DIPTICO DE ANOCHE
I
Ayer cobró Don Barros la quincena.
¡Qué más que festejarlo tuvo a mano!
Le viene desde un tiempo tan lejano
esa atadura al yugo y a la pena.
¿Habrá que echarle en cara que su cena
fue de vino? (En el trago es un baquiano)
¡Qué culpa tiene el hombre si es tan sano
y aguanta tantas curdas en cadena!
Sudando a lo animal, pobre Don Barros
ha descargado carros y más carros
que llegan con madera a la planchada.
Los jornales no abundan ni van alto.
Apenas como para andar al salto...
¡Cuántos Don Barros hay en la estacada!
II
Más allá va la cosa; pues sucede
que tambaleante busca ir a su casa;
un instinto ancestral que lo acoraza
en esa dirección llevarlo puede.
El barrio no está lejos. Quizás quede
desde allí un par de cuadras. Pero pasa
que hay vías de por medio, luz escasa
y el peligro que en límites excede.
¡Y sucedió! Don Barros se ha encajado
entre los hierros del guardaganado
justo llegando el tren de pasajeros.
Ni un grito le arrancó del subconsciente
la horrible muerte... Y para ser sinceros
no hizo más que apurar el expediente.
Oscar Guiñazú Álvarez
De Desde la voz al grito (1996)
Ediciones Don Quixote - Viña del mar Chile -
Prólogo: Myriam Phillips
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