En el museo británico
Paso la página y leo:
“Sueño con silenciosos versos cuya rima
se desliza sin ruido, como un remo.”
El aire pesado y rancio, las mesas negras,
las cabezas inclinadas y los ruidos susurrantes
en la gran cúpula
se desvanecen.
Y
el sol cuelga en el cielo azul cobalto,
la barca flota a la deriva por los bajos del lago,
los peces, como sombras ocres, rozan las ondulantes
algas,
las adelfas dejan caer sobre el césped sus pétalos
rosados,
y las golondrinas vuelan en picado, silban y revolotean
entre las almenas agrietadas del castillo de Can Grande
Richard Aldington
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