Los viajes reales
Sólo los amores podían reclinarme sobre su propio
arpegio real de inocencia y de incendio.
Los fuegos de las graciosas tristísimas cuyo rostro
se enciende y se apaga a la entrada de los túneles
con puertas de manzanos.
Francisco Madariaga
De Las jaulas del sol (1960)
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