9 de julio de 2024

La última mujer que ame Jose Luis Colombini

La última mujer que ame me seccionó el pecho
con un abridor oxidado de latitas de picadillo
dejando escapar la nostalgia, la tristeza, la melancolía.
Abandonando rastros de chocolate por el suelo,
cocinando un beso a punto de nieve para mi mejilla.
 
La última mujer que ame me cerceno el pecho
con un abrelatas en forma de llave,
me abrió el pecho en forma de cruz
liberando los monstruos, los miedos, los prejuicios
que agusanan mis pensamientos.
Esos monstruos que residen bien dentro
y escupen los reflejos de lo que no somos.
Esos miedos que me reembolsaron la ingenuidad
de sentirse adoptados
e incluso hasta, a veces, seducidos,
y arrojarlos al fondo de las fosas comunes
que cavaron tus recuerdos.
 
La última mujer que ame me extirpo el corazón.
Cuando lo acarició no sentí fuerza en sus manos,
y me las ofreció tan limpias que ni las mire.
Esperé la estocada al costado de la duda
donde se abren las carnes sin ropa
y la punta de mi pecho se hacía una con su labio.
Entonces me ahogué en su palabra,
y nunca más supe replicar a un silencio.


Jose Luis Colombini
 

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