuve fascinado,
Dispuesto a volver a empezar la noche.
Vinieron Gisela y Emmy, y en ese momento
Los músicos iniciaron arriba el más divino
«onestep».
¡Oh, qué jubilosos y rápidos fluían los alados
compases!
Todos volvimos a inflamarnos, bailamos
enloquecidos y en llamas.
Ahora amanece y estoy tumbado en la cama,
Floreciente todavía el perfume de Gisela en
todos los sentidos,
Canturreo el «Shimmy», pienso en Emmy, y no me
importaría
Volver a empezar esa noche.
TRAS LA NOCHE EN «EL CIERVO»
Dormitábamos en el bar, ligeramente borrachos,
Mi mejilla apoyada, contra tu cuello blanco,
Tu abrigo de piel tenía un olor delicado y
denso tu pelo negro,
De pronto tuve miedo de tu juventud.
¿Qué quiero aquí en estos hermosos brazos,
Junto a este pecho, sobre estas rodillas
jóvenes,
Yo, el viejo al que nunca sonrió la suerte?
Tú eres demasiado joven para mí, demasiado
hermosa,
demasiado cálida.
¿Qué busco aquí junto a estas mesas de mármol,
Donde corre el jerez y hay cubiletes de dados?
Quiero irme con el genio del agua y los peces,
A casa, a la miseria de siempre.
Lárgate, payaso, de este círculo alegre,
Donde florece la frivolidad y ríe la belleza,
Toma tu sombrero, hace rato que sonaron las
campanas
de medianoche,
Corre a casa, viejo loco y húndete!
Entonces me puse en pie, ellos no se dieron
cuenta,
Fuera en el canal flotaban las estrellas.
Delante de mi casa había un perro extraño,
Me olió y huyó del desconocido,
Subí las escaleras, cada zapato pesaba
cincuenta kilos.
En el espejo vi mis párpados enrojecidos,
Y el pelo gris, marchito y arruinado.
¡Ojalá me hubiese mordido y devorado el
extraño perro!
Voy cuesta abajo, la juventud no volverá.
FIESTA DEL SÁBADO POR LA NOCHE
Hoy estuvo la hermosa milanesa,
Bailamos poco, estuvimos mucho rato sentados
hablando,
A las cinco llegué a casa,
En el cielo se veía que el día ya estaba
cerca.
Querida, no debes reñirme ni reírte,
La milanesa parecía un sueño,
Sus ojos y su boca tienen un trazo tan claro,
Durante dos horas estuve enamorado de ella,
Y no le pedí más
De lo que cada mujer entrega voluntariamente a
cualquier hombre.
Ahora vuelvo la mirada a la noche de fiesta,
Que me trajo algo así como felicidad,
Y sueño con tu pelo negro,
¡Alma querida, si estuvieses
aquí!
Mi deseo sólo está dirigido a ti,
Nunca iré a Milán,
Aunque lo prometí sin pensarlo mucho,
La mañana del domingo se asoma a mi
habitación,
Sólo he dormido un instante y en sueños vi
Fundirse a la milanesa contigo.
Mujer y serpiente debajo del árbol de la vida,
Abrazándome con la fuerza y el ardor
Que sentía antaño en mis sueños de juventud,
Que ninguna realidad desilusiona ni enfría.
El paraíso estaba en llamas
Y vosotras dos apretabais mi corazón
Con tan dulce y mortal amor
Que me consumí en el dolor de un placer
frenético.
¿Dónde fue a parar?
Estoy tumbado, desde hace horas esperando el
sueño,
Cansado, cansado, pero un poco contento
todavía.
Lo sé, no seguirá así mucho tiempo.
CADA NOCHE
Cada noche la misma calamidad,
Primero bailo, río y bebo,
Luego llego cansado a mi habitación
Y me dejo caer en la cama fresca.
Breve sueño y larga vigilia,
Escribo versos sobre el papel,
¡Dios mío, es para reírse!
