2 de junio de 2016

Los Gatos de la Acrópolis, Horacio Castillo

Los Gatos de la Acrópolis

Cómo tiembla la rama de laurel, cómo tiembla toda la
   morada.
Pero al pie de la columna, a la sombra del mármol,
ellos vigilan. ¿Duermen o sueñan? ¿Están vivos o
   muertos?
Lejos todo lo miserable: el gran Roedor,
el poder que desgasta la materia del mundo,
lejos lo que quita el sueño, la peste de lo que es.
Cómo tiembla la rama de laurel, cómo tiembla toda la
morada.
Pero estáticos, perpendiculares al día,
ellos vigilan. ¿Son momias o espectros? ¿Dioses o
demonios?
Y eras tú, Matador de Ratas, siempre bello y siempre
joven,
tú que sólo te muestras al que es bueno.
Y eras tú, Matador de Ratas, pero no te veíamos,
tú que sólo te muestras al que es puro.
Lejos todo lo miserable, lejos
la alimaña del corazón, la degradación de la belleza,
lejos el diente de la nada. el embrión de lo que no es.
Tiembla nuevamente la rama de laurel, se estremece
toda la morada.
Pero ellos vigilan. Y se detiene el proceso de
corrupción.
Te veremos, Matador de Ratas, te veremos y no
seremos despreciados.

Horacio Castillo

De Los gatos de la Acrópolis (1998)

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