31 de julio de 2022

Trajín, Julio Bepre

Trajín
 
Frente al simple capricho de un casual remolino
mi rostro se refresca. Veo mejor las cosas
pero esta vez la sed me rasga la garganta.
Se adensa el tiempo. Agobia la soberbia del sol,
el cielo se acomoda al cenit riguroso
y las calles contiguas a un yermo se asemejan.
El momento conduce a una imagen esquiva
y la flor reconoce la mengua en su color.
Pero yo estoy atento y enseguida descubro
el vuelo de los pájaros que rozan a las nubes.
El mundo me conmueve y a mi vigilia torno
y desando el misterio de cada meridiano,,
los límites sinuosos y algún perdido nombre.
El bochorno me invade y humedece mi frente
y al respirar albergo un rostro y su pregunta,
una historia acrecida y una mirada tensa.
Regresa el remolino y en algo debilita
este sabor reseco que atiborra el verano.
Después vendrá la noche con su luz apacible
de una luna creciente asombrando mis ojos.
Entonces incorporo mi frágil osamenta
y ante mí se demora la realidad del mundo.
Un hombre soy, un pez, un ave, un vegetal, la lluvia
y también esa piedra que los años desgastan.

 
Julio Bepre


 

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