30 de abril de 2021

Sueño ritual, Gianni Siccardi


 

Sueño ritual
 
Ella duerme
y sueña conmigo.
Un sueño hermoso
en que le entrego un frasco.
Resplandece la atmósfera.
toda escena
transcurre en un espacio
envuelto en luz dorada.
 
Oh, los sueños rituales.
Finalmente
despierta conmovida
estira el brazo y toca
la almohada solitaria.
Intemperie sin fin.
En la vigilia
ambos estamos solos.
 
Gianni Siccardi

29 de abril de 2021

Tarde de verano IX, Gianni Siccardi


 

Tarde de verano
 
IX

 
Y nadie hace caso
ni queda perplejo o admirado
por el ciego con sus anteojos negros
para ver de cerca
(¿y si fueran azules o blancos?)
que jamás pisa los charcos
ni vacila
ni tropieza por las baldosas rotas
sino que avanza siempre
concentrado en su trabajo
dirigiendo con su infalible bastón blanco
(¿y si fuera rojo o verde o amarillo?)
la sinfonía de la calle
y se sobresalta y detiene la orquesta
a la más pequeña desafinación o desajuste.
 
No se sabe por qué
nadie queda sorprendido o pensativo
por la asamblea de esos rostros
que parecen perfectamente serios
seguros de la importancia de sus asuntos
que jamás se detendrán
a mirar sus propias miradas
a escuchar los gritos de sus cuerpos
o los ruidos sospechosos
en la casa de su imaginación
ni sus goteras ni sus grietas
definitivamente alejados de ellos mismos
y que van sin hacer caso
del milagro que son
sin saber que son mejores que sus vidas
ni recordar siquiera
que nadie puede pasar dos veces
por la misma calle
ni comprender
que sólo están soñando sus asuntos
y que no sólo ellos
sino el mismo planeta
al que esta calle pertenece
carecen de importancia.
 
No se sabe por qué.
 
 Gianni Siccardi

28 de abril de 2021

Tarde de verano VIII, Gianni Siccardi

Tarde de verano
 
VIII
 
La delicada tarde
se mueve finamente en el verano
dispensa su oficio
sin que la niebla de su sopor se advierta.
 
¿Se sabe por qué, hay una mayoría que atraviesa esta
/calle
esta calle y tantas calles
en esta tarde calurosa
sólo siguiendo sus zapatos
que improvisan pasos caprichosos
por su cuenta?
¿Nunca son ahora en la calle numerosa?
¿Está fuera de sus cuerpos?
Llevan sus ojos fijos en sus pantallas
en la arbitrariedad de sus fantásticos guiones
con los millones de impresiones y diálogos
y cálculos y planes instantáneos
y viajes misteriosos
hacia países y siglos inexistentes
y ráfagas de miedo
de vergüenza y orgullo
y las iluminaciones repentinas
y los desasosiegos
y las miradas de horas perdidas y olvidadas
y el golpe exacto en el mentón del adversario
y los minúsculos tentáculos
del veneno semanal
con los ojos esterilizados
por el fermento de los pequeños odios inútiles
y la veloz respuesta precisa
y el agua contaminada de los remordimientos
y los naufragios imperceptibles
y las excusas y los malentendidos
arrojados al viento.
 
¿Serán menos que nada en este instante?
¿frías que error?
 
¿Se sabe por qué ninguno se agacha para recoger las
migajas de esta tarde
esta tarde de verano como otras
que transcurre majestuosamente?
 
No.
No se sabe.
No se sabe por qué.
 
Gianni Siccardi

 

27 de abril de 2021

Tarde de verano VII, Gianni Siccardi

 

                Tarde de verano
 
 

VII
 

La mujer que cruza la calle
sin participar del mundo
ya que se trata del mundo y de ella
no hace caso del calor
que revienta la calzada
y deja una fina espuma
en la pradera de la tarde
ni del sopor del viento
que apenas toca su cabello.
¿Los movimientos de su andar
serán parte del bálsamo
de la nada inmóvil
que la contiene sin tocarla?
 
Cualquiera podría darse cuenta
de que lleva a su hombre adentro
cuando anda.
Sus pies no sueñan
de modo que no es la calle
la que pasa.
Cuando camina es ella
sólo la calle y ella.
¿Y el mundo?
¿La multitud?
¿La colmena incesante? Nada.
 
La tarde de verano
sólo tiene los ojos fijos
en la mujer que atraviesa la calle.
La saluda respetuosamente
y se detiene para cederle el paso.
 
Quizás se encuentren
algún día las palabras
que la desnuden sin tocarla.
Quizás no.
 
No se sabe por qué.
 
Gianni Siccardi

26 de abril de 2021

Tarde de verano VI, Gianni Siccardi


 

Tarde de verano
 
 VI

 
No se sabe por qué
para algunos
unos pocos
tiembla el aire
tiemblan las hojas de los árboles
tiemblan las monedas de sol
en las veredas.
Ni por qué
alguien se detiene
y consulta su reloj
gira la cabeza
está a punto de entrar
al edificio de departamentos
enciende un cigarrillo
pero enseguida
se acerca al cordón de la vereda
y lo arroja con exactitud
en la delgada línea de agua de la calle
mira hacia el edificio
pasa la lengua por sus labios.
 
No se sabe tampoco por qué
la mano resignada y firme
que sostiene el maletín
es la misma
que ayer abrió vacilante
las puertas temblorosas de la noche.
 
Ni por qué
en la redonda tarde de verano
los gritos de los vendedores
el rugido de los automóviles
el imperioso anuncio de las ambulancias
no hacen caso
pero no apagan
el susurro humilde de los árboles.
 
No se sabe por qué.
 
 
Gianni Siccardi