Gratitud
agrícola
Gracias,
claro cielo, por tu bello regalo:
la lluvia
que ayer noche
cayó
sobre los prados.
La
gratitud mía es la misma de los huertos,
De los
campos agrestes o labrados.
Gracias,
claro cielo…
Podré
continuar, riente y confiado,
Mi
agrícola trabajo comenzado:
el de
atar y sembrar
la
menguada extensión de mi cerdado.
Ya me
parece ver la blanda tierra
florecer
su negrura tras mi arado,
ya
paréceme sentir
doble
suela de tierra en mi calzado,
y mirar
en las melgas tordos negros,
devorando
lombrices y gusanos,
y
paréceme estar viendo
un casal
de urracas, reposando,
en el
pacífico lomo del caballo.
Antonio
Esteban Agüero
De poemas
lugareños (1937)
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