1 de diciembre de 2015

Aromas, Baldomero Fernández Moreno

Aromas

Cuando regreso a casa no me lavo las manos
 si es que he estado contigo un instante no más,
 el aroma retengo que tú dejas en ellas
 como una joya vaga o una flor ideal.

Por aquí huelo a rosas y por allá a jazmines,
 alientos de tus ropas, auras de tu beldad,
 aproximo una silla y me siento a la mesa
 y sabe a ti y a trigo el bocado de pan.

Y todo el mundo ignora por qué huelo mis manos
 o las miro a menudo con tanta suavidad,
 o las alzo a la luna bajo las arboledas
 como si fueran dignas de hundirse en tu cristal.

Y así hasta media noche cuando vuelvo rendido
 pegado a las fachadas y me voy a acostar,
 entonces tengo envidia del agua que las lava
 y que, con tu perfume, da un suspiro y se va.



 Baldomero Fernández Moreno

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