Caín y Abel
Adán después de
algunos años
Ve correr por los
llanos
La carne de su
carne,
La sangre de su
sangre,
Sus dos hijos
mayores
Caín y Abel, dos
fuertes mocetones.
En la historia del
mundo y su vieja leyenda
Ambos son como un
símbolo
De la batalla
eterna:
Abel, el amor
místico,
Caín es la
ciencia,
El puro panteísmo
Que no busca las
cosas hacia fuera
Sino en nosotros
mismos.
Por eso es que la
ofrenda
Continúa el gran
símbolo:
La de Caín se
esparce por la tierra,
Y la de Abel sube
al vacío.
El uno lleva
clavada la pupila
En lo alto
buscando otra vida,
El otro encuentra
buena
La vida de la
tierra
Y todo lo halla en
la gran Naturaleza.
El uno ama los
misterios
Y se los crea
donde no pueden verlos,
Allá detrás del
firmamento.
El otro ama las
cosas claras,
Las bellas
realidades de la tierra sana
Que contempla en
los montes, los árboles, las aguas.
Abel busca la vida
en la muerte,
Caín quiere sólo
la vida, la vida siempre.
Por eso fue que un
día
Para hacer el
triunfo de la vida,
Los hijos de Caín,
llenos de alma,
Alzaron como una
voz de venganza
Contra los malos
hados
La Torre de Babel
sobre los campos.
La gran Babel fue
como un grito
De rebelión,
Miles de brazos
que alzaron al vacío
Un solo corazón.
Miles de impulsos
Que se hicieron
uno
Y se
reconcentraron en la Torre.
Fue como el intento
De un escalamiento
gigantesco
De los hombres
A derrocar los
dioses.
Fue la aspiración
del mundo todo
A deshacer el
enigma prodigioso.
Pero pasó que
cuando estaba alta
Los hombres se
sintieron orgullosos
Y todos quisieron
ser primeros
En atribuirse el
mérito.
Entonces sobrevino
la confusión enorme,
La lucha de los
hombres,
Que más que
división de lenguas y palabras
Fue eterna
división de almas.
Y desde entonces a
lo alto se levanta
Como un himno de
las fuerzas aunadas
La Gran Babel,
pasmo de los ojos,
Condensación de un
intento milagroso.
Y queda ante la
Historia, ante toda la Tierra,
Y ante todos los
siglos,
El triunfal
monumento de la ciencia
Como un gran árbol
con sus raíces fijo,
Aferrado en las
entrañas del vacío.
Vicente Huidobro De:
Adán. (1916)
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