EL VINO DEMORADO
El vino demorado
se escanció febrilmente en nuestras copas
(Un zumo
de racimos acaso fermentados
en los lagares de una larga ausencia.)
Con su color de tarde en iniciales
nos llevé hasta el país de la alegría.
Ah, el vino...
No es el liquido fresco
de la mesa de algunos mediodías,
sino el vino total
que sorbo a sorbo
penetra en nuestras horas marginadas
con pretéritos dejos de aventura.
Trepemos la estatura del presente
y bebamos el brindis;
siempre queda
una avidez flotando sangre adentro.
Oscar Guiñazú Álvarez
De Contra Reloj, Ediciones Tierra adentro (1983)
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