16 de junio de 2021

Luzbel, Leopoldo Marechal

 



Luzbel

 
Luzbel había sido perdonado,
­—la incansable bondad de Dios lo quiso—
y en la gloria del viejo paraíso,
             el titán rebelado
contempla la luz sin variaciones:
siempre aquella quietud exasperante
ni una voz de sonoras vibraciones,
             ¡ni una alma interesante!...
 
Y en el silencio aquel, meditabundo,
inclinó el ángel malo la cabeza,
              y su mirar profundo
se hundió en el torvo mar de la tristeza.
 
Dios lo vio y acercándose al impío
pregúntale: ¿En qué piensas? Un eterno
mal te agobia. ¿Cuál es tu desvarío?
 
Y respondió Luzbel: ¡Oh Padre mio,
                 soñaba en el infierno!…
 
 
Leopoldo Marechal
De "Los aguiluchos" 1922

 


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