1 de junio de 2016

Culto, Horacio Castillo

CULTO

Cada vez que llega ante la sepultura
besa la cruz, mueve desconsolada
la cabeza de un lado al otro
y se pone a ordenar silenciosamente las flores.

Va y viene a la canilla cercana,
cambia el agua del cántaro,
y cuida que las hormigas no avancen
sobre ia tierra todavía removida.

Luego recoge lentamente sus cosas,
besa de nuevo hasta mañana la piedra,
y regresa por la soleada avenida
donde siempre canta uno de esos pájaros que cantan
   en los cementerios.

Horacio Castillo

De Materia Acre (1974)

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