25 de septiembre de 2015

Encuestas (Responde Manuel Mujica Lainez)

Encuestas (Responde Manuel Mujica Lainez)

¿ARTE ABSTRACTO O ARTE NO FIGURATIVO?

1° ¿Cree usted efectivamente que el término de arte abstracto, utilizado hasta hoy más generalmente, es verdaderamente impropio, impreciso y debe reemplazarse en lo sucesivo por el de arte no figurativo, sin perjuicio de acoger también, dentro de  común denominador, otros nombres que sirvan para designar tendencias más particulares?

2° En caso contrario ¿qué nombre sugeriría usted, recomendable por su exactitud y susceptible de encontrar fácil aceptación?

3° ¿Cuál es, a su parecer, el sentido y el porvenir del arte no figurativo en relación con el arte representativo?

En su minuciosa “Respuesta a Julio E. Payró” publicada en el N° 202 de SUR, Guillermo de Torre alude, casi al finalizar su carta, al riesgo de que estas cuestiones “aparentemente adjetivas” puedan ser consideradas bizantinas. La idea se presenta con el ánimo del lector ineludiblemente, mientras recorre la correspondencia en la que con tan prolija enumeración de textos
los dos inteligentes críticos debaten el asunto. ¿Es éste, en realidad, tan importante en si mismo? Designada en una u otra forma —y el “embarras du choix” es muy amplio—  la tendencia a la que se le busca rótulo no dejará de ser lo que es. Por mí, prefiero llamarla “arte abstracto” o “arte concreto” indiferentemente, seguro de que la avisada minoría a quien estas cosas en verdad interesan, sabrá a qué nos referimos. Y pienso que a de Torre lo asiste la razón más robusta cuando no juzga enteramente felices las denominaciones que entrañan una negación.
Es difícil sino imposible pronosticar cuál será el porvenir   arte abstracto frente al del arte representativo. Lo probable es que ambas tendencias convivan de ahora en adelante y que,
siguiendo el movimiento pendular de las modas, haya periodos en los que lo que hoy se considera todavía como revolucionario... a pesar de su ya larga existencia, y asusta a muchos, se tache de pasatista, para que luego le vuelva su turno de “novedad” y, con las “novedades” auténticas que se le incorporen (parece inverosímil que las haya), asuste otra vez. Y si en la actualidad se resuelve dar al arte “que no invoque ni en sus fines ni en sus medios las apariencias visibles del mundo” un nombre determinado (abstracto, concreto, absoluto, constructivo, no figurativo, no objetivo, antinaturalista, etc.), ya se lo designará entonces de otras maneras sin dejar por ello de ser esencialmente lo mismo.
En cuanto al sentido del arte abstracto, creo que, como todo gran experimento, como todo lo que implique un verdadero paso hacia adelante en la eterna búsqueda expresiva, merece el respeto más alto.



Publicado en Revista Sur, N° 209/10, marz./abr. 1952, pp. 157/168.

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