Tumbado entre ruinas de sueño,
Deseo el fin de este tormento,
En almohadas deshechas hundo
Mis mejillas ardientes, mis manos húmedas,
Dejo correr el whisky por la garganta,
Y en los abismos perdidos
Llora el alma ahogada.
De algún lugar infernal
Viene despacio la mañana,
Y el día con terribles
Ojos se queda mirando mis pecados.
DE NOCHE TAN TARDE
Volver a casa tan tarde por la noche,
Enamorado, desdeñado, sin un beso
reconfortante,
contemplar los pálidos campos celestes,
Donde Orion avanza triste hacia
la tierra!
luego en casa, acogido por la luz y la cama,
Tumbarse solitario y
defraudado,
Agitado por pesados deseos,
Desear en vano el sueño, el consuelo,
Abrumado por una vida malgastada,
Cavar en los túneles del recuerdo
Y saber que sólo nos queda un consuelo
Poder morir después de tener que vivir!
LOBO ESTEPARIO
Yo, el lobo estepario, camino y camino,
El mundo está cubierto de nieve,
En el abedul aletea el cuervo,
Pero no veo por ninguna parte un conejo o un
ciervo.
Estoy tan enamorado de los ciervos,
¡Si encontrase uno!
Lo cogería con los dientes, con las manos,
No hay nada más hermoso.
Sería tan bueno con ese ser encantador,
Le daría un mordisco profundo en sus ancas,
Me llenaría de su sangre roja,
Para luego aullar toda la noche.
Hasta con un conejo me contentaría,
Dulce sabe su carne caliente en la noche,
¿Es que se ha alejado de mí
Todo lo que alegra un poco la vida?
En mi rabo el pelo ya está gris,
Tampoco puedo ver ya claramente,
Ya hace años murió mi querida esposa.
Y ahora camino y sueño con ciervos,
Camino y sueño con conejos,
Oigo al viento soplar en la noche de invierno,
Refresco mi garganta ardiente con la nieve,
Llevo al diablo mi pobre alma.
«LA FLAUTA MÁGICA» EN UN
DOMINGO POR LA TARDE
Hoy cometí un error.
Siguiendo un deseo ingenuo
Fui a ver «La Flauta Mágica».
En la noche del teatro
Estuve escuchando emocionado los tonos
demasiado queridos,
Las lágrimas corrían ardientes por mis
mejillas,
Llena de encanto me saludó la bella inmortal,
Que una vez fue mi cobijo y ahora me era
extraña.
¡Oh, cómo cantaban aquellos ángeles!
¡Cuan delicadamente sonaba la flauta de
Tamino!
Todas las emociones del arte que me han hecho
feliz alguna vez,
Atravesaron de nuevo mi corazón asustado,
Se encresparon y se convirtieron en dolor
furioso.
A mi alrededor, en la nube de hedores y
crujido de programas,
Los satisfechos burgueses domingueros
Aplaudieron la obra y se fueron a casa.
Pero yo, que no conozco ni patria ni descanso,
Que sólo he sabido recoger siempre las
espinas,
Camino errante por la noche clavándome .
Profundamente todas las lanzas del deseo en el
pecho,
Echo a correr, para pegarme un tiro cuanto
antes,
Pero como diletante que soy de nacimiento
Terminaré más tarde, cuando haya caminado
hasta el
sudor y el agotamiento
En alguna parte donde corra el vino y el
coñac.
ANTE EL ESPEJO
Tantos años he vivido lejos del mundo,
Extraño en este mercado de mujeres y placeres,
Salvaje, descuidado, independiente,
Hermano de los árboles, amigo de los lagos y
ríos.
Ahora aprendo a malgastar las tardes
Cuidando el peinado, la corbata, la camisa y
la piel.
A salir en «smoking» y zapato de charol,
Aprendo a pasar junto al botones hacia la
música de baile.
