Hay una emoción que no basta para decir los días o llenar
las noches
—Guárdame los vientos,
la salud del laurel,
el saco de pana.
Guárdame el largo sol,
el encanto de la estiba
y la absurda disposición del orden.
Guárdame los cuadros, los plumeros,
los desánimos
y déjame reunir el sol y las estrellas.
—Guárdame este cuerpo innumerable,
millones de siglos embarcado
en el tul de las especies,
este rincón de carne incierta,
de corazón ardido a dentelladas
en los otoños del miedo.
—Guarda el crepúsculo
y los cantos de la aurora
para la luz que me despierte.
Ricardo Rubio
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