17 de septiembre de 2020

División Cronológica (Evolución del Surrealismo), Aldo Pellegrini



División Cronológica
  (Evolución del Surrealismo)
 
Desde un punto de vista cronológico la evolución del surrealismo puede considerarse dividida en períodos, señalados por crisis internas. Las fuertes personalidades que conglomeró el surrealismo, desde un comienzo unidas por el signo común del disconformismo y por la consigna de Rimbaud de cambiar la vida, chocaron frecuentemente por los medios diversos que pretendieron usar para ese objetivo. Al margen de la experiencia de Breton que podríamos considerar ortodoxa,. unos (Naville, Gérard, Aragon, y más tarde Tzara y Eluard) fueron descargando su disconformismo en la revuelta de tipo político-social, otros (Artaud), ubicados en una posición de pesimismo integral, creyeron en la absoluta inutilidad de toda acción social, considerando que el problema debe quedar reducido al hombre en sí. Otros surrealistas adoptaron una posición más o menos literaria, renunciando a todo tipo de acción. El surrealismo con-tuvo siempre un fermento interior que tendía a desintegrarlo y que sólo la fuerte personalidad, el fervor increíble de Breton, pudieron mantener en actividad hasta el presente, haciendo que constituyera en todo momento un estímulo vital y esencialmente ético para el disconformismo que distintas generaciones jóvenes sintieron en Francia y en el extranjero. No todo fue calidad humana en la evolución del surrealismo: a medida que avanzaba su influencia, no pocos arribistas, mistificado res y mediocres de todo género, encontraron en el prestigio del surrealismo un trampolín fácil para ambiciones personales de figuración en el medio artístico; pero este desecho humano acompaña siempre a los movimientos que tienen fuerza.
 
 
Históricamente, puede ubicarse el comienzo del surrealismo en el manifiesto Lachez tout >*Puede leerse en el libro de Breton: Les pas perdus, pág. 129 (NRF, París, 1924). < (Dejad todo) publicado por Breton en el número 2 de la segunda serie de la revista "Litrérature". Ese manifiesto señala la ruptura con el dadaísmo y la iniciación del nuevo movimiento. La época comprendida desde entonces hasta 1924, fecha de fundación de "La Révolution Surréaliste" y de la aparición del "Primer Manifiesto Surrealista" de Breton, puede considerarse un período preliminar de experiencias y de agrupamiento de las fuerzas. Se desarrollan las expresiones automáticas, que se habían iniciado en 1920 con el primer libro con textos automáticos de Breron y Soupault: "Los campos magnéticos", y se realizan las experiencias de creación verbal en trance hipnótico o mediúmnico iniciadas por Crevel y especialmente desarrolladas por Desnos, y que relata Breton en su artículo: "Entrada de los mediums".
El primer período propiamente dicho comienza en 1924 con el primer número de la "Révolution surréaliste", y puede considerarse terminado con la aparición del número 12 y último, que contiene el "Segundo manifiesto" de Breton.
Se caracteriza, por un lado, por una intensa fase experimental, señalada por los textos automáticos, los relatos de sueños (aparece una verdadera "ola de sueños" como expresa el artículo de Aragon. (Une 'llague de rever (aparecido en la revista "Cornrnerce", 1924), las experiencias de descargas verbales bajo sueño hipnótico o en trance mediúmnico, los juegos surrealistas con vistas a la exploración del azar (los "cadáveres exquisitos"). Por otro lado se realiza una violenta acción basada en la polémica agresiva y en el escándalo, que prolonga, pero con sentido y objetivos bien definidos, las manifestaciones del dadaísmo. El libelo "Un cadáver" con motivo de la muerte de Anatole France, el escándalo en el banquete a Saint-Pol Roux, la carta abierta a Claudel, y otras numerosas manifestaciones, dan relieve a este período. A su vez comienza a desarrollarse la necesidad de una acción política revolucionaria, que provoca en 1926 la expulsión de dos personajes importantes: Artaud y Soupault, y que tendría su expresión concreta en el folleto "En pleno día" publicado en 1927.
La explosión, la violenta agresividad contra los falsos mitos tradicionales (sociales, religiosos o culturales), contra las llama-das buenas costumbres, caracterizó la primera época del surrealismo, y le granjeó numerosos enemigos.
En este período se van delineando las distintas  personalidades dominantes y sus tendencias. Se caracterizó además por una intensísima actividad de publicaciones: folletos, manifiestos, etc., y los libros fundamentales de Aragon, Breton, Crevel, Eluard, Desnos, Péret, Artaud. Se destaca por la alta calidad de los colaboradores de "La Révolution surréaliste". Este período constituye la verdadera época de oro de! surrealismo.
Dos acontecimientos marcan el segundo período: por un lado la orientación de la revuelta hacia el plano social con el ensayo de una acción política del surrealismo, y por el otro, el consejo de Breton de ocultamiento (mejor quizás, apartamiento) de la actividad específicamente surrealista. La orientación política está señalada por la aparición de la revista "Le Surréalisme au service de la Révolution'', y el ocultamiento de la actividad surrealista, por la idea cada vez más definida de convertirlo en una verdadera "sociedad secreta", cosa que propone Breton en el "Segundo manifiesto" donde además dice que "la aprobación del público debe rehuirse por encima de todo". Se incorporan nuevos militantes de gran importancia: Tristán Tzara, René Char, Salvador Dalí, que compensan en parte a los excluidos. En este período se produce la crisis de ruptura con la acción política, especialmente señalada por la separación de Aragon en 1931, Y la incorporación del surrealismo a una actividad estética indudable reflejada en la revista "Minotaure".
El tercer período se inicia durante la guerra, fuera de Francia, y está señalado especialmente por los "Prolegómenos a un tercer manifiesto o no" y "Arcano 17" de Breton, y por la orientación del surrealismo hacia una actividad de tipo iniciático vinculada desde el punto de vista social a un retorno al socialismo Fourieriano y al esoterismo.
Aparecen algunos nombres fundamentales: Aimé Césaire, Duprey, etc., y se caracteriza por la incorporación del surrealismo como técnica (automatismo, azar, onirismo) a gran parte de la obra de los artistas de vanguardia, tanto en el terreno de la plástica como en el de la poesía (lo que Breton define con la frase: "el surrealismo está en el aire"). Se fundan por entonces diversos grupos y revistas independientes inspirados en el surrealismo: en Francia "La l\Iain a plume", "La révolution la nuit"; en Bélgica, "Les deux soeurs", "Temps mélés", "Phantomas",
"Levres nues", "Cobra", y nuevamente en Francia, "Rixes" y después "Phases".
Pero lo más importante es el juego de diferentes tendencias que se producen en el interior mismo del movimiento y su re-percusión en los creadores independientes fuera del movimiento.
A lo que podría denominarse corriente ortodoxa, señalada por Breton y Péret, en la que el surrealismo tiende a la liberación del hombre tanto en el plano individual como en el social, se opone netamente Artaud, que, con su posición de pesimismo, cree en la absoluta inutilidad de toda acción social.
 
 
Aldo Pellegrini

 


 

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