En el espejo veo sonreír mi cara,
Un poco cansada, un poco más gris, más pálida,
Un poco más depravada también y con más
arrugas,
En otro tiempo la mirada era clara, la frente
luminosa,
Mejillas y labios más risueños y suaves,
Entonces no necesitaba polvos ni pomada.
¡Ahora viejecito, peínate con primor la raya,
Afeítate bien y ponte la camisa de gala!
Seguramente todo tu esfuerzo será inútil,
Seguirás siendo un extraño en este mundo.
Y un día te reclamarán el bosque,
El arroyo, la lluvia, las estrellas, las
montañas, los lagos,
recorras lejos de ti las bonitas baratijas
recorrerás otra vez los viejos caminos,
Podrás caminar de nuevo, vagar, mirar,
Beber hasta el fondo el cáliz de la soledad
morir sin ser visto en el desierto.
FIEBRE
Fui en tren a ver a mi amada,
Volví por la noche, aterido bajo la lluvia y
el granizo,
Me metí en seguida en la cama con fiebre,
Pues la fidelidad no es una ilusión vana.
Ahora he cogido una buena gripe,
Sueño cosas horribles, inimaginables,
A veces cuando triunfa la razón,
Me preparo un ponche.
Mañana por la mañana me daré un baño caliente
De unos sesenta grados,
Pero si ya no tengo remedio,
Tendré que morirme,
Pero antes quisiera escribir,
Lo que aún creo que tengo que decir,
Y no me importa si alegra o interesa todavía
A mis amigos o enemigos.
A mi amada le beso
Los ojos, la boca, el cuello, las rodillas,
los pies,
La he querido más de lo que ella imagina
Y me hizo sufrir más
De lo que jamás había sufrido en este mundo.
Sus bellos dedos, su pie, su grácil andar
Merecen devoción, gratitud y elogio.
Amigos míos, queridos compañeros,
Estáis invitados a una copa de despedida,
Os invito a una ronda de cien botellas de vino
de Borgoña.
Hablad de mí como queráis,
Pero hacedlo con vino, con la risa en los
labios!
Os doy las gracias en esta hora de angustia;
De todo lo que me dieron los seres humanos,
Lo mejor fue vuestra amistad,
Una y otra vez perseguí el amor,
Una y otra vez leí agradecido en vuestros
ojos,
Que para mí también florece la flor de la
vida,
Que para mí también arde la llamita del amor.
¡Ay, vientos, montañas, mundo multicolor de
imágenes,
Dejad que os abrace y estreche una vez más,
Lagos azules, nubes espumosas que me
fascinaron
Y alegraron tantos días de verano!
¡También de ti me despido y te doy las
gracias,
Dulce música, juego divino,
Bosque de tonos, arabescos de melodías
¡A ninguna otra diosa debo
Tantas alegrías reconfortantes, dolorosas,
profundas!
Pero más que todas vosotras, queridas espumas,
La oscura hermana silenciosa,
Es más entrañable para mí que el amor, más
querida
que todos los sueños,
Sé bienvenida muerte, deseada profundamente.
Corro hacia ti, a través del dolor y la
fiebre;
Mi corazón te desea hace tiempo
Ante ti me consumo en amor risueño:
¡Tómame! ¡Apágame! He vivido bastante.
LIBERTINO
Roja florece la flor del placer,
Rosa sonríe el capullo sobre tu pecho,
Se estremece trémulo bajo mi lengua.
Antes era un niño que
Aprendía griego e iba a la confirmación,
El hijo prometedor de un padre piadoso.
Pero poco he cumplido
De lo que entonces prometí,
Salí de vuestro jardín y
Vago errante por el desierto,
Perseguido y atormentado por aquella imagen de
la juventud,
Que trato de borrar y asesinar lentamente.
