Muerte
Quiero una muerte limpia de doctores
en una clara y espaciosa estancia,
donde solo se sienta la fragancia
de una mujer y de unas cuantas flores.
No quiero ver cien frascos de colores,
la droga nueva o la pomada rancia.
Que alguien me cuente un cuento de la infancia,
que no haya nadie por los corredores.
Un panorama quiero de azoteas,
cúpulas, torreones, chimeneas,
el de la gran ciudad en que he nacido.
Y que al llegar el postrimer instante,
recoja el noble oído agonizante
del angustioso tránsito el rugido.
Baldomero Fernández Moreno
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