23 de agosto de 2023

Mi Tía Enriqueta, Felipe Angellotti

Mi Tía Enriqueta, Felipe Angellotti
 
Cuando niño vivíamos con mi tía Enriqueta-hermana de mi madre- No se había casado y al morir mi abuela, se vino a vivir con nosotros ,era una de esa mujeres criadas a la antigua usanza .Muy de la casa, señorial y meticulosa hasta en los mínimos detalles .
Después supe que las personas con esas características son un poco esquizofrénicas ; no podía ver un papelito en el suelo que de inmediato se inclinaba y lo levantaba .No soportaba un plato sucio después de la comida .No alcanzábamos a comer el último bocado que ya estaba levantando el servicio. Verdaderamente era insoportable.
Cuando entraba a mi cuarto se horrorizaba porque no era precisamente la imagen del orden y de la limpieza. Cuadernos por aquí, medias y zapatos por doquier y ni hablar de la ropa que desparramada alfombraba toda la habitación. Reconozco que era desordenado y aún todavía lo soy .mi mujer reniega cuando dejo mis cosas tiradas y ella tras de mí, las levanta, mientras me carga de reproches al igual que mi recordada y amada tía Enriqueta.
La tía , vestía con largas faldas ,se acicalaba empolvándose la nariz y se ponía un tinte color rojizo en las mejillas que le daban una apariencia de estar sonrojada . Tenía un cabello extenso y sedoso el que se ataba con una cinta que le caía sobre la espalda.
A su favor puedo decir que era amable, con una mirada dulce y una sonrisa complaciente. Nos trataba con tanta efusividad que compraba hasta la voluntades más hoscas.
Había algo que me tenía intrigado y era esa llave que siempre llevaba colgada de una cadenita adornando su blanco y esbelto cuello. Sabía que era de un alhajero que tenía en su habitación .Era un arca grandecita y allí seguramente tenía cosas que a mí me obsesionaba saber , porque como todo niño era curioso y quería indagar todos los secretos de la casa.
Nunca se la sacaba así que jamás tendría acceso ella a no ser que en un descuido la desprendiera y la dejase sobre algún mueble. Pensé que al bañarse seguramente se la sacaba. Hubiese sido el momento oportuno de entrar ,tomar la llave y abrir ese cofre que tanto me intrigaba. No me atreví a hacerlo me pareció que sería invadir su intimidad.
El tiempo pasaba y yo me obsesionaba cada vez más con ese arconcito que contenía vaya a saber qué cosas de la tía Enriqueta.
Un día se me dio esa oportunidad .Mi madre le había pedido que la acompañara a una tienda y salieron muy temprano .No pude explicarme como se olvidó de la cadenita con la llave. Fui hasta su habitación y allí sobre la cómoda estaba lo que más codiciaba. La llave .La tomé con mis manos temblorosas y abrí el cofrecito como quien descubre un tesoro escondido.
Lo primero que invadió mi nariz fue un perfume suave y delicioso .Un atado de cartas se encontraban en el cofre junto con otras pertenencias ,aros, cadenas y otros recuerdos que no atrajeron mi atención. Sí un anillo enorme con una piedra azul preciosa .Lo contemplé largamente para luego dejarlo y tomar las cartas. Eran varias pero solo leí las últimas. La letra grande y firme me indicó que era de un hombre .Las leí pausadamente .Por ellas me enteré que la tía había estado de novia con un muchacho y estuvo a punto de casarse.
Todas las cartas las firmaba un tal Luis ,en ellas le manifestaba todo el amor que sentía por ella .La última le comentaba que ya había comprado los anillos de casamiento y que la fecha de la unión matrimonial sería el día 13 de septiembre de 1952 .
Debajo le escribió .”Llegaré el 10 de septiembre para que arreglemos todos los detalles del casamiento”.
No había más cartas. Observé un recorte de diario doblado meticulosamente y lo abrí para leer en letras pequeñas una noticia .
El diario tenía fecha 10 de septiembre de 1952
 
ACCIDENTE ENTRE UN AUTO Y UN CAMIÓN
Por causas que se investigan un camión se salió de su carril y embistió a un automovilista que circulaba en sentido contrario . murieron instantáneamente ambos ocupantes .
El hombre que conducía el automóvil era de unos 35 años de nombre Luis Molinari según los documentos que se le encontraron “.
 
Quedé helado ,ahora comprendía muchas cosas .De pronto detrás de mí escuche una voz que me decía;
-¿Por qué hiciste eso sobrino.?.
No sé porqué comencé a llorar y ella acercándose a mí, me abrazó y comenzó a llorar conmigo.
-Perdón tía, perdón solo atiné a decir .
-Ahora conoces mis secretos dijo con voz queda.
-Perdón, volví repetir ,yo no sabía.
-Ahora lo sabes pero, por favor que esto quede entre vos yo.
-Sí tía, sí ,dije compungido.
Nunca revelé el secreto y cuando ella falleció quemé las cartas y el diario .Aún conservo ese arconcito que esconde una historia íntima de una amor truncado.
Beso la llave como besar a mi tía y la dejo donde estaba. Ella también sabe el secreto sólo que jamás podrá revelarlo.
 
Felipe Angellotti


 

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