Quizás la asesine, muchacha, en tu corazón,
Quizás, antes de que se apague esta hora de
placer
Apriete las manos alrededor de tu garganta
palpitante.
¡Oh, qué oscura florece la sonrisa de tus
labios!
¡Bésame! ¡Muérdeme! Y quizás dentro de una
hora
Todo haya pasado y concluido:
Extinguida la imagen, vuelta la página
molesta.
Sangre florece en la cama y la policía busca
al autor.
Roja florece la flor en tu pecho!
Amar a personas como tú no es bueno.
Que tú me hayas tenido que amar,
Lo pagamos nosotros, pequeño tormento,
Lo pagamos nosotros dos
Con nuestra sangre.
PRESAGIOS
A veces siento haber comenzado
Esta vida de lobo estepario demasiado tarde.
Si me hubiese dedicado a ella más joven,
Hubiese sido una fuente de muchos placeres.
A veces presiento detrás de toda esta
confusión,
Detrás de las máscaras que aún tienen que
caer,
Un placer de libertad sin límites,
El saludo lejano de un futuro refrescante:
Me veo atravesar con una risa la pared
Que me separa del espacio estrellado,
Y pasar a donde están los grandes
Pecadores, cuyos hechos no nombra ya ninguna
palabra,
Me veo clavado por el pueblo a la cruz,
Coronado de espinas sobresalir entre la masa
desconocida,
Veo acercarse el sol y las estrellas,
Me siento transportado al espacio.
Pero esos espacios estrellados helados,
Esos escalofríos del infinito,
Son por desgracia sólo sueños queridos!
Nunca me he liberado de verdad,
Nunca he abandonado en serio a los
Habitantes de estas tristes callejuelas,
Sólo he probado la bebida de los dioses!
Por eso me encuentro tañías veces sumido en el
espeso polvo,
Arrodillado y desgarrado por el dolor,
Ocupo el banquillo de los pobres pecadores,
Escucho aterrado mi conciencia,
En cuya voz ya no creo.
POETA BORRACHO
Quisiera ser católico,
Para que el Redentor hubiese muerto por mí,
Mi vida está completamente arruinada,
Lo noto en los ojos y en la nuca.
La muerte está instalada en mi corazón
Como un fantasma en una casa abandonada,
Despacio apaga las luces,
Una tras otra, todas las velas vacilantes:
Vela del amor, lucecita de la infancia,
Llama de la poesía, del hada maravillosa,
Antorcha del placer y de la ceguera dichosa
¡Ay, que tenga que veros vacilar y apagaros
todas!
Pronto cuando esté otra vez borracho,
Llegará un automóvil a toda velocidad,
Dentro irá algún rico panadero,
Me conducirá con mano segura a la muerte.
Ojalá se parta él también la cabeza,
Ese católico feliz,
Dueño de casa, fábrica y jardín,
Al que esperan dos hijos y una esposa,
Y que hubiese ganado aún más dinero
y hubiese engendrado más hijos
Si un poeta borracho
No se hubiese cruzado delante de los faros de
su coche.
Ante la muerte hasta el panadero se inclina.
Pero por él murió el Redentor en la cruz,
Yo, en cambio, no significo nada...
AL POETA INDIO BHARTRIHARI
Como tú, antepasado y hermano, voy yo también
Por la vida zigzagueando entre el instinto y
el espíritu,
Hoy sabio, mañana necio, hoy entregado con
fervor
A Dios, mañana febrilmente a la carne.
Con ambos flagelos del penitente me azoto los
costados
Hasta sangrar: lujuria y penitencia:
Monje o libertino, pensador o animal,
La culpa existencial en mí clama perdón.
En ambos caminos tengo que pecar,
En ambos fuegos destruirme ardiendo.
Los que ayer me veneraron como a un santo,
Me ven hoy convertido en un libertino.
