Soneto II
Las
calaveras
Descubrí
calaveras, calaveras
calaveras
de tordo y golondrina
no
mayores que frutos de moreras
calaveras
de formas femeninas.
Como
flores de raras primaveras,
como
fresas de carne blanquecina,
como
mínimas lunas verdaderas
sobre la
falda de la hierba fina.
Allí
estaba la sabia calavera
del
lechuzo sutil, la guardadora
de los
mensajes de la brujería.
Y allí
estaba la grácil calavera
—por tan
menuda casi aterradora—
del
picaflor en gesto de agonía
Antonio
Esteban Agüero
De Cementerio
y otros poemas (1940 - 1947)
No hay comentarios:
Publicar un comentario