Los Gatos de
la Acrópolis
Cómo tiembla
la rama de laurel, cómo tiembla toda la
morada.
Pero al pie
de la columna, a la sombra del mármol,
ellos
vigilan. ¿Duermen o sueñan? ¿Están vivos o
muertos?
Lejos todo lo
miserable: el gran Roedor,
el poder que
desgasta la materia del mundo,
lejos lo que
quita el sueño, la peste de lo que es.
Cómo tiembla
la rama de laurel, cómo tiembla toda la
morada.
Pero
estáticos, perpendiculares al día,
ellos
vigilan. ¿Son momias o espectros? ¿Dioses o
demonios?
Y eras tú,
Matador de Ratas, siempre bello y siempre
joven,
tú que sólo
te muestras al que es bueno.
Y eras tú,
Matador de Ratas, pero no te veíamos,
tú que sólo
te muestras al que es puro.
Lejos todo lo
miserable, lejos
la alimaña
del corazón, la degradación de la belleza,
lejos el
diente de la nada. el embrión de lo que no es.
Tiembla
nuevamente la rama de laurel, se estremece
toda la
morada.
Pero ellos
vigilan. Y se detiene el proceso de
corrupción.
Te veremos,
Matador de Ratas, te veremos y no
seremos
despreciados.
Horacio
Castillo
De Los gatos
de la Acrópolis (1998)
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