1
En los algarrobos muere, alguna vez, la esperanza.
Suele ser en mayo cuando los azules
son mas intensos
y el frío se calza su polvareda de hielo.
Pero el hombre es sabio
y vuelve a la raíz del hartazgo
amontonando vainas, luces y llamados.
Alumbran en él las estaciones
disipando el azul y el frío.
En los algarrobos se muele también
La historia de las palabras
palabras que son como una eterna luz.
2
Los algarrobos son como el puño cerrado dela
tierra.
Salen a defenderla, a demorar la reja.
Duele tanto su lágrima en el vientre.
Pero después del dolor la calma
y los frutos
y la vida como otro puño.
3
Eterna luz sobre el algarrobo
que domina el solaz de mis mayores.
Hay arrugas anteriores antiguas jornadas
de amamantar a cuántos naturales.
Los nidos se renuevan y los ruidos
y el incesante llamar de los torcazas.
4
A veces el algarrobo nos juega un día quebrado
hoja a hoja, risa a risa
como la alegría de un niño.
Su sombra nos habla de un pan extenso
de una jaula de luz
de una mano repleta en los veranos.
A veces nos habla de un día quebrado
pero de una noche ahíta
de gargantas iluminadas.
Y yo arrimo mi frente a sus arrugas
como a un hermano, como a un padre
que vuelve con la yerba.
Pasos antiguos son, una leyenda
máscaras de libertad, rostros de piedra
pasos cortados por el hacha
astilla de luz: puño cerrado.
Rafael Horacio López. De La sed de la Luz 1997
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