11 de junio de 2022

Versión bárbara de Tristán e Isolda, Marco Denevi


 

Versión bárbara de Tristán e Isolda
 
Lo que transcribo lo escuché de labios de don Idarcielo Poli, comisario de La Magdalena, una tarde del otoño de 1912. En ese relato creo descubrir una última versión (o quizá la primera, la verdadera, la anterior a la leyenda, a la poesía y a la música, a Gerbert de Montreuil y al hiperbólico Wagner) de los amores de Tristán e Isolda. Para facilitar las analogías (es el oficio de los historiadores), al peón lo llamo El Triste; a la mujer, La Rubia (seguramente era morena) y al Marke criollo, don Marcos.
Hace un par de años -me dijo Don Idarcielo­-­­ a ese hombre, así como usted lo ve, le aconteció una cosa fiera. Resulta que descubrió que su mujer, La Rubia andaba con amoríos con un peón de apelativo El Triste. Don Marcos le hundió un fierro al sotreta y a la indigna la echó de la
estancia. Todos estuvimos dé acuerdo en que había procedido como cuadra a un varón de ley. Por eso y porque don Marcos es el jefe político de La Magdalena no le pregunté ni por la salud del Triste. A la que, por pura formalidad, sometí a interrogatorio fue a la Rubia. ¿Y a que usted no sabe con qué me salió? Con que la culpa no la tenían ni ella ni el Triste sino un brebaje que habían tomado y que contra su voluntad les produjo el enamoramiento. ¿Quién preparó ese brebaje? Le pregunté. «Para mí que mi marido», me contestó. «Andaba queriendo deshacerse de mí y entonces nos hizo tomar a los dos esa bebida para que nos enamorásemonos y nos escapáramos juntos. Pero El Triste, que era un hombre leal, fue y se lo conto a mi marido. Asi que mi marido no tuvo otro remedio mas que matar a ese infeliz».   
 
Marco Denevi

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