Los que ayer estaban conmigo en las
alcantarillas,
Me ven hoy ayunar y rezar,
Y todos escupen y huyen de mí,
Amante infiel, indigno,
Trenzo también la flor del desprecio
Entre las rosas sangrientas de mi corona de
espinas.
Hipócrita, camino por el mundo de la
apariencia,
Odioso para mí como para vosotros,
un espanto para cualquier niño,
Y sin embargo, yo sé que todos los actos, los
vuestros y los míos,
Pesan menos ante Dios que el polvo en el
viento,
Y sin embargo, yo sé que en esta senda
pecadora sin gloria
Me llega el aliento divino, debo soportarlo,
Debo seguir, endeudarme aún más profundamente
En el delirio del placer, fascinado por la
maldad.
No sé cuál es el sentido de esta vida,
Con las manos manchadas, depravadas,
Me quito el polvo y la sangre del rostro
Y sólo sé que tengo que llegar al final de
este camino.
AL FINAL
De repente se extingue la trémula luz,
Que me atraía con tantos placeres,
En los dedos rígidos chilla la gota,
De repente me encuentro de nuevo en el
desierto,
Lobo estepario, y escupo sobre los añicos
De las fiestas apagadas sin felicidad,
Hago mi maleta, vuelvo
A la estepa, porque tengo que morir.
Adiós, alegre mundo de imágenes,
Bailes de máscaras, mujeres demasiado dulces;
Detrás del telón que cae ahora con estrépito,
Sé esperar el conocido horror.
Despacio voy hacia el enemigo,
El peligro me estrecha más y más.
El corazón, asustado, con fuertes latidos,
Espera, espera, espera la muerte.
En 1928 H. H. publicó en una edición pequeña y
única estos poemas junto a otros 29: el título del libro: «Krisis, ein Stück
Tagebuch von Hermann Hesse» («Crisis, un trozo de diario de Hermann Hesse»),
Presentamos a continuación otros dos poemas y un pasaje del epílogo.
HERMANN EL BORRACHO DIJO A JUAN
BAUTISTA
Todo me parece bien,
¡Déjanos seguir caminando!
Las cosas han seguido su curso,
Nada se puede cambiar ya.
Mira, soy una casa vacía,
Abiertas la puerta y las ventanas,
Los espíritus entran y salen dando traspiés,
Todos están borrachos.
Tú, en cambio, tienes aún
dinero.
Paga una copa,
El mundo está lleno de alegrías, es una pena
que huelan mal.
Otros poetas beben también,
Pero escriben sobrios,
Yo suelo hacerlo al revés,
Sobrio soy tímido.
Pero llegando la décima copa
Se esfuma la lógica,
Entonces me divierte hacer poesías.
Sin sonrojarme,
Elogio el tiempo que nos toca vivir,
Alabo sin reservas,
Un especialista de la afirmación,
Como quieren los burgueses.
El que conozca los placeres de la vida,
Puede relamerse
Además tenemos derecho
A reventar mañana.
ESQUIZOFRÉNICO
Se acabó la canción,
Haga el favor de volverse,
Aflójese el cinturón
Como si estuviese en su casa!
Deje a un lado su estimable personalidad
Y elija como traje de noche
Cualquier encarnación,
Don Juan o el Hijo Pródigo,
O la Gran Prostituta de Babilonia,
Sólo es para un mejor engaño,
El vestuario está a su completa disposición.
¿Conoció quizás a mis padres?
Formaban parte de los silenciosos del país,
Pero también ellos estaban perseguidos por el
pecado original,
Si no no me hubiesen puesto en el mundo,
Claro que esto carece aquí de importancia,
Para la procreación me sirvo del bulbo,
Es la máxima dicha de la tierra,
Y también puede accionarse eléctricamente.
Así que permita que nos fecundemos
amablemente,
Como debe ser entre padre e hijo:
Usted podría ocuparse del gramófono
Mientras yo pago en la sala de Juntas
Los impuestos oficiales de fecundación.
Hermann Hesse
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