10 de mayo de 2022

Muerte, Oda, John Forbes

John Forbes
 
Nació en Melbourne (Australia) en 1950, pero pasó su peripatética infancia en Nueva Guinea y Malasia antes de recibir una educación católica en De La Salle College en Sydney. Asistió por un tiempo a la Universidad Monash en Melbourne, donde se asoció con Alan Wearne, Laurie Duggan y John A. Scott antes de graduarse en la Universidad de Sydney en bellas artes.
El poema "Cuatro Cabezas & Cómo Hacerlas" (incluido en esta selección) ha sido la obra que más ha aparecido en antologías de poesía de los años 70 en Australia, pero su primer libro completo, Stalin's Holidays (Sydney, 1980), no apareció sino hasta el fin de aquella década, y ocho años más tarde se publicó su segunda colección, The Stunned Mullet (Sydney, 1988). Posteriormente, New and Selected Poems, que en verdad incluye casi toda la poesía de Forbes, fue publicado en 1991.
A pesar de su escasa producción, la influencia de Forbes ha sido dominante desde los Recitales de Monash de 1968. Su éxito consiste en la introducción de un estilo, muy imitado desde entonces por escritores menores, en la poesía australiana. Es un estilo que invita a la exégesis postmodernista, una mezcla agitada de non-sequiturs deliberados, metáforas mezcladas, símiles sin sentido y bromas privadas. Se mueve con una inevitabilidad semejante a un sueño, combinando la sofisticación y las niñerías, todo en un tono despersonalizado. El efecto puede ser divertido, jocoso e involucrante. El estilo es notablemente similar al poeta neoyorkino Frank O'Hara, cuya obra fue el tema de una tesis que escribió Forbes cuando era estudiante, pero su contenido es australiano.
Forbes murió repentinamente en su casa en Melbourne el 23 de enero de 1998. Fue un poeta sutil, irónico y brillante, enteramente dedicado a su arte.

Muerte, Oda
 
Muerte, eres más exitosa que USA,
incluso si optamos por no unirnos a ti, lo hacemos.
Recién me he dado cuenta de esta conscripción
donde el mármol de ninguno resalta;
de nada sirve tallar tu nombre en un árbol, intercambiar votos
o no pisar las grietas por la suerte
donde no hay anomalías estadísticas
& tú no sabes el día ni la hora, o incluso si lo sabes
timor mortis conturbat me. Sin duda
pensaríamos esto en un jet que se eleva & la caja negra
registraría cada grito individual infructuoso
pero lo que me exaspera es cuán obligatoria es ...
"nunca fue un miembro" escribieron en su tumba.
Al menos irse de juerga llega a ser heroico & puedo ver
por qué a los victorianos
les gustaba tanto dibujar escenas de lechos de muerte:
amontonados ante nuestro hermoso siglo, ellos sabían
de qué se trataban los nervios de la primera noche.
 
John Forbes